El interés por los ETFs globales continuó siendo elevado en agosto, con un aumento de las inversiones de 50.000 millones de euros. Lo más significativo del verano fue que el apetito por la renta variable siguió fortaleciéndose entre los inversores, los flujos hacia esta clase de activos casi igualan a los de la renta fija.
En agosto, se registraron aumentos para la renta variable y la renta fija de 22.700 millones de euros y 22.900 millones de euros, respectivamente, según los datos de Amundi. Las materias primas registraron entradas globales de 3.600 millones de euros con el interés de los inversores en los ETFs de oro empezando a disminuir. A finales de julio se habían asignado 12.000 millones de euros a este producto.
En Europa, en renta fija, agosto fue el primer mes desde marzo en el que las entradas de flujos a ETFs registrados en Europa superaron las inversiones en instrumentos de deuda, con esta clase de activo registrando entradas de 3.900 millones de euros. “Las asignaciones a esta clase de activo también reflejaron que los inversores asumieron aumentos cautelosos de riesgo, con flujos que volvían a la deuda pública de los mercados emergentes”, señalan desde Amundi.
La gestora destaca que las estrategias de bonos soberanos chinos atrajeron 916 millones de euros, mientras que la deuda pública estadounidense a medio plazo registró salidas de 439 millones de euros. La asignación total a deuda pública fue de 2.200 millones de euros. Además advierte de que aunque los inversores no están todavía preparados para asignar cantidades significativas a deuda corporativa de mercados emergentes, están dando los primeros pasos para volver a asignar capital a la región que recibió el primer golpe del COVID-19, mediante la asignación a bonos soberanos de los mercados emergentes. Por el contrario, “el interés por la deuda corporativa de los países desarrollados está comenzando a disminuir como consecuencia de la normalización de los diferenciales de crédito y la reducción de los rendimientos de esta clase de activo”explican desde Amundi. Los flujos de entrada en esta clase de activo fueron de 930 millones de euros, casi en línea con la asignación a los bonos soberanos chinos.
Respecto a la renta variable, el aumento de la demanda de activos de mayor riesgo supuso que las asignaciones a los ETFs de renta variable registrados en Europa superaran a las de renta fija con unos flujos de entrada de 4.100 millones de euros. Este mes los inversores volvieron a la renta variable global, lo que dio lugar al primer aumento de ETFs de los principales índices desde la ralentización del mercado en marzo. Los inversores asignaron 2.500 millones de euros a esta clase de activo.
Desde Amundi apuntan que el renovado apetito por el riesgo, también se reflejó en cierta medida en los flujos sectoriales, con salidas del sector defensivo del cuidado de la salud y entradas en el sector cíclico de las materias primas. Sin embargo, el sector inmobiliario registró entradas mientras que los servicios financieros perdieron activos durante el mes, por lo que la historia se tendría que analizar más bien sector por sector.
“Casi todas las demás estrategias de renta variable se beneficiaron de la tendencia al riesgo, con la excepción del smart beta, que registró salidas de 626 millones de euros. Aunque el interés general en este sector disminuyó, los inversores asignaron 143 millones de euros a estrategias momentum, lo que pone de relieve el interés por las estrategias de mayor riesgo”, apuntan.
En último lugar, los ETFs de commodities, los datos de Amundi señalan que los ETFs de oro “perdieron brillo”, después de muchos meses de excepcionales entradas y un buen comportamiento de los precios. Este movimiento de alejamiento de los activos refugio y regreso a activos de mayor riesgo provocó salidas de 800 millones de euros de las estrategias de oro cotizadas en bolsa. “Esto también reflejó que los inversores recogieron beneficios con los precios que alcanzaron su punto máximo a principios de agosto”, concluye la gestora.