Hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer y algunas gestoras y responsables de firmas de inversión se han pronunciado sobre la importancia y el valor añadido de mejorar la diversidad de género en el sector, y destacan el potencial de las mujeres en el ámbito de las finanzas. Y es que el debate no es baladí: según un reciente informe de Bank of America, existe un importante potencial económico derivado del avance en la igualdad de género, pues conseguir la igualdad efectiva entre hombres y mujeres podría impulsar la economía global hasta un 31% de aquí a 2025. Este impulso equivale a la suma de los PIB de EE.UU. y China.
“Mejorar la diversidad de género depende de nuestra capacidad como inversores de explicar los beneficios que entraña para todos y cambiar la percepción de que es un asunto que no aporta valor añadido. Como sociedad, estamos perdiendo por no incluir completamente a las mujeres en los lugares de trabajo y todo lo que podamos hacer para cambiarlo es bienvenido”, explica Anne Tolmunen, gestora del fondo AXA WF Framlington Women Empowerment. La experta indica que se ha demostrado que una mayor paridad en las empresas y que haya más mujeres en puestos de liderazgo mejora la participación y retención del talento, la innovación, la alineación con los clientes y la reputación de marca, los estándares de gobierno corporativo y la rentabilidad ajustada al riesgo, beneficiando a todos los empleados.
“Los beneficios de la diversidad de género en las empresas también favorecen a la sociedad en su conjunto. Las compañías que ofrecen a las mujeres mejores oportunidades impulsan la expansión de la riqueza de los hogares y los niveles de renta disponibles, beneficiando tanto a los hogares como a las compañías. Si los consumidores cuentan con mayor poder adquisitivo y los gobiernos obtienen una mayor recaudación fiscal, se beneficia toda la sociedad”, añade. En este sentido, apoya políticas a favor de la inclusión de la mujer: “Muchas políticas que pueden ser vistas como “favorables para las mujeres” y que ayudan a asegurar el acceso equitativo a las oportunidades – tales como flexibilidad horaria, bajas de paternidad retribuidas y forjar una cultura laboral más inclusiva- son prácticas que repercuten en una mejora de la sociedad en general. Los estudios demuestran que los millennials valoran más la flexibilidad laboral, que los padres trabajadores tienden a aceptar trabajos más flexibles o con bajas remuneradas y que las culturas más inclusivas abren la puerta a que se puedan integrar las minorías”, indica.
Para la gestora, “es necesario que se reconozca que la mejora de la igualdad no debe realizarse a expensas de los hombres, o de lo contrario no se avanzará. Mejorar la diversidad no es un esfuerzo sin resultados. Las iniciativas sobre diversidad tienen que producirse con la intención de que se beneficien todos”.
Sobre los datos, pide transparencia y granularidad: “Aunque es justo reseñar los esfuerzos que los gobiernos de Reino Unido y Francia están llevando a cabo para mejorar la transparencia sobre la desigualdad, los datos acerca de diversidad deben ser más amplios y granulares para valorar qué organizaciones están fomentando de verdad culturas de diversidad. Una mayor divulgación de los datos también contribuirá a catalizar el progreso, ya que sacará a la luz las cuestiones en las que las compañías deberían rectificar”, indica.
Tal como está la situación en la actualidad, añade, “desafortunadamente no tenemos mucha visibilidad de los datos y la información de la que disponemos se centra en la cúspide de la pirámide corporativa. Esto se vuelve un círculo virtuoso. Cuanta más granularidad y transparencia de los datos se tenga, más real y productivo será el debate. Esto permite comparaciones más significativas y una mayor comprensión de las causas de los desequilibrios, lo que a su vez da lugar a que se puedan planificar las acciones de forma más efectiva y a una mayor responsabilidad. Disponer de datos y análisis es un paso crucial para solucionar estas cuestiones”, apostilla la gestora de AXA IM.
El potencial en el mundo de la inversión
Tali Salomon, directora de eToro para España y Latam, habla del potencial de la mujer en el mundo financiero, tanto por su patrimonio como por su capacidad inversora: “Sigue siendo un hecho que las mujeres podrían desempeñar un papel más importante en muchas áreas de la sociedad, pero hay una en la que el empoderamiento podría llegar desde dentro. No en vano, se estima que para 2020, las mujeres podrían poseer un patrimonio total de 54 billones de libras esterlinas, según Boston Consulting Group. Actualmente, poseen un tercio del total de activos disponibles del mundo”, explica.
Pero ¿por qué con este patrimonio las mujeres generalmente evitan invertirlo? La experta explica que la división de género en la plataforma de inversión multiactivos de eToro es la siguiente: 12% mujeres y 88% hombres. “Estos datos contrastan, por ejemplo, con el hecho de que algunos de los principales cargos de las grandes instituciones financieras, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, estén en manos de mujeres”.
Características diferentes, pero poderosas
Carole Millet, Senior Investment Advisor de SYZ AM, destaca por su parte la existencia de discriminación y la necesidad de continuar con el debate de la igualdad de género: “Las conversaciones sobre la igualdad de género se multiplican, pero el debate sigue siendo un tabú. En un mundo profesional predominantemente masculino, a veces he sufrido la discriminación y he debido demostrar mayores capacidades que mis homólogos masculinos para poder progresar. La diferencia de género existe y la complementariedad es el terreno que nos servirá para construir un futuro con base en el respeto, la tolerancia y la amabilidad”, explica.
“Si el derecho nos reconoce como iguales antes de nacer, los hombres y las mujeres son fundamentalmente diferentes, como bien nos enseña la genética. La medicina analiza profundamente las diferencias sintomáticas de las enfermedades y de los tratamientos diferenciándolos por sexo. Pero la historia de la humanidad nos lleva a lugares comunes por todos conocidos: una mujer tendrá tendencia a desarrollar rasgos de personalidad femeninos, más emocionales y relacionados a la maternidad y el hombre responderá a las necesidades imperativas de supervivencia de su familia. Si analizamos solo estos aspectos, la vida familiar y la profesional, los estudios han demostrado que al contrario de lo que se pensaba, en una muestra profesional, el 60% de las mujeres deben responder en igual medida a los imperativos familiares, frente al 40% de hombres. Muy a menudo esto se percibe como una distracción profesional. Sin embargo, las mujeres han demostrado que la eficacia no pasa necesariamente por el tiempo que se dedica al lugar de trabajo sino todo lo contrario. Requiere una capacidad permanente de adaptación y una excelente gestión del tiempo”, indica. Y añade que las características intrapersonales de las mujeres son igualmente sinónimos de éxito: “Históricamente, las empresas más fructíferas eran principalmente dirigidas por hombres. En el imaginario colectivo, el hombre representa la gestión, la autoridad y el poder. Pero en este mundo, en profunda mutación, se ha demostrado que el lado emocional de las mujeres, o liderazgo participativo, es una ventaja para los puestos de alta dirección en las empresas que aspiren a un cambio radical. En los últimos años he podido observar una profunda transformación en la integración y el reconocimiento de las mujeres en nuestra industria. Pero aún queda un largo camino por recorrer”, apostilla.