El Acuerdo de París estableció la limitación del calentamiento global a 1,5 °C por encima del nivel preindustrial, con un máximo absoluto de 2 °C. A medida que los participantes en el mercado hacen cada vez más suyo el ambicioso objetivo de 1,5 °C como escenario central, nos encontramos con que más empresas deben abordar urgentemente la logística para poner en práctica este importante cambio.
Si eres un gestor de activos, una aseguradora o un proveedor de energía, las preguntas son las mismas: ¿cómo puedes reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030?, ¿cómo se puede pasar a conseguir el «cero neto» en 2050? Y, lo que es igual de importante, ¿qué medidas puedes tomar para que los inversores se sumen al viaje? O, como inversor, ¿cómo puedes animar a las empresas de tu cartera a emprender ese camino?
El pasado 18 de noviembre de 2020, Lyxor ETF trató de responder a estas preguntas. En un panel con algunos de los principales gestores de activos, aseguradoras y proveedores de energía de Europa, se debatió sobre estas cuestiones, que son centrales de cara a la inversión climática en 2020.
A la primera de las preguntas de este debate se enfrentó Marc-Gregor Czaja, CFA, Global Head of Equities and Derivatives – Investment Strategy de Allianz Investment Management, quien valoró hasta dónde ha llegado la información sobre el carbono y si esto sigue suponiendo una especie de “salvaje oeste”. Desde su experiencia y posición, Czaja apuntó que vamos en la dirección correcta, pero aún no hemos llegado.
“La información sobre el carbono ha superado la fase del salvaje oeste, pero todavía no es un negocio completamente establecido. La información sobre el carbono de los clientes sigue siendo voluntaria y tiene algunas lagunas, sobre todo en lo que respecta a los datos prospectivos. Si nos fijamos en las empresas mundiales de gran capitalización, el 10% ha establecido SBTs (Science Based Targets), el 10% tiene otros tipos de objetivos cuantitativos, y otro 30% tiene lo que yo llamo declaraciones cualitativas. Así pues, alrededor del 50% de las empresas de gran capitalización dicen algo sobre planes prospectivos, pero eso no es suficiente. Los datos prospectivos importan más a los inversores que los datos retrospectivos sobre el carbono”, reconoce Czaja.
Por el lado positivo, señala que se están produciendo numerosos avances. “El Protocolo de Gases de Efecto Invernadero está en una buena base. El Grupo de Trabajo para la Divulgación Financiera Relacionada con el Clima (TCFD) es excelente. Y el Reino Unido ha anunciado recientemente la obligatoriedad de informar según las normas del TCFD: eso es lo que necesitamos, pasar con firmeza del salvaje oeste al territorio establecido».
Sobre este último tema se pronunció Erick Decker, CIO Southern Europe and New Markets & Head Responsible Investment en AXA, quien explicó que en el caso del TCFD se describe la estrategia, pero lo que es realmente importante son los KPI (indicadores clave de rendimiento). “Todos nos enfrentamos a la misma cuestión: cómo obtener información que podamos comparar entre empresas, y cómo utilizar esa información para tomar decisiones de inversión. En AXA, fusionamos las recomendaciones del TCFD con las obligaciones del artículo 173 en Francia”, señaló.
Decker hizo hincapié en que mirar la huella de carbono a posteriori no ayuda realmente en cuanto a la estrategia de inversión y a dónde hay que ir para cumplir el objetivo de cero neto. En su opinión, se necesitan datos con vistas al futuro, indicadores con vistas al futuro y compromisos, también, con vistas al futuro.
“Todo comienza con las empresas. Si no hay compromisos, es difícil tener un KPI orientado al futuro. Los KPI deben calcularse con información que las empresas puedan proporcionar. Nos gusta la iniciativa SBTi [Science Based Targets], y nos gustaría que el mayor número posible de empresas estuvieran dentro del marco de SBTi. Una convergencia de proveedores que utilicen ese tipo de datos para proporcionar algún tipo de KPI, calificación o mensaje para que los inversores como nosotros comprendan si determinadas empresas están en la senda de la transición hacia la red cero», destacó Decker durante su intervención.
Por último, Liza Jonson, CEO de Swedbank Robur, explicó cómo han afrontado ellos este reto: “Estoy de acuerdo con Erick: se trata de tener datos con visión de futuro. Nuestro enfoque en Swedbank Robur es tener estas ambiciosas estrategias y objetivos, basados en la tesis central de que el cambio climático supone el mayor riesgo financiero para la economía mundial. Somos uno de los mayores gestores de activos de la región nórdica y nos hemos fijado una misión clara: hay que contar con el apoyo de los gestores de cartera y de toda la empresa para realizar este enorme cambio”.
Según narró, durante las últimas semanas se ha reunido con cada uno de los gestores de cartera de Swedbank, con el jefe de inversiones y con el jefe de sostenibilidad, para que cada uno presentara su estrategia para alinearse con París en 2025.
“No será un paso fácil. Llevamos varios años divulgando la huella de CO2, pero como han mencionado los demás, eso es el pasado. No mide la trayectoria futura. En el futuro, necesitamos métricas de las empresas: informes de sostenibilidad y objetivos basados en la ciencia. Si no los obtenemos, esas empresas no serán invertibles para nosotros. No podemos evaluar a la empresa si no sabemos en qué camino está o hacia qué camino se dirige”, añadió Jonson durante su intervención.
Para concluir, la CEO destacó que el marco de la TCFD es “estupendo” porque “llama la atención sobre los cuatro componentes de la información climática”. “Para que sea relevante, necesitamos realmente los SBT, donde vemos que están realmente comprometidos con un camino”, concluyó.
Vea el vídeo del encuentro en el siguiente enlace.