El panorama de la inversión en España, al igual que en el resto de Europa, ha estado tradicionalmente dominado por los fondos de inversión, un producto cuya popularidad se ha basado en gran medida en sus incentivos fiscales. Sin embargo, la plataforma europea de inversión Scalable Capital considera que esta creencia generalizada tiene sus matices, sobre todo en estrategias basadas en inversiones a largo plazo, y que el análisis de rentabilidad debe contemplar variables como el coste de las inversiones, la suma de las inversiones y el horizonte temporal. “Lo cierto es que las dinámicas han empezado a cambiar de forma lenta pero firme a medida que los inversores van siendo conscientes de las ventajas de coste de los fondos cotizados, o ETFs, por sus siglas en inglés”, afirma Adrián Amorín, country manager para España de la compañía.
Debido a la gestión activa y a una red de distribución normalmente más cara (por ejemplo, a través de los bancos), los fondos de inversión tienen ratios de gastos más elevados que los ETFs, lo que puede mermar su rentabilidad global. Además, el momento de la compra de la participación del fondo suele tener vinculadas comisiones iniciales. La ventaja fiscal se materializa en el momento de la venta, cuando el inversor puede diferir el impuesto sobre las plusvalías al cambiar de un fondo a otro, lo que facilita diseñar estrategias de inversión flexibles. No obstante, no tiene por qué ser necesario comprar y vender fondos o ETFs de forma habitual: comprar y mantener en el tiempo puede ser también una buena estrategia para aumentar nuestro patrimonio.
Por su parte, los ETFs combinan sus bajos costes con la posibilidad de operar en plataformas digitales rentables, lo que les permite compensar los incentivos fiscales de los fondos en una fase bastante temprana de la inversión. “Entre un fondo tradicional con su incentivo fiscal pero con unos costes iniciales y corrientes más elevados, o un ETF sin incentivo fiscal pero con costes más bajos, si la inversión se mantiene durante un periodo prolongado, los menores costes del ETF compensarán la ventaja fiscal inicial del fondo tradicional y a largo plazo podría acabar siendo la opción más eficiente y rentable”, sostiene Adrián Amorín.
Ejemplos con datos reales
Scalable Capital ha realizado esta estimación: si gastamos un euro en vender y un euro en volver a comprar un ETF con unos costes inherentes del 0,2% cada año y pagamos un 20% de impuestos sobre las plusvalías, con una inversión de 10.000 euros al cabo de 20 años y con una tasa media de rentabilidad del 7% (deducida de los datos históricos de crecimiento del mercado de valores), tendríamos 28.764 euros. Y si ese mismo capital lo hubiéramos invertido en un fondo tradicional con unos costes inherentes del 1,5%, en el mismo tiempo de inversión y con la misma tasa de crecimiento tendríamos 24.882 euros. Es decir, casi 4.000 euros menos. Queda claro que, con la misma flexibilidad y sin la ventaja fiscal, los ETFs siguen siendo más económicos que los fondos, defienden en la entidad.
Veamos ahora un ejemplo del impacto del coste de la inversión a largo plazo: si invertimos 150 euros al mes durante esos mismos 20 años, suponiendo la tasa media de rentabilidad anual del 7%, con unos costes anuales del 0,2% para un ETF frente al 1,5% para un fondo de inversión, con este fondo obtendremos 65.643 euros, y con el ETF serán 76.700 euros, lo que supone casi un 17% más de rentabilidad.
Ventajas de los ETFs
Los ETFs se gestionan de forma pasiva, a menudo siguiendo un índice o sector, y esto se traduce en ratios de gastos hasta diez veces inferiores a los de los fondos de inversión. Proporcionan flexibilidad, ya que se negocian como acciones, de manera que pueden comprarse y venderse a lo largo del día a precio de mercado. Y no suelen tener requisitos mínimos de inversión, lo que les hace accesibles a un abanico más amplio de inversores.
Por su parte, los fondos son gestionados activamente por gestores profesionales que toman todas las decisiones de inversión, como qué valores comprar o vender. Pero según un análisis de S&P (SPIVA), el 90% de los fondos activos de renta variable no consiguen batir al mercado al cabo de cinco años, y la situación no hace sino empeorar al cabo de diez.
En definitiva, dicen los expertos, en inversión no siempre las creencias generalizadas son ciertas, y aunque todavía los fondos tradicionales tienen mayor cuota de mercado que los ETFs, estos van ganando terreno cada día. Un reciente estudio de Scalable Capital revela que los usuarios españoles de su plataforma invierten más de la mitad de sus activos (57%) en ETFs. La compañía recomienda, antes de tomar una decisión de inversión, ir más allá de las presunciones iniciales y realizar un análisis exhaustivo de las oportunidades y del mercado.