“La disrupciónes lo que nos mueve como sociedad. A menudo liderado por la tecnología, la disrupción es lo que nos ayuda a evolucionar como individuos e inversores, pero ninguna idea ha sido más perjudicial para el mundo de la inversión que la introducción de los ETF”.
Esta es una de las ideas que despliegan Eduardo y Mauricio Gruener, los hermanos y socios fundadores del multifamily office GFG Capital, con sede en Miami, en una de sus últimas reflexiones sobre la evolución de los mercados.
Para ambos, el crecimiento explosivo dentro del espacio de los ETFs ha alterado la forma en que los inversores en los mercados globales se acercan al proceso de construcción de la cartera. Desde el lanzamiento del primer ETF en 1993, esta industria ha madurado pasando a ofrecer más de 2.000 productos y US$3 billones (US$3 trillion) en activos.
Y como era de esperar este crecimiento hiperbólico ha provocado un debate en el que muchos inversores se sienten obligados a elegir un lado. ¿Qué solución es la mejor?
¿Activo o pasivo?
“En primer lugar, desde el GFG Capital no nos suscribimos a la ‘guerra civil’, como la llamamos, dentro de la industria de la inversión cuando se trata de vehículos de inversión activos vs pasivos. Creemos que hay un momento y lugar para cada uno y que ambos son necesario dentro de una cartera de inversiones bien construida para casi todos los objetivos de inversión”, explican.
No se trata pues, afirman Eduardo y Mauricio Gruener, de una decisión binaria, sino de una combinación consciente de estrategias activas y pasivas en diferentes mercados y clases de activos destinadas a beneficiarse de las diferentes tendencias y características de un ciclo dado”. Su enfoque es que este gran debate entre gestión activa o pasiva puede reducirse a los parámetros de costo y riesgo.
“Al centrarse en los inversores minoristas más jóvenes en particular, una ventaja del uso de fondos indexados y ETF podría ser la facilidad de implementación y los menores costos. Para estos inversores que pueden ser nuevos en el mundo de la inversión –independientemente de su edad– la amplia variedad de exposiciones es atractiva en el sentido de que una cartera consciente y la asignación de activos a través de estos vehículos puede preparar a alguien para una inversión a largo plazo”, estiman.
Protección a la baja de la gestión activa
Cuando se trata de otras diferencias entre los fondos indexados y las estrategias gestionadas activamente, como los fondos, existen beneficios obvios para cada uno. “Con el fondo indexado, para bien o para mal, los movimientos van a ser bastante próximos a los del mercado en días buenos y malos. Pero a costos tan bajos, no está pagando por las ideas de los profesionales de la inversión en el otro lado del ticker: comprar o no, mantener ciertos valores dentro de la estrategia…”, explican.
La posible protección a la baja de los fondos activamente gestionados, es de lejos el mayor beneficio, añaden los fundadores de GFG Capital. “Y a largo plazo, la protección a la baja es clave para la generación alfa. Esto es lo que está pagando cuando selecciona una estrategia administrada activamente: el equipo de profesionales que analiza valores individuales para determinar el valor intrínseco y aprovechar las oportunidades que se presentan en el mercado. Aquí es donde el uso de ambos tipos de estrategias puede ser atractivo para una cartera con un horizonte temporal amplio”, escriben.
“En las clases de activos donde la ventaja de la información puede no ser tan evidente hoy en día, tal vez tenga más sentido utilizar un ETF para una amplia exposición beta. Pero como inversor, puede evaluar en qué momento del cliclo se encuentra un mercado, junto con cualquier tipo de preocupación externa potencial (como por ejemplo, Estados Unidos o las valoraciones) y esto puede dictar el uso de una estrategia gestionada activamente para contar con el potencial de protección a la baja”, concluyen.