Cees Bezuijen es responsable adjunto (Deputy Head) para España, Benelux y Países Nórdicos de Vanguard, una de las mayores gestoras del mundo con más de 6 billones de activos bajo gestión. En esta entrevista realizada por MyInvestor, detalla las características que hacen única su firma, desvela su intención de seguir bajando comisiones y argumenta cómo gestión activa y pasiva pueden convivir.
¿La inversión pasiva es el futuro o una moda? ¿Hay espacio para que gestión activa y pasiva convivan?
Hay un lugar para la gestión activa y pasiva. De hecho, la historia de Vanguard está profundamente arraigada en la gestión activa. Actualmente, gestiona alrededor de 1,5 billones de dólares de patrimonio en gestión activa. En nuestra mente no es el argumento activo versus pasivo, sino entre bajo y alto coste. Si un inversor compra un fondo de bajo coste, significa que puede estar seguro de que los intereses no disminuirán demasiado los rendimientos. En última instancia, cada euro que tiene que gastar en intereses de productos, es un euro que pierde más tarde. Por eso ofrecemos nuestros fondos en toda Europa a un precio medio del 0,18%. A nivel mundial, incluso, más reducido, del 0,11%, con tendencia descendente continua.
Nuestra percepción no es la de enfrentar los argumento de gestión activa frente a pasiva, sino entre bajo y alto coste. Si un inversor compra un fondo de bajo coste, significa que puede estar seguro de que las comisiones no recortarán demasiado su rentabilidad. En última instancia, cada euro que gasta en comisiones de productos es un euro que pierde más tarde. Por eso ofrecemos nuestros fondos en toda Europa a un precio medio del 0,18%. A nivel mundial, incluso, más reducido, del 0,11%, con tendencia descendente continua.
En Europa, Vanguard se percibe como una firma de gestión pasiva pero, ¿qué hay más allá?
Es justo decir que fuera de EE.UU. somos conocidos por nuestros productos de gestión pasiva. Estamos convencidos de que un portfolio ideal consiste en un núcleo de fondos de índice bien diversificado y orientado a largo plazo, mientras que los fondos de gestión activa sirven como complemento satélite.
En general, creemos en la inversión, tanto en la activa como en la pasiva, siempre y cuando esta última sea de bajo coste. Por un lado, los fondos activos proporcionan una opción adicional a los inversores y el potencial de superar el rendimiento del mercado. En el otro extremo, los fondos indexados ofrecen un rendimiento acorde con el mercado que es relativamente predecible con respecto a sus puntos de referencia. Por ello, tanto con los ETFs como con los fondos activos, buscamos ofrecer los mejores productos a los inversores para satisfacer sus necesidades al menor coste razonable.
¿Cuál es el tamaño de Vanguard a nivel mundial y europeo?
Vanguard gestiona, a nivel mundial, alrededor de 6,2 billones de dólares en nombre de sus más de 30 millones de inversores. Lo hacemos gracias a nuestros más de 17.600 empleados, o como nosotros nos denominamos, miembros de la tripulación, de 19 oficinas globales. Naturalmente, el negocio de EE.UU. es el más grande y el más establecido. También es en EE.UU., donde Vanguard se embarca en nuevas ideas y productos como una entrada en el capital riesgo. Éstas son ofertas que a su vez están limitadas a este país.
Por su parte, el negocio europeo de Vanguard ha crecido hasta alcanzar más de 200.000 millones de dólares en activos bajo gestión. Este crecimiento está siendo desempeñado actualmente desde nuestras oficinas en Londres, Fráncfort, París, Ámsterdam, Dublín y Zúrich.
¿Cuáles son los planes de negocio de Vanguard en Europa?
En última instancia, nuestros planes de hoy no difieren de los planes que nuestro fundador Jack Bogle tenía hace 45 años. En toda Europa, nuestro objetivo es llevar a los inversores europeos los beneficios derivados de nuestro pensamiento y nuestra ideología: transparencia, perspectiva a largo plazo, bajos costes, y colocar los intereses de los inversores en el centro de todo lo que hacemos. Por eso, no verán a Vanguard lanzar un nuevo producto tras otro.
De hecho, mantenemos una gama de productos reducida deliberadamente: creemos que los productos básicos de construcción son los que los inversores necesitan más, no los productos de nicho o de tendencia.
Cuando lanzamos nuevos productos en toda Europa, lo hacemos teniendo en mente el interés y necesidades de nuestros inversores, no porque tengamos la sensación de necesitar un nuevo producto. Por lo tanto, aunque no haya constantes lanzamientos de productos, estamos seguros de que nuestra oferta está siempre bien adaptada para servir a nuestros inversores.
¿Hay planes de seguir bajando las comisiones?
Seguimos bajando nuestras comisiones y continuamos con el ‘efecto Vanguard’, lo que significa que, al bajar nuestras comisiones en el mercado, nuestros competidores generalmente nos siguen. En este sentido, la última bajada de comisiones en Europa fue a finales de octubre del año pasado. Queremos erosionar esa idea errónea de que cuanto más se paga por una inversión, mejor funciona. En realidad, los costes realmente impactan en los retornos del inversor. Cada euro pagado en comisiones es un euro que impacta en el retorno de los inversores. Ya que los inversores no pueden controlar los mercados, deben poder controlar las comisiones que pagan.
