Los italianos cumplirán el domingo, 4 de marzo, con su cita en las urnas. Italia celebra elecciones generales en un entorno marcado por, en principio, el cese de los populismos y por una Unión Europea más fuerte, pese a que el proceso del Brexit continúe. Según las gestoras, esta cita electoral no tendría que ser motivo de riesgo.
“Las elecciones en Italia pueden ser notoriamente difíciles de predecir, pero el resultado más probable sería un nuevo gobierno de la actual coalición de centroderecha o una nueva coalición de PD/centro-derecha. Los mercados deberían absorber cualquier evento con calma, incluso si los diferenciales de los bonos se amplían, creemos que Italia sigue ofreciendo buenas oportunidades de inversión, siempre y cuando el centro se mantenga”, explica Mauro Vittorangeli, director de inversiones de renta fija de Allianz Global Investors.
Los analistas permanecen tranquilos, en parte porque la nueva ley electoral italiana favorece a las fuerzas políticas establecidas que pueden formar coaliciones más grandes, lo que daría estabilidad al país.
Por su parte, los mercados tampoco ven en estos comicios un motivo para preocuparse. Según explica Willem Verhagen, economista senior de macro y estrategia en NN Investment Partners, hay dos motivos por que llenan de tranquilidad el mercado: “ En primer lugar, la economía italiana disfruta de un fuerte repunte cíclico que probablemente sea el factor dominante de los precios del mercado. Además de esto, una economía fuerte tiende a reducir la insatisfacción de los votantes. En relación con esto, la segunda razón es que los partidos anti Unión Europea en Italia han atenuado significativamente su retórica y ya no quieren un referéndum sobre la membresía al euro o a la Unión Europea”.
Es tal la tranquilidad que si analizamos el comportamiento de los precios de los activos italianos en el mercado, el efecto de las próxima elecciones ha sido, por el momento insignificante. Según destaca el equipo de especialistas de inversión de M&G, los fundamentales del índice italiano siguen siendo sólidos desde el prisma tanto corporativo como económico.
“A falta de un deterioro de estos fundamentales, cualquier volatilidad que se desprenda de las elecciones bien podría constituir una oportunidad de entrada, como la que presenciamos tras el referéndum constitucional de 2016. En cuanto a los sectores, y para aquellos inversores que se sientan optimistas respecto de la tasa actual de crecimiento económico, podrían existir oportunidades interesantes en el sector financiero local, donde los beneficios de los bancos están aumentando y la calidad de los balances está mejorando”, apuntan desde M&G.
Además, Saxo Bank señala que el mercado de deuda italiano tampoco debería sobre reaccionar, pues está muy condicionado por la acción del BCE.
Posibles resultados
No todas las gestoras se muestran tan optimistas respecto a los riesgos o posibles resultados de estos comicios. “Creemos que los riesgos de mercado en torno a las elecciones italianas se han disipado significativamente tras la declaración del líder del Movimiento de cinco estrellas Luigi di Maio en las que ha señalado que ya no es hora de que Italia abandone el euro”, advierte James de Bunsen, gestor del equipo de Multiactivos en Janus Henderson.
Bunsen recuerda que el Movimiento de cinco estrellas ha mostrado un fuerte apoyo en las últimas encuestas y si bien es complicado que gane, si puede suponer un freno a la hora de que otras fuerzas políticas formen un gobierno. “No creemos que esta posibilidad tenga un fuerte impacto en los mercados ya que es un resultado que hemos visto bastante durante el último año en algunos países europeos como Alemania, Bélgica o Países Bajos”, matiza.
Para Credit Suisse la tesis de Janus Henderson no es plausible. “Un gobierno formado por partidos antiestablishment es altamente improbable, en nuestra opinión, también gracias a la nueva ley electoral. Mientras tanto, la economía está mejorando y la dinámica actual conduce a una reducción en el índice de deuda de Italia”, apunta Giovanni Zanni, economista de Credit Suisse.
En cambio, para el equipo de M&G, si se logra una gran coalición, “esperamos que los mercados reaccionen de forma positiva y que los diferenciales se reduzcan, si bien gradualmente, dado que podría considerarse que la incertidumbre política se mantendrá durante un tiempo”.
