La gestora escocesa Standard Life tiene claro que la renta variable es el activo por excelencia para posicionarse en un escenario de paulatina recuperación económica en el mundo occidental y que se dispone a afrontar un proceso de tapering en Estados Unidos a finales de este año. Pero también es consciente de que la gran rotación todavía no se ha producido. “En la última década los inversores han reducido su exposición a bolsa desde un 71% a un 43%, según una encuesta de UBS y Mercer sobre fondos de pensiones europeos. Y ahora los datos tampoco muestran una gran llegada de capital hacia las bolsas”, explica David Cumming, responsable de renta variable de la gestora. “A pesar del atractivo de las bolsas, no se ha producido esa gran rotación en Europa ni en Reino Unido, si bien ya hay algunos signos en Estados Unidos. Los inversores buscan productos de retorno absoluto de renta fija”, dice.
Pero en la entidad creen que el próximo paso son las acciones y que los inversores irán entrando inicialmente en fondos de bolsa de baja volatilidad o cuyo propósito sea la obtención de rentas.
De hecho, el convencimiento de que la bolsa es el activo en el que hay que estar para obtener rentabilidades atractivas en este contexto ha llevado a la gestora a idear nuevos productos que invierten renta variable pero tienen menor volatilidad, con el objetivo de canalizar ese apetito incipiente y dar a los inversores el empujón que les falta para entrar. Por eso, en estos últimos meses del año Standard Life lanzará dos fondos con importante inversión en renta variable muy diversificados: el primero es un fondo con una gestión innovadora para rebajar la volatilidad y que estará dirigido en un principio a inversores institucionales, y el segundo un producto multiactivo con una perspectiva de crecimiento.
La gestora extenderá también su rango de fondos de renta variable desde una perspectiva de la obtención de rentas y ampliará su estrategia de retorno absoluto estrella, GARS, con versiones con sesgo hacia el crédito y la bolsa. Y es que la entidad también considera que existe un resurgimiento del interés en estrategias de retorno absoluto.
“La obtención de rentas y rentabilidades sigue siendo fundamental para los inversores –lo que explica el mantenimiento de posiciones en renta fija-, pero la gestora busca oportunidades donde haya crecimiento”, explica Andrew Milligan, responsable de estrategia global de la gestora.
Los activos en los que estar
La renta variable, junto con los activos inmobiliarios, son sus dos opciones para encontrar valor en el escenario actual, los activos en los que estar si uno se decide a invertir la liquidez disponible. La apuesta por las bolsas se sustenta tanto en la recuperación gradual que están experimentando como en la capacidad de las compañías de hacer crecer sus dividendos y también debido a su precio. “Las valoraciones son bajas en términos históricos y sobre todo frente a los bonos privados y públicos”, explica Cumming. Con esos precios, esperan retornos totales medios anuales del 7% durante la próxima década. Además, la volatilidad está mejorando, lo que “hace la inversión en acciones menos arriesgada que en el pasado”.
Por sectores, es favorable con aquellos menos defensivos: “Cuando el mercado se normalice, sectores como el consumo cíclico, industriales o incluso el financiero, a pesar de los riesgos regulatorios, podrían hacerlo mejor que los defensivos, demasiado caros ahora por la mayor demanda de los últimos tiempos”. Cumming tampoco está preocupado por las implicaciones del futuro tapering en las bolsas.
La otra gran apuesta de la gestora, los activos inmobiliarios de calidad, también ofrecen atractivas valoraciones y rentabilidades, así como una cada vez mayor atracción del capital de largo plazo. Con todo, Anne Breen y Andrew Jackson, responsables de estrategia en activos inmobiliarios, reconocen el riesgo de que una fuerte subida de la rentabilidad de los bonos afecte al activo. Una de sus fuertes apuestas es el mercado estadounidense.
Presión en renta fija
Al otro lado está la renta fija, presionada por la futura retirada de estímulos cuantitativos por parte de la Fed y con valoraciones mucho menos atractivas, tanto en los bonos soberanos como en el crédito. Aquí la consigna de la gestora son las bajas duraciones, y una fuerte selección a nivel global en los bonos corporativos. “Aunque la deuda pública pueda producir pérdidas, en los bonos corporativos esperamos retornos positivos, aunque moderados, procedentes del estrechamiento de los diferenciales durante el próximo año”, explica Craig MacDonald, responsable de crédito de la gestora, sobre todo en el segmento de mayor calidad dentro del high yield. El experto, que considera que “el elemento de crédito está batiendo al negativo elemento de los tipos de interés”, explica que los periodos de moderado crecimiento benefician al activo.