Según el Observatorio del Ahorro Familiar (OAF), promovido por Fundación Mutualidad Abogacía y Fundación IE, sólo la mitad de los adultos jóvenes (nativos digitales y millennials) tiene conocimientos financieros adecuados sobre los conceptos de naturaleza económico-financiera, frente a casi el 60% de los adultos mayores de 40 años, siendo esta falta de conocimiento más acentuada en las mujeres pertenecientes a la generación Z. Sin embargo, como aspecto positivo, los hábitos financieros, tanto de planificación como de ahorro, están más extendidos entre los nativos digitales y los millennials que en el resto de la población.
Estas son algunas de las conclusiones que se extraen del quinto estudio del Observatorio del Ahorro Familiar, “Las finanzas de los “nativos digitales” y millennials españoles”, presentado en un evento que ha tenido lugar en el edificio de la IE Paper Pavilion de Madrid.
Esta investigación tiene como objetivo obtener una visión de conjunto del nivel de capacitación financiera de la población adulta joven en España (nativos digitales y millennials), analizando su conocimiento y comprensión del entorno y conceptos financieros, sus hábitos y comportamientos financieros, y su actitud, motivación y confianza financiera que poseen. Para ello, han profundizado en el análisis del comportamiento financiero de dos segmentos: los nativos digitales (de 20 a 29 años) y los millennials (de 30 a 39), a través del estudio de sus hábitos financieros, los conocimientos financieros que poseen, su gestión del ahorro, y la percepción que tienen sobre su propio bienestar financiero, en comparación con el resto de la muestra (de 40 a 74 años).
Blanca Narváez, directora general de Fundación Mutualidad Abogacía, subraya: “Este informe ha sido el resultado de un análisis exhaustivo y un esfuerzo colectivo que nos ha permitido arrojar luz a llamativas conclusiones acerca del comportamiento y bienestar financiero de los adultos jóvenes en España. Está claro que todavía queda mucho camino por recorrer en materia de educación financiera en España, pero, desde luego, desde la Fundación Mutualidad Abogacía, continuaremos trabajando con el objetivo de promover la educación financiera y construir un futuro económico sólido y equitativo para las generaciones venideras».
“Hay una barrera clara que es la falta de comunicación y la creencia de que el dinero es algo malo, además de la falta de interés”, señala Silvia Albert, fundadora y CEO de la Agencia Comma. El estudio indaga también en el hábito de planificación financiera de la población joven, donde se demuestra que la costumbre de realizar una presupuestación financiera está más extendida tanto entre los nativos digitales como millennials, que en los adultos mayores de 40 años, en concreto, 41,3% de los nativos digitales y 38,3% de los millennials frente a solo el 28,7% de los mayores de 40 años. De la misma manera, el hábito de ahorrar está más generalizado también entre los adultos más jóvenes, especialmente entre los millennials, un 75% de los cuales dice ahorrar, frente al 70% de los nativos digitales, y menos del 60% de los mayores de 40 años.
En contraste, el hábito de la inversión está menos generalizado en los adultos jóvenes (nativos digitales y millennials), que además se decantan por activos de más riesgo (criptomonedas y acciones cotizadas) en vez de por los más diversificados (fondos de inversión y pensiones y seguros de ahorro). De hecho, el activo menos popular para los nativos digitales es el seguro de ahorro-vida, con solo el 9%, seguido de la renta fija y a más distancia de los fondos de pensiones (14% y 23% respectivamente). Por el lado contrario del ranking se sitúan las criptomonedas, en las que invierte el 50% de los nativos digitales, y las acciones que mantiene en cartera el 36%, seguidas en tercer lugar ya por los fondos de inversión, con un 32%. Señala Ana Fernández Sánchez de la Morera, socia fundadora AFS Finance Finanzas Conductuales que «invertir en cripto no es diversificar y para invertir hay que diversificar”.