Mike Buhl-Nielsen, gestor del fondo Jupiter Europa de Jupiter AM, argumenta que una alianza concentrada entre los dos polos políticos es un resultado poco probable. “Una gran coalición de partidos de todo el espectro político sería el mejor resultado desde una perspectiva de inversión, al menos a corto plazo. Sin embargo, si los partidos más extremistas llegan al poder, entonces es más probable que la política ocupe un lugar central”, apunta Buhl-Nielsen.
Según Vontobel, la coalición de centro izquierda actualmente en el poder, liderada por el ex Primer Ministro Renzi, “parece condenada a seguir los pasos de los partidos socialistas de Francia y Alemania, que alcanzaría, según las últimas estimaciones, tan solo un 29% de los votos, lejos del 40% necesario para formar gobierno”.
Desde Deutsche AM advierten que no hay que dejarse llevar por lo que digan las encuestas. “Fijándonos en los tres últimos comicios en 2006, 2008 y 2013, las encuestas italianas han demostrado ser poco fiables y cada vez peores. Las encuestas italianas han tendido a errar en la misma dirección. En el informe explicamos los inusuales grandes riesgos para nuestra tranquilizadora hipótesis”, afirman.
Sea como sea, en opinión de Jeremy Lawson, economista jefe de Aberdeen Standard Investments, el resultado de las elecciones es importante porque Italia todavía se enfrenta a una serie de vientos en contra estructurales sobre el crecimiento, a pesar de la mejora cíclica de la economía de los dos últimos años. “Se necesita un gobierno efectivo para impulsar las tan necesarias reformas estructurales que ayudarán a elevar el crecimiento y a situar tanto al sistema bancario como a las finanzas públicas en un nivel más sostenible. La ausencia de un gobierno sólido dejaría sin afrontar a la mayoría de estos problemas. Esto podría llevar a Italia a un peor rendimiento a largo plazo, elevando persistentemente el riesgo político”, argumenta Lawson.
¿Dónde está el riesgo?
Sin embargo, Bunsen considera que el riesgo real de Italia es su deuda. Según explica, “los riesgos reales en Italia se centran en su índice de deuda crónica con respecto al PIB, la economía es floja y el sector bancario aún tiene ciertos problemas. La falta de una política gubernamental sólida derivada de un resultado electoral no decisivo provocaría que estos temas se abordasen con firmeza, pero no creemos que el resultado de la elección precipite nada más que una pequeña volatilidad del mercado local”.
Según el análisis de François Raynaud, gestor de Asset Allocation and Sovereign Debt en Edmond de Rothschild Asset Management, los mercados no están contemplando todos los riesgo. “Los mercados están demasiado confiados por el favorable entorno económico. Parece que no les importa demasiado el riesgo político en Italia y Alemania. Desde comienzos de año, los diferenciales a 10 años respecto a la deuda alemana se han reducido en 30 puntos básicos. En nuestra opinión, debemos ser cautos en el periodo cercano a las elecciones italianas y el voto de los militantes del SPD sobre la participación en una gran coalición”, apunta Raynaud.
También hay entidades que se muestran optimistas. BankDegroof Petercam Spain considera que los fundamentales italianos son bueno y destaca el momento de bonanza económica que vive Italia. “En el 2017 el PIB creció un 1,5% y pese a ello se quedó por debajo del promedio de Europa. Los partidos que se presentan a las elecciones de este domingo prometen que la recuperación continuará. En estos últimos años se han creado un millón de puestos de trabajo, la tasa de paro se encuentra en mínimos de los últimos cinco años”, señalan como aspectos positivos.
Opinión que también comparte Bill Papadakis, estratega macroeconómico de Lombard Odier, quien recuerda que hay que valorar Italia dentro del contexto de la Unión Europea. “También vale la pena considerar las condiciones más generales cuando se evalúa el equilibrio de riesgos: la capacidad de que un evento político negativo en un país pueda afectar la confianza en la zona euro es indudablemente más pequeña hoy de lo que era a comienzos de la década. El contexto económico mejorado, el respaldo brindado por el BCE y las lecciones que el mercado ha aprendido de los diversos tipos de ruido político que no alteraron la trayectoria macroeconómica, contribuyen a eso”, argumenta Papadakis.
En este sentido, Schroders recuerda que, a pesar del riesgo de la deuda, “la deuda periférica, incluida la italiana, está asistiendo a un cambio en sus rendimientos, que se han visto impulsados al alza por mejoras en sus calificaciones crediticias y el progreso de sus economías”.