Por otra parte, respondiendo a su pregunta con relación a nuestros planes: hay que trabajar más para asegurar que los inversores europeos entienden el impacto que tienen las comisiones en los retornos de la inversión.
No obstante, vamos por el buen camino: hace unos 10 años los ETFs habrían costado alrededor de 40 puntos básicos; de media el inversor paga ahora 18 puntos básicos. En Vanguard, hemos logrado reducir este coste medio de unos 60 puntos básicos en 1982 a alrededor de 11 puntos básicos en la actualidad.
Además, es muy alentador ver el interés en nuestra compañía, no sólo en los EE.UU., sino a nivel mundial. Incluso hay un club de fans, celebrando a nuestro fundador John Bogle. Los Bogleheads, como la comunidad de fans se llama a sí misma. Este club se fundó en los EE.UU. y ahora tiene ramificaciones en todo el mundo, también en España.
¿Qué diferencia a Vanguard de sus homólogos en el mercado?
La principal diferencia de Vanguard y por la que nuestro fundador John C. Bogle luchó ferozmente es nuestra constitución como mutualidad. Lo que significa que, a diferencia de las compañías de inversión tradicionales que pertenecen a inversores externos y cobran comisiones por gestionar y operar los fondos, que a su vez pertenecen a sus accionistas, Vanguard ostenta la propiedad mutualista de sus fondos, que a su vez son propiedad de sus accionistas. Esta condición implica que no hay propietarios externos, por lo que no existe el conflicto de intereses.
Bajo esta estructura de propiedad del cliente de Vanguard, la empresa no está obligada a devolver beneficios a los accionistas externos, lo que, además, le permite cobrar comisiones más bajas. Estos bajos costes ayudan a nuestros clientes a mantener una mayor proporción de sus rendimientos, lo que a su vez les abre la posibilidad de ganar más dinero a lo largo del tiempo.
Por otra parte, siendo cliente y propietario al mismo tiempo, mantienen los intereses alineados y se evita el conflicto de interés. Por ejemplo, los inversores europeos pueden beneficiarse del resultado: estabilidad, transparencia, perspectiva a largo plazo, gestión rigurosa del riesgo, bajos costes y un compromiso fundamental con sus mejores intereses.
El “efecto Vanguard” se basa en escalar su negocio y, en última instancia, en su tamaño. ¿Es posible que se esté haciendo demasiado grande y sea un riesgo para la salud del sector financiero?
No. Si miras el porcentaje de activos invertidos en ETFs a nivel mundial es de alrededor del 5%, un solo dígito. Por tanto, todavía hay mucho recorrido para que la industria y sus actores crezcan más. Dicho esto, es importante que los administradores de activos conozcan sus responsabilidades y actúen en consecuencia. En Vanguard, tenemos reglas estrictas sobre la administración de las inversiones como fiduciarios de los activos de nuestros inversores.
Un ejemplo: como inversor pasivo, no podemos decidir cuándo comprar o vender participaciones. Mientras una compañía se mantenga en un índice tenemos que mantenerla. Pero como fideicomisos de los activos de nuestros inversores, estamos en contacto constante con las empresas en las que invertimos, y nos mantenemos en contacto con ellas en base a nuestras creencias de administración de inversiones.
Vemos la administración de la inversión como una extensión natural de estos valores y del propósito principal de Vanguard:
- Junta de la compañía: el interés primordial de Vanguard es asegurar que los individuos que representan los intereses de todos los accionistas sean independientes, capaces y con la experiencia adecuada. También creemos que la diversidad de pensamiento, antecedentes y experiencia, así como de características personales, contribuye de manera significativa a la capacidad de la junta para servir como administradores eficaces y comprometidos con los intereses de los accionistas.
- Estructura: creemos en la importancia de las estructuras de gobierno que facultan a los accionistas y aseguran la responsabilidad de la junta directiva y la administración. Creemos que los accionistas deben poder hacer responsables a los directores según sea necesario a través de ciertas disposiciones de gobernanza y estatutos. En los casos en que el consejo parece resistirse a la aportación de los accionistas, también apoyamos el derecho de éstos a convocar reuniones especiales y a incluir los nombres de los directores en la votación de la empresa.
- Remuneración: creemos que las políticas y prácticas de remuneración vinculadas al rendimiento son motores fundamentales del valor sostenible a largo plazo para los accionistas de una empresa. La divulgación efectiva de estas prácticas, su alineación con el desempeño de la empresa y sus resultados son cruciales para dar a los accionistas confianza en el vínculo entre los incentivos y las recompensas y la creación de valor a largo plazo.
- Riesgo y estrategia: creemos que las juntas deben adoptar un enfoque minucioso, integrado y reflexivo para identificar, comprender, cuantificar, supervisar y, cuando proceda, revelar los riesgos que puedan afectar al valor para los accionistas a largo plazo. Es importante que los consejos de administración comuniquen a los accionistas su enfoque de la supervisión de los riesgos en el curso normal de sus actividades.