Brecha de género
Asimismo, los datos que se extraen de este estudio constatan una brecha de género en conocimientos financieros que, aunque ha logrado estrecharse sustancialmente en la generación de los millennials, se ha ampliado de nuevo notablemente en la generación de los nativos digitales. Así, ellos, alcanzan una proporción superior de respuestas correctas para todos los conceptos financieros analizados. El concepto de inflación es el único que es mejor comprendido por las mujeres que por hombres (71% frente a 64,1% respectivamente).
Por otro lado, el estudio también analiza los factores psicosociales precursores del comportamiento de ahorro (confianza, motivación y actitud). Los resultados indican que la actitud de nativos digitales y millennials es positiva hacia el ahorro en la misma medida que para el resto de la población y su percepción sobre lo favorable del entorno social hacia la cultura del ahorro es algo superior a la del resto de la población, pero en cualquier caso muy baja. Así, el estudio señala que “estos resultados son un claro signo de la falta de cultura de ahorro que tenemos en nuestro país, algo que debería preocupar a las instituciones gubernamentales y financieras, y un área que requiere de esfuerzos importantes para transformar este elemento en un factor positivo que promueva el ahorro de los ciudadanos».
En cuanto a los motores y frenos del ahorro, las motivaciones principales para los nativos digitales y los millennials son los imprevistos (como para el resto de la población) y la compra de la vivienda para el 22,7% y el 20% de dichas generaciones (a diferencia de los adultos más mayores en los que es la pensión). En ambos grupos de jóvenes adultos, el ahorro como complemento de la pensión queda en un lugar muy rezagado, solo el 4,4% de los nativos digitales y 6,8% de los millennials lo selecciona como primer objetivo del ahorro, frente al 16,2% de los mayores de 40 años. Por otro lado, las barreras principales al ahorro que encuentran nativos digitales y millennials son la falta de ingresos y de incentivos fiscales, coincidentes con las que esgrime el resto de la población.
Sin embargo, en la población de millennials, y especialmente en la de nativos digitales, los gastos superfluos debidos a la impulsividad (9,5% y 11,6% respectivamente), junto con los gastos superfluos debidos a la presión del entorno social suponen una barrera al ahorro para un porcentaje de encuestados superior que en el resto de la población. “La falta de ingresos, la inflación, la impulsividad y el tema de la planificación es muy importante. Es importante que los jóvenes aprendan a gastar y que sean conscientes de ello. Hay que trabajar sobre esa consciencia de planificar», matiza Gloria Caballero, subdirectora de Educación Financiera CNMV.
En cuanto a los motores y frenos de la inversión, la principal motivación por la que ambas cohortes de adultos jóvenes, nativos digitales y millennials, invierten, es obtener rentabilidad por sus ahorros, seguido de tener fondos suficientes para comprar una vivienda en el futuro (para los nativos digitales) y seguido de complementar la pensión (para los millennials, entre quienes también es motivo prioritario de inversión el poder jubilarse antes de la edad legal).
Por el contrario, entre las barreras a la inversión esgrimidas por los adultos jóvenes, destaca la falta de conocimientos financieros, seguida en los nativos digitales por la falta de tiempo para hacer un buen análisis de las posibilidades de inversión, y en los millennials por la falta de confianza en los intermediarios financieros. Los adultos mayores de 40 años coinciden también en que la principal barrera a la inversión es la falta de conocimientos financieros.
Luis Miguel Ortiz, fundador de Inversión Racional, apunta: «La gente no llega a ahorrar, y los jóvenes menos aún. Debemos conectar el ahorro con la inversión. Hay que enseñar a la sociedad que para invertir hay que tener paciencia».
Laura Núñez, directora del Observatorio de Ahorro Familiar y profesora de finanzas de IE University, concluye: “Para la elaboración de este estudio, decidimos enfocarnos en estas dos generaciones, precisamente, porque son las que más tiempo tienen por delante para poder modificar sus hábitos financieros y aplicar las capacidades necesarias para alcanzar un bienestar financiero óptimo. Los adultos jóvenes son los que más formación tienen y, sin embargo, son los que menor conocimiento financiero global poseen. Esto es preocupante porque indica que vamos marcha atrás, por tanto, necesitamos seguir haciendo un esfuerzo colectivo y seguir fomentando la investigación y la divulgación para conseguir revertir esta situación».