Schroders amplía su oferta y acelera el crecimiento de su división inmobiliaria con la compra de Algonquin, entidad especializada en gestión e inversión hotelera con presencia en toda Europa y activos gestionados por valor de 1.800 millones de euros. A través de esta operación, Schroders también adquiere varias inversiones realizadas conjuntamente con los clientes actuales de Algonquin.
Según ha explicado la gestora, la adquisición de Algonquin acelera el crecimiento del negocio inmobiliario de Schroders y complementa sus capacidades y sus áreas de especialización. Algonquin, fundada en 1998, comenzó su andadura invirtiendo en hoteles con su propio capital y gestionándolos directamente. Actualmente, el grupo gestiona en toda Europa activos que suman más de 7.500 habitaciones de hotel y un valor total de 1.800 millones de euros. Estos hoteles se gestionan principalmente a través de las propias marcas de Algonquin o de enseñas de prestigio internacional, como Sheraton, Marriott, Hyatt, Radisson y Sofitel.
Las condiciones financieras de la operación no han trascendido, aunque sí que la integración de los dos negocios se iniciará inmediatamente. Para la firma, esta adquisición supone un gran avance en el crecimiento de la división activos privados e inversiones alternativas, un área de negocio de gran importancia estratégica para el grupo que gestiona un patrimonio de alrededor de 33.000 millones de libras. Esta área engloba los créditos titulizados, el capital riesgo, la financiación de infraestructuras, los valores vinculados a seguros y los préstamos a pymes, además del negocio inmobiliario, que es el componente de mayor peso gracias a unos activos con un valor superior a los 13.000 millones de libras.
Según ha explicado Duncan Owen, responsable del área inmobiliaria de Schroders, “esta adquisición complementa la actividad actual del equipo de Real Estate de Schroders, que apuesta por sectores como oficinas, superficies comerciales, naves logísticas, activos de almacenamiento y grandes proyectos de usos múltiples. Nuestra estrategia ha sido concentrarnos en lo que definimos como ciudades ganadoras, que son las que se benefician de tendencias estructurales clave como la urbanización, los cambios demográficos, la innovación tecnológica, los cambios de la demanda en Asia y el desarrollo de las infraestructuras”.
Owen ha querido destaca que el historial de Algonquin complementará los buenos resultados de sus inversiones. “Su base de clientes está formada por algunas de las entidades financieras europeas más importantes y la calidad y experiencia de sus empleados son algunas de las principales razones por las que Schroders ha decidido adquirir este negocio”, ha añadido.
Por su parte, Jean-Philippe Chomette, fundador de Algonquin, ha querido señalar que “ser parte de Schroders, una gestora internacional de inversiones incluida en el FTSE 100, permite a Algonquin acceder a nuevos activos, un amplio equipo inmobiliario con 13 oficinas en cinco continentes y una propuesta al cliente mejorada. La estabilidad accionarial y la trayectoria de Schroders a lo largo del tiempo encajan con la filosofía de inversión de Algonquin”.
Y, por último, Frederic de Brem, actual consejero delegado de Algonquin y el próximo responsable del área de inversión hotelera de Schroders, ha añadido que “el equipo inmobiliario de Schroders está avalado por un excelente historial en varios sectores, como oficinas, locales comerciales, naves logísticas, inmuebles residenciales y activos de almacenamiento, y estamos encantados de ser parte de su expansión al sector hotelero. Creemos que es un gran mercado apuntalado por unos sólidos fundamentales, como una creciente demanda de ocupación, y un sector que brinda una importante fuente de rentas a los inversores”.