Joe Biden se convirtió este miércoles en el presidente número 46 de Estados Unidos en una ceremonia con medidas extremas de seguridad luego de que el pasado 6 de enero un grupo de manifestantes atacaran al Capitolio alegando un supuesto fraude en las elecciones.
En este contexto, Biden prometió gobernar para solucionar las brechas ideológicas que han dejado heridas abiertas en el país. Por otro lado, el mismo día de su investidura firmó decretos con el fin de atacar el avance de casos positivos de coronavirus en el país.
Por otro lado, el nuevo presidente tendrá que articular su gobierno con un parlamento parcialmente dividido. Si bien el Partido Demócrata tiene mayoría en ambas cámaras, Biden deberá buscar un equilibrio a la hora de legislar para que los políticos más conservadores de su fuerza voten a favor de sus iniciativas, dice un análisis de Randeep Somel, Fund Manager del equipo de Equity de M&G.
“Su margen en ambas cámaras es muy pequeño y puede ser descarrilado por un solo demócrata conservador en el Senado. Por lo tanto, no debemos esperar cambios radicales en ninguna dirección. Cualquier nueva legislación será cuidadosamente pensada y equilibrada”, asegura el experto.
Por otra parte, Somel explicó que Biden entiende que la gestión del virus será muy importante para el éxito de su mandato y, por esa razón, ha anunciado que tiene como objetivo proporcionar 100 millones de vacunas en sus primeros 100 días.
Además, la segunda parte de la respuesta serán las continuas medidas económicas que el gobierno federal tome para apoyar la economía hasta que la pandemia haya pasado. La administración entrante ha propuesto un paquete económico adicional de 1.9 billones de dólares para ayudar al despliegue de vacunas, apoyo del gobierno local y un cheque de 1.400 dólares como apoyo personal a los individuos.
Para el técnico de M&G, “solo cuando se hayan tomado estas medidas inmediatas, el nuevo gobierno podrá buscar promulgar partes de su agenda más amplia, que incluyen la reducción de la desigualdad y la lucha contra el cambio climático”.
Por otro lado, Matthew Benkendorf, CIO de Quality Growth, Boutique de Vontobel Asset Management, aseguró que el cambio de administración en EE.UU. suele tener poco impacto en el mercado a largo plazo.
“El mercado anhela estabilidad y transparencia. Como un mecanismo de subasta eficiente que es, se basa en la visibilidad de los precios de las acciones y la actividad económica. Por lo general, al mercado -y a la gente- no le gustan los movimientos, pero esta vez, al hallarnos en el umbral de un tremendo cambio, lo que estamos viendo es en realidad un posible retorno a la estabilidad, la normalidad y la transparencia reales”, dijo Benkendorf.
Según el experto, los modelos de políticas que se pueden esperar no son radicalmente diferentes de los vistos históricamente. Sin embargo, es probable que el crecimiento de los beneficios de las empresas, el factor que ayuda a impulsar la rentabilidad de la renta variable, se vea reforzado a corto plazo si se aprueba un nuevo estímulo fiscal.
En este sentido, existe una importante dicotomía en Estados Unidos; parece que muchas grandes empresas que cotizan en bolsa están funcionando bien y, en cierto modo, muy bien, mientras que las pequeñas y medianas que generan el grueso del empleo del país, han de luchar día a día.
Otra visión es cómo la nueva situación política de EE.UU. generó expectativa en los inversores, analizó el equipo de Portcolom AV. “Una transición de poderes que se ha visto envuelta en una realidad que poco o nada tienen que ver con lo que se espera de la primera potencia mundial y que cuenta con un sistema democrático tan arraigado. No hay duda que la agenda política se ha convertido en el gran protagonista de las últimas semanas, desplazando de la escena de los mercados financieros al papel desarrollado por el nuevo repunte de los contagios de Covid 19 en el hemisferio norte”, dice el comunicado divulgado por la compañía.
La Administración Trump en sus últimos días dejó su huella con nuevos obstáculos en la relación con China, aumentando las prohibiciones para la relación comercial con determinadas empresas. Mientras tanto, el principal competidor de EE.UU. por la hegemonía mundial hace alarde de su recuperación tanto sanitaria como económica.
“Aunque las cifras procedentes de China siempre hay que tomarlas con precaución, lo cierto es que su economía se ha convertido en la única economía de referencia con tasas positivas de crecimiento en 2020, y según las cifras oficiales con unas tasas de crecimiento en el cuarto trimestre del 2020 superiores a las que registraba su economía antes del estallido de la crisis del Covid 19”, comenta Portcolom.