La eficiencia fiscal que ofrecen los fondos cotizados (ETF) los ha convertido en la estructura preferida de los asesores. Dado el aumento de la riqueza de los inversores minoristas de Estados Unidos, se espera que los asesores sigan centrándose más en las soluciones de minimización de impuestos, y la transferencia de activos de cuentas gestionadas por separado (SMA) a la estructura ETF puede ser uno de los componentes, de acuerdo al estudio The Cerulli Edge-The Americas Asset and Wealth Management Edition.
En 2017, el 29% de las prácticas centradas en grandes patrimonios (HNW) -aquellas que atienden a hogares con 5 millones de dólares o más en activos invertibles- ofrecían orientación sobre planificación fiscal. Esa proporción había aumentado al 45% en 2023.
En una encuesta de Cerulli de 2024, los directivos de los despachos de HNW situaron a la minimización de impuestos en primer lugar, junto con la preservación del patrimonio, como los objetivos que percibían como los más importantes para sus clientes: el 73% los calificó como muy importantes.
Más allá de la eficiencia fiscal, la eficiencia operativa -incluido el coste- es un componente crítico de las conversiones de SMA a ETF. “El uso de la estructura de ETF puede permitir una compra más ágil de valores y evita la necesidad de distribuirlos entre las cuentas, un reto que crece junto con el número de cuentas, la complejidad de la estrategia y la disminución de los mínimos para acceder a los SMA”, afirma Daniil Shapiro, director de la consultora internacional con base en Boston Cerulli.
“Incluso si estos ETF están destinados únicamente a los clientes de la empresa, la estructura de ETF resuelve un importante reto operativo. Se ha sugerido que los ETF pueden ayudar a un asesor a generar cientos de miles en ahorro de costes”, añade.
El mercado al que pueden dirigirse los SMA y otros valores gestionados por asesores para convertirlos en ETF sigue siendo difícil de definir en esta fase inicial. El estudio de Cerulli estima que la cifra total del sector de SMA asciende a 2,7 billones de dólares, de los cuales más de la mitad (1,6 billones) corresponden a wirehouses, y otros 484.000 millones al canal de asesores de inversión registrados (RIA).
Sin embargo, según el estudio, el 45% de los asesores declaran utilizar cuentas separadas, frente al 90% que utiliza la estructura ETF.
La asignación media de SMA para un asesor es del 7,7%, aunque se reduce rápidamente para las prácticas de mercado básico bajo. Los asesores con 500 millones de dólares y más en activos de práctica informan una asignación considerable del 12%, que planean aumentar al 15% hasta 2026.
“Es posible que, aunque las discusiones iniciales sobre la conversión se centren en los beneficios para los RIA, exista un grupo más amplio en el canal wirehouse”, señala Shapiro.
Cerulli afirma que los principales retos para estas conversiones serán el precio y la escala. Con unos costes de lanzamiento de ETF y unos costes operativos anuales de cientos de miles de dólares cada uno, las empresas de gestión de patrimonios tendrán que aportar activos significativos para cada conversión a un ETF para que resulte atractivo”, afirma el director de Cerulli
La firma de consultoría cree que existe una oportunidad significativa para que los proveedores de marca blanca y los emisores de ETF ofrezcan apoyo a los RIA y a otros clientes del segmento de gestión de patrimonios interesados en lanzar su propio producto ETF o en convertir activos de SMA en nuevos productos ETF.