El ahorrador español ha vivido enormes momentos de volatilidad durante los últimos años. Episodios en los que se ha puesto a prueba su capacidad de controlar sus emociones, pero en los que, a pesar de la incertidumbre, ha sabido controlarlas demostrando cómo año tras año gana en madurez.
“Desde 2008 han pasado muchas cosas y hemos tenido muchos episodios de volatilidad, hemos tenido el Brexit, varias elecciones americanas, la crisis de petróleo, de deuda en el euro… El cliente poco a poco ha ido asumiendo que los mercados caen y no pasa nada, que se recuperan y las rentabilidades llegan”, ha explicado Borja González, Associate Director en M&G, en un encuentro organizado por Funds Society con motivo del Día de la Educación Financiera.
En esta última crisis, la del coronavirus, con caídas muy abruptas, un aliado fundamental de los inversores a la hora de controlar las emociones han sido los asesores financieros. “La clave ha sido y es su capacidad de transmitir los mensaje correctos a los clientes de no sobre reaccionar, permanecer invertido, ahorrar a largo plazo, diversificar… Hay que romper una lanza enorme a favor de todos los asesores que durante la pandemia han tenido un papel importantísimo a la hora de gestionar las emociones”, ha defendido Álvaro Fernández-Arrieta, Managing Director en Capital Group.
Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer y la mejora de la educación financiera debe seguir siendo un objetivo importante. Esto se demuestra en el volumen de ahorro que aún permanece en cuentas corrientes o depósitos, en torno a 1 billón de euros, tal y como ejemplifica González. “En lo que va de año la inflación se sitúa en el 2,2%, lo que quiere decir que los españoles hemos perdido 20.000 millones de poder adquisitivo. Una pérdida bastante importante. Hemos trabajado muy bien la parte de mantener en los momentos de caída y aguantar las emociones y el pánico por vender, pero nos falta la parte de ver qué hacemos con el dinero que está parado”, apunta.
La mejor receta contra los sesgos: un plan
A la hora de controlar esas emociones que nos pueden jugar malas pasadas en los mercados, las finanzas conductuales son protagonistas. “Es tan importante saber de inversiones como conocerte a ti mismo, hay muchos sesgos que pueden perjudicarte”, advierte Pilar Vila, directora de marketing y comunicación de Schroders.
Según los resultados de un test realizado por Schroders en España, los sesgos más comunes son el de aversión a las pérdidas y el efecto rebaño. Sin embargo, Vila señala que también podemos usar los sesgos a nuestro favor. “Si consigues automatizar tu ahorro e inversión, esa dinámica puede jugar a tu favor y convertirte en un inversor o ahorrador por defecto”.
Borja González y Álvaro Fernández-Arrieta insisten en que la mejor receta contra los sesgos es contar con un plan y tener bien definidos nuestros objetivos. “Empiezo con una cita de Mike Tyson: ‘Todos tenemos un plan hasta que nos golpean en la boca’. Así somos los inversores, mi perfil de riesgo depende de cómo vaya el mercado, nos falta un plan que permita tener una cartera estructurada. Es importante la formación financiera, si tengo un plan bien definido y lo entiendo, me permitirá capear el temporal, no ponerme nervioso y tomar mejores decisiones”, explica González.
El experto de Capital Group insiste en la importancia de dejar claras dos ideas: “Las caídas en el mercado se producen y son normales y no debemos hacer market timing”.
Gestionar las expectativas: los inversores esperan obtener un 9% de rentabilidad los próximos cinco años
Otro de los temas a mejorar que ha destacado Pilar Vila es la gestión de las expectativas de los inversores. “Cuando hemos preguntado por la rentabilidad esperada en los próximos cinco años es demasiado optimista, esperan casi un 9%. Es importante la labor del asesor de explicar cuánto de realistas son las expectativas”, advierte.
