Entre abril y junio, las carteras españolas lograron una fuerte rentabilidad, con ganancias del 12,3% en los perfiles agresivos, el 7,9% en las carteras moderadas y el 5,3% en las conservadoras. Así lo apuntan los datos del barómetro de carteras españolas del segundo trimestre de 2020 de Natixis Investment Managers.
El documento, elaborado por Natixis IM Solutions, el departamento de la gestora multiaffiliate especializado en el desarrollo de soluciones de inversión y la construcción de carteras específicas para clientes, destaca que el segundo trimestre del año se ha caracterizado por la recuperación de los activos de riesgo. Así, la asignación a renta variable sube en los perfiles moderados y agresivos, a costa de la renta fija y alternativos. En el caso de las carteras conservadoras, no ha habido movimientos significativos, salvo la reducción de alternativos.
A mediados de septiembre, el balance acumulado en las carteras era todavía negativo en el conjunto del año, con pérdidas registradas del 5,9% en las carteras agresivas, un descenso del 3,5% en los perfiles moderados y del 1,7% en los conservadores. No obstante, tras el desplome del primer trimestre, el saldo negativo se ha ido estrechando conforme avanzaban los meses.
“Hemos observado que, mientras los gestores han mantenido en general las exposiciones a los activos de riesgo, algunos inversores han ido retirando fondos, a pesar de la recuperación de las rentabilidades. Esto quiere decir que un porcentaje de inversores particulares tomaron decisiones de desinversión en momentos de pánico, el peor momento, y se han perdido parte de la recuperación del mercado, lo que subraya la importancia de la educación financiera”, explica Juan José González de Paz, consultor senior de Natixis IM Solutions.
Asimismo, el informe subraya la “gran dispersión que está teniendo lugar entre los activos”, producto de la relevancia que ha tenido la gestión activa en esta situación. “La pandemia ha incrementado la disparidad entre regiones y sectores ganadores (EE.UU., tecnología y sanidad) y perdedores (Europa, energía y finanzas) ya que ha perjudicado a unos sectores y beneficiado a otros”, añade González de Paz.
Esto, unido la expectativa de que la volatilidad pueda mantenerse elevada hasta encontrar una solución definitiva al COVID-19 y la menor rentabilidad esperada en activos como la renta fija hace que, para algunos gestores, sea “un buen momento para aprovechar para replantearse la asignación estratégica de activos”, según el experto de Natixis IM Solutions.
Además, González de Paz recuerda explica que, puesto que los gestores perciben que hay un gran contraste entre la realidad económica y la realidad de los mercados, esto les lleva a un interés mayor en replantearse las carteras y las expectativas de los activos de riesgo.
Natixis IM Solutions ha hecho un análisis estocástico de la evolución de las carteras moderadas españolas en los próximos 10 años. La rentabilidad mediana para las carteras moderadas españolas a tres años estaría entorno al 5,1%, que se elevaría al 13,1% a cinco años vista, y podría llegar al 36,7% acumulado a 10 años.
Sin embargo, y aunque la mayoría de las simulaciones arrojan resultados positivos para las carteras, la dispersión es significativa, según el informe. En los casos más extremos, las pérdidas podrían llegar hasta el 33,4% y las ganancias hasta el 47,8% a tres años. A cinco años, las caídas podrían alcanzar el 36,6% y el 76,3%, respectivamente. De cara a la próxima década, el barómetro sitúa las pérdidas en un máximo del 37,2% y las revalorizaciones en el 153,5%.
Entre las tendencias generales que señala el barómetro destaca una tendencia favorable hacia las regiones con momentum positivo, es decir, un mayor interés por la renta variable estadounidense y global, en detrimento de la renta variable europea. No obstante, desde Natixis IM subrayan que esta sigue siendo la categoría predominante de renta variable en las carteras españolas, debido a la proximidad geográfica.
Al mismo tiempo, se detecta un menor interés por la renta fija estadounidense, entre otras cosas, por la depreciación del dólar, y un incremento de las posiciones en renta fija europea y en highyield. “Otra de las conclusiones del estudio es la pérdida de peso los mixtos y alternativos. “Estas clases de activos, que habían sido tradicionales en las carteras españolas, no se están beneficiando del entorno actual”, señala Almudena Mendaza, directora de ventas de Natixis IM Iberia.
En su informe, Natixis IM Solutions ha observado cómo las betas de los fondos mixtos y alternativos eran altas antes de las caídas y bajas durante las subidas, lo que explica en parte su pobre rentabilidad y, en consecuencia, su menor peso.
Así, los alternativos han pasado de representar casi un 17% de las carteras conservadoras en el tercer trimestre de 2018 a suponer ahora el 11,6%, uno de los niveles más bajos de los últimos cinco años. Los mixtos se sitúan en niveles inferiores al 5%, lejos del peso superior al 10% que ostentaron entre 2015 y 2017.
A medio plazo, el barómetro apunta a la posibilidad de un peso menor en las carteras de la renta fija estadounidense y una preponderancia mayor del estilo growth y las estrategias temáticas. En este sentido, la pandemia también ha confirmado el buen comportamiento de las inversiones temáticas, así como de los factores ESG. El barómetro también señala que las carteras con criterios ESG han exhibido un mayor control de riesgo en las caídas relativo que aquellas que no los incorporaron. “Las carteras que siguen criterios ESG han proporcionado a los inversores protección en los momentos más críticos del mercado, exhibiendo un desempeño relativo claramente mejor por la diversificación y la relación retorno/riesgo que aportan”, explican desde la gestora.
“Las carteras sostenibles suelen tener exposición significativa a la atención sanitaria y tecnologías de la información, que, como se esperaba, han funcionado muy bien durante la crisis. En estos momentos de mercados turbulentos, la ESG está siendo crecientemente reconocida como un factor adicional de control de riesgo que los gestores de fondos activos deben de tener en cuenta”, explica Mendaza.
Así, los datos del barómetro apuntan al buen comportamiento de las carteras ESG en 2020, logrando retroceder menos que sus comparables no ESG en los momentos de máximas caídas de febrero y marzo y manteniendo una revalorización igual o superior en las posteriores fases, tanto en el periodo de subida durante el confinamiento generalizado, de marzo a mayo, como en el rally posterior entre mayo y junio y, finalmente, durante el verano y septiembre.
Por último, el barómetro destaca la previsión de que los tipos de interés “permanezcan anclados hasta 2023” y las expectativas de que los beneficios corporativos repunten en 2021. “El sentimiento bajista es alto, por el momento y, en consonancia, el volumen de liquidez en las carteras es todavía elevado”, concluye el informe.