Cada vez son más los asesores financieros que implementan soluciones tecnológicas para hacer más eficiente su trabajo y su relación con los inversores. Sin embargo, según la última investigación realizada por Cerulli Associates, la tecnología aún tiene mucho recorrido entre estos profesionales.
El informe U.S. Advisor Metrics 2019: Ushering in a Digital Transformation, que se basa en 44.055 prácticas de asesoramiento que representan 8 billones de dólares (trillion en inglés) de activos (el 40% de los activos gestionados por asesores), señala que el uso que hacen de la tecnología no es generalizada, sino más bien media. “Estas prácticas no utilizan la tecnología de manera extensiva y podrían ser mejor atendidas por los socios estratégicos”, concluye el estudio.
A fin de medir el uso de la tecnología en todo el mercado de asesoramiento financiero, Cerulli Associates evaluó los pilares tecnológicos de los asesores y clasificó sus prácticas en tres segmentos: “usuarios ligeros”, “usuarios medios” y “usuarios pesados”. Las empresas que se encuentran en la categoría intermedia incorporan herramientas tecnológicas para la planificación financiera y la investigación de inversiones, además de CRM y un portal de clientes, pero utilizan una tecnología mínima más allá de eso. Comparativamente, los “usuarios pesados” aprovechan una gama más amplia de tecnología digitalizando, por ejemplo, casi todos los aspectos que tienen que ver con sus operaciones, por lo que usan la tecnología para gestión documental, para la firma electrónica o la comercialización o prospección.
«La tecnología tiene el poder de transformar una práctica mejorando la experiencia del cliente y aumentando la productividad general. Sin embargo, muchos asesores no pueden aprovechar todo el potencial de la tecnología que tienen a su alcance por los desafíos que implica su implantación. Incluso, las firmas de asesoramiento más grandes consideran que no están aprovechando plenamente la tecnología”, destaca Marina Shtyrkov, analista de investigación de Cerulli Associates.
De hecho, según los datos que aporta este informe, los principales factores que limitan el uso de la tecnología son: para el 68% el tiempo que requiere aprender e implementarla, para el 52% los recursos y la falta de preparación para que el agente la use, para el 54% la falta de personal de apoyo, y para el 50% la gestión de la seguridad de los datos y los riesgos que plantea.
La consultora señala que para los asesores independientes el tema tecnológico se ha convertido en un arma de doble filo por lo complicado que es elegir el proveedor más apropiado. En su opinión, cada vez existen más opciones y es necesario examinarlas bien, integrarlas correctamente y luego mantenerlas. “Para los asesores independientes, es una cuestión de coste vs retorno, respecto a la inversión que hacen en tecnología. Es mucho más probable que los asesores independientes o agentes vean lo vean como un cose y desafío”, matiza Shtyrkov.
Si miramos la otra cara de la moneda, está situación se ha convertido en una oportunidad para buscar socios tecnológicos estratégicos, que permitan abordar aquellas lagunas donde los asesores financieros, independientes o no, no llegan. El documento de Cerulli Associates anima a que se estudien este tipo de colaboraciones. “Hay una oportunidad en aquellos asesores más jóvenes para adoptar mayores desarrollos tecnológicos y conseguir que la labor del asesor sea más eficiente”, concluye el estudio.