Para Borja González este también es uno de los mayores desafíos de la industria. Además, señala que con el auge de los activos privados deben hacer hincapié en las rentabilidades, pero también en los riesgos. “Hay que modular las expectativas, saber en qué momento estamos para que luego no haya decepciones. Bajar al suelo y pensar lo que vas a ganar o perder es algo a tener muy en cuenta”, insiste. “Lo primero que deberíamos corregir son las expectativas muy optimistas y el cortoplacismo. La responsabilidad está en todos los actores del mercado”, añade Vila.
Fórmulas para mejorar la educación financiera
Estas tres gestoras también aportan su granito de arena a la hora de impulsar la educación financiera. Además, han percibido que con el confinamiento y la pandemia la forma de comunicar ha cambiado. Para Borja González, estos cambios han resultado en unas webs y una comunicación mucho más clara y concreta.
En cuanto a sus acciones, la entidad apoya fundaciones para que desde el colegio y las universidades se tenga acceso a la educación financiera. Para el experto, lo más importante es transmitir cuatro ideas: “No hace falta ser Warren Buffett para ganar dinero en los mercados financieros”, la importancia del ahorro periódico y el efecto del interés compuesto, los desafíos demográficos y la necesidad de ahorrar cuanto antes, y que se sientan cómodos en los mercados.
Por su parte, Álvaro Fernández-Arrieta señala que le tecnología ha sido una gran aliada y que sin duda la pandemia ha cambiado la comunicación en todos los niveles. Concretamente, desde su entidad, promueven la educación financiera a través del blog Capital Ideas. El experto insiste en que debemos entender a quién nos dirigimos, y que las fuentes de información y la manera de comunicarnos cambia. «Tenemos que darle al asesor herramientas que le faciliten la comunicación. Aquí debemos levantar también una bandera roja en la tecnología, la inmediatez puede hacer que se pierdan los conceptos básicos de educación financiera”, advierte.
Entre los desafíos de la educación financiera Fernández-Arrieta pone un acento en el Gobierno, los legisladores y el tema de la educación financiera en los colegios. “España es el país que más horas dedica en la jornada escolar, pero dedica la mitad de las horas financieras que, por ejemplo, los Países Bajos. La buena noticia es que en el bachillerato general quieren ponerla, pero en el resto no está y creo que debería ser obligatoria. Además, debemos fomentar el ahorro con todas las medidas posibles e impulsos fiscales”, insiste. González se suma señalando que “todos los actores debemos comprometernos con la educación financiera y cuanto antes mejor”. “Invertir en educación financiera es invertir para el futuro”, completa el experto de Capital Group.
Desde Schroders también perciben estos cambios y señalan que todo su proyecto de educación financiera es digital, adaptándose a las necesidades de sus clientes. “Lazamos una web a nivel Reino Unido que se llama Money Lens, muy pensada para los millennials y nativos digitales. Son la generación que viene pisando fuerte y la que más va a necesitar coger la sartén por el mango en cuanto a su futuro financiero”, señala.
El nuevo reto, acercar la inversión sostenible
Estos últimos años, la inversión sostenible ha experimentado un fuerte desarrollo. Pero ha sido tan rápido que muchos inversores encuentran abrumador el mar de herramientas, vehículos y siglas que rodean a la inversión sostenible. Otro de los grandes retos para la educación financiera es formar en esta materia a los inversores.
“El asesor y el inversor no lo tienen fácil y tienen que dejar pasar más tiempo para que este tsunami verde se tranquilice”, señala Álvaro Fernández-Arrieta. Pero insiste en que “no es una moda y está para quedarse”, y, como consecuencia, todos se están adaptando.
Desde Schroders, sus esfuerzos se dirigen a transmitir que no hay un único camino a la sostenibilidad. “Intentamos formar mucho a los asesores de manera neutral para que entiendan los distintitos enfoques y estrategias y expliquen a sus clientes el tipo de impacto que están teniendo”, explica Pilar Vila. Entre sus proyectos específicos han lanzado una sección especial en su web, “La inversión sostenible en 10 pasos”. “Invertir de manera sostenible es un viaje de aprendizaje. Queremos que sean conceptos palpables y que cada uno sepa qué impacto tiene su inversión”, apunta.