Un informe publicado por el equivalente francés del Comité Central de Asesoramiento en materia de pensiones y compensación señaló hace poco que «la mayoría de los hogares franceses de personas mayores de 70 años ahorran, y ahorran tanto como el resto de la población en proporción a sus ingresos». Este ejemplo en Francia viene a contradecir la teoría económica convencional, según la cual durante la jubilación los hogares echan mano de sus ahorros para compensar la caída de sus ingresos y mantener su nivel de vida.
¿Cómo podemos explicar esta paradoja?, se pregunta Alain Jaques, product strategy manager y especialista en jubilación de BNP Paribas Investment Partners.
- La teoría del ciclo de vida asume que el hogar medio tiene necesidades constantes. Sin embargo parece que este no es el caso, explica. La transición a la jubilación implica una disminución del consumo superior a la disminución de los ingresos, en particular en lo que se refiere a los gastos de comida y ropa, e incluso a las nuevas necesidades, como el seguro de salud.
- Las cantidades destinadas a respaldar financieramente a los hijos terminan (aunque esto generalmente tiene lugar antes de la jubilación).
- Hay una caída en los gastos discrecionales como salir, las vacaciones o el ocio, aunque se produce un aumento de nuevos productos o servicios como puede ser el servicio doméstico.
Gráfico: Tasa de ahorro en 2003 de acuerdo con la edad de una persona específica, antes y después de que la ayuda financiera (en efectivo) se haya tenido en cuenta
“La disminución de las necesidades hacia el final del ciclo de vida da lugar a un ahorro residual en los hogares más mayores, al menos el tiempo mientras pueden seguir siendo autónomos y vivir en sus casas. Este ahorro puede explicarse por dos tipos de motivación: la precaución (frente a posibles aumentos de los costes relacionados con la salud y sobre todo la pérdida de autonomía) y el deseo de dejar una herencia a su familia”, apunta Jaques en el blog en Investors Corner, el blog de BNP Paribas Investment Partners.
¿Qué lecciones podemos sacar de esto con respecto al ahorro para la jubilación?
En un anterior artículo titulado «La paradoja de ahorro para la jubilación en Francia», el especialista en jubilación de la gestora francesa apuntó a la existencia de una fuerte falta de alineación entre los objetivos de protección de ahorro para la jubilación y los productos en los que los franceses invierten para ella. Para Jaques, era evidente que los ahorradores franceses, igual que sucede en otros países europeos, invierten en productos a corto plazo a pesar de que tienen un horizonte de inversión a largo plazo, renunciando de este modo a un importante potencial de rendimiento adicional.
“El horizonte de inversión de al menos una parte de los ahorros de los pensionistas, es decir, la parte que quiere dejarse en herencia debe, por naturaleza, tener un horizonte de inversión a muy largo plazo que puede alcanzar aproximadamente 40-50 años”, argumenta.
En estas condiciones, sostiene, parece más razonable adoptar riesgos en una parte significativa de los ahorros. “Considere el ejemplo emblemático de las acciones estadounidenses, que ofrecen datos históricos suficientemente largos. Como podemos ver en la siguiente tabla, que muestra la rentabilidad media de las acciones de Estados Unidos en base a la cantidad de tiempo en las que se está invertido en ellas, los títulos pueden comportarse de forma errática en el corto plazo con rendimientos muy negativos o muy positivos. Sin embargo, más allá de un período de tenencia de 10 años observamos que la rentabilidad media anualizada fue significativamente positiva con baja variabilidad. Más allá de los 16 años, el gráfico demuestra un rendimiento mínimo por encima del 1%, por lo que nunca es una pérdida de capital”, dice.
Gráfico 2: Rentabilidades totales anualizadas de la renta variable estadounidense (%) de 1900 a 2014
Una vez que hemos aceptado que es racional estar expuestos a la renta variable en el marco de la constitución de un plan de ahorro para las pensiones, Jaques se pregunta: ¿en qué medida y de qué forma? “Obviamente, cada caso es diferente y debe ser analizado como tal”. En este sentido, el gestor propone utilizar fondos con fecha objetivo, empezando por un 100% de exposición a la renta variable hasta los 20 años anteriores a la jubilación, y reduciendo gradualmente la exposición a las bolsas conforme uno se acerca a la edad de jubilación, para terminar con una colocación de entre el 0 y el 5%.
“Si tenemos en cuenta que los jubilados conservan parte de sus ahorros para la transmisión a la siguiente generación, significaría invertir una parte de sus ahorros en fondos con un horizonte temporal igual a la cantidad de años hasta la fecha teórica de jubilación más los años de esperanza de vida en la jubilación. Una alternativa de mayor riesgo sería la de invertir la parte destinada a la herencia en fondos de renta variable, a sabiendas de que es probable que los propios herederos necesitan tener un horizonte de inversión a largo plazo para sus propios ahorros”, concluye.