Las fronteras entre países siguen siendo delineadores clave del riesgo político y afectan al campo de acción de exportadores, importadores e inversores extranjeros por igual. El desfase entre las expectativas globales y el desigual ritmo de recuperación tras la pandemia de COVID-19, así como las consecuencias del conflicto en Ucrania podrían tener un impacto sensible en todos los países, pero también en otro tipo de entornos no convencionales decisivos para el futuro del comercio, la geopolítica y el riesgo político: el océano, los minerales y el espacio.
Según el último informe de la firma de consultoría de riesgos y correduría de seguros Marsh, “Political Risk Report 2022”, la creciente demanda de acceso a los recursos marinos, a los minerales de importancia estratégica y al ámbito cada vez más concurrido y poco regulado del espacio exterior aumenta el riesgo político. Esto incluye el riesgo de guerra, el cual aumentó en la mayoría de las regiones en 2021, según el análisis. Pese a ser el más infravalorado de los nueve peligros analizados por la firma, el riesgo de guerra incrementó en el estudio de este año especialmente en Europa del Este y Asia Central, pero también en Europa en general y el África Subsahariana.
Además del riesgo de guerra en función de la ubicación geográfica, el informe analiza otras amenazas como los disturbios civiles, el terrorismo, los riesgos para la economía de los países, sus monedas o el crédito soberano, las expropiaciones o los riesgos legales y regulatorios.
Entre las conclusiones de esta última edición del informe cabe destacar:
– El riesgo económico general sólo empeoró en nueve países en 2022 con respecto a 2021, pero las divisiones dentro de los países y las regiones siguieron aumentando, abasteciendo el descontento social y las amenazas terroristas. No está claro si la recuperación en curso de los daños económicos de la pandemia tendrá suficiente tracción para sacar a muchos países de sus dificultades económicas.
-El escenario pospandémico es más sensible a las amenazas de todo tipo (virus, problemas de ciberseguridad o efectos del cambio climático). A medida que la intensificación de la crisis de Ucrania amenaza la seguridad alimenticia y energética, los países más dependientes de las importaciones podrían sufrir dramáticos retrocesos.
– La aceleración de la economía mundial y las presiones inflacionarias están dejando atrás países y zonas menos resistentes desde el punto de vista social y menos eficaces desde el punto de vista institucional. Casi el 60% de las 197 jurisdicciones analizadas en el informe experimentaron un deterioro de sus perfiles de deuda soberana, y más de la mitad presentaron un mayor riesgo de violencia interna. Este deterioro es evidente en África y América Latina, o tras la intensificación de la crisis en Ucrania, pero hay señales de posibles rupturas también en varias economías del sudeste de Asia. La relativa estabilidad mostrada en las puntuaciones de riesgo en el África subsahariana es especialmente alarmante porque el riesgo económico sigue siendo sustancialmente superior a la media mundial. Del mismo modo, una modesta recuperación económica en la región de Asia-Pacífico no se traslada a otros peligros, como la solvencia soberana, la violencia política y el riesgo de transferencia y convertibilidad de divisas, que se han deteriorado.
En el punto de mira: los océanos, los minerales y el espacio
A la hora de tratar el riesgo geopolítico en los océanos hay que tener en cuenta que los océanos cubren más del 70% del planeta, y más del 80% de las profundidades marinas están inexploradas. Alrededor del 44% de la población mundial vive a menos de 150 kilómetros de una costa, y el 43% depende del marisco como principal fuente de proteínas. Por otro lado, la escasez de agua podría ser la amenaza más alarmante para la sociedad. El informe habla de un aumento sin precedentes de actividad económica en el océano, un fenómeno conocido como “aceleración azul» que ha convertido a los océanos en un factor clave para satisfacer la creciente demanda de materias primas, e incluso de expansión, pero que también ha supuesto que las tensiones geopolíticas se incrementen.
El informe de Marsh apunta a la creciente fiebre por los minerales como otro factor preocupante. Al delicado estado actual de las cadenas de suministro se suman las estrategias agresivas de adquisición de minerales que muchas economías están implantando, lo que podría aumentar los conflictos geopolíticos. La extracción de minerales de los fondos marinos es tal vez el tema más controvertido en la carrera por los recursos submarinos y la explotación industrial desenfrenada de estos recursos podría causar daños irreversibles a los ecosistemas submarinos. Esta búsqueda de nuevos horizontes y recursos también aumenta el riesgo en el espacio.
De acuerdo con informe, el espacio ha sido testigo de una aceleración económica, que se refleja en un creciente interés por la exploración espacial: solo en 2021 se lanzaron más de 1.500 satélites. Según los expertos de Marsh, con ese progreso viene una escalada de tensiones relacionadas con el espionaje, la confrontación militar y la contaminación. Se añade que la gestión de estos nuevos conflictos se enfrenta a la falta de legislación y una gobernanza mundial no probada. Marsh asegura que las empresas que comprendan cómo influyen estos entornos en las tensiones existentes entre países y regiones estarán mejor situadas para beneficiarse de las recompensas potenciales que encierran.