Si 2020 será recordado como el año de la pandemia mundial del coronavirus, 2021 se convertirá en la fecha de inicio de la era pos-COVID-19. Desde Deloitte señalan que el impacto de la pandemia y de la crisis que se ha desatado ha sido muy variado, pero aún así la industria de gestión de activos ha sufrido menos que otros sectores económicos.
“Los ingresos de las empresas de gestión de activos se mantuvieron en gran medida intactos, pero las personas, las operaciones y la tecnología utilizadas por las gestoras se vieron afectadas. Al mismo tiempo, la volatilidad del mercado y el movimiento de los precios se aceleraron drásticamente en el sector industrial y en muchas clases de activos. Antes de que el mundo se pusiera patas arriba, el sector de la inversión estaba experimentando dos fuerzas importantes: un mercado alcista con la mayor duración de la historia y la reducción de los márgenes”, señalan Deloitte en el preámbulo de su último informe sobre la industria, titulado 2021 Investment Management Outlook.El informe incluye los resultados de una encuesta global realizada a 200 ejecutivos de sociedades gestoras sobre sus perspectivas del sector para el año que viene.
En sus conclusiones apunta que más allá de que el impacto del COVID-19 no haya sido homogéneo en todos los países y que el sector de gestión de activos claramente no es el más perjudicado entre todos los sectores de la economía. “Lo cierto es que su efecto ha sido muy relevante y, en el caso de las sociedades gestoras, lo ha sido particularmente en tres elementos: equipos (talento), operaciones y tecnología. Según se deduce de la encuesta realizada, las sociedades gestoras prevén dar prioridad a estas áreas en el entorno posterior al coronavirus”, explican Rodrigo Díaz, socio responsable del área de Investment Management de Deloitte, y Alberto Torija, socio del área de Investment Management de Deloitte.
Sobre el balance de 2020, el documento señala que, si observamos los activos bajo gestión en el sector de la gestión de inversiones y sus tasas de crecimiento a largo plazo, las cifras de finales de 2019 siguen siendo instructivas, aunque a nivel de la empresa se produjeron cambios drásticos. Tal y como muestra el gráfico inferior, el capital privado mundial todavía ha mostrado un rendimiento muy favorable, así como un buen crecimiento de los activos bajo gestión en los últimos 10 años. Eso sí, las inversiones pasivas en Estados Unidos han tenido un fuerte crecimiento en ambos términos hasta 2019: en rendimientos y en activos bajo gestión.
“Los fondos pasivos continúan siendo una parte importante del volumen de activos bajo gestión en Estados Unidos. A nivel mundial, el rendimiento de los gestores activos de renta variable en los últimos 10 años ha sido mixto. Los gestores de cartera en Japón han encontrado un éxito que supera su punto de referencia en un 1,2% durante este período. Sin embargo, gestores activos de renta variable en Europa y Australia se han enfrentado a desafíos similares a los de sus países”, señala el documento.
Tres perspectivas para el outlook de la industria
Dejando a un lado este breve repaso sobre los últimos 10 años, Deloitte pone su énfasis en analizar qué les espera a las gestoras en este entorno post pandémico que veremos a lo largo de 2021. En primer lugar, ambos socios del área de Investment Management de Deloitte señalan que todas las sociedades gestoras tienen claro que la seguridad y bienestar de sus empleados es la prioridad.
“El reto es cómo salvaguardar este objetivo cumpliendo a la vez con las expectativas de servicio de calidad de los clientes, que realmente no han disminuido por el COVID–19. Todo ello tiene que ser considerado y ha sido considerado en los planes de las sociedades gestoras para organizar la vuelta ordenada al lugar de trabajo, que se ha producido y se sigue produciendo durante estos meses. En este punto, y dado que es evidente que no todo el mundo puede volver a su lugar de trabajo al mismo tiempo, resulta particularmente relevante que los planes se organicen de modo que no se fracturen en ningún momento los elementos culturales que definen a cada organización», afirman.
Según la encuesta de Deloitte, lo segundo que las gestoras tienen en mente es ajustar sus presupuestos y su estrategia financiera como consecuencia de la experiencia de 2020. Según añaden los socios de la firma, “una de las maneras de generar ahorros de costes es a través del cambio de perfil de gasto en tecnología y, en particular, en lo relativo a la transformación digital«.
Según el 92% de los encuestados, las empresas están desarrollando o planean disponer de la tecnología e infraestructura que permitan a su gente trabajar desde en cualquier lugar. Este esfuerzo se está logrando con un mayor énfasis en la contratación externa y deslocalizar, en lugar de construir o comprar nuevas tecnologías. Esta “modernización” en las compañías se está beneficiando de la la infraestructura en la nube, que está permitiendo a las empresas realizar sus tareas en un modelo de trabajo a distancia y de bajo contacto mientras se trabaja por una mayor seguridad de los datos.
El estudio apunta que esta transformación digital permitirá la adaptación de procesos ya existentes, además de la elaboración de nuevas ofertas, como carteras específicas en materia ambiental, social y de gobernanza. “La transformación digital se está acelerando, y 2021 tiene el potencial de ser el año en que los rezagados se enfrenten a un riesgo estratégico, no por lo que ofrezcan a los inversores sino por la forma en que las ofertas se complementen con las capacidades digitales”, explica el estudio.
Por último, de la encuesta de Deloitte se deduce que se espera un claro incremento de gasto en tecnologías relativas a ciberseguridad y a protección del dato. “Adicionalmente, prácticamente todos los encuestados afirman que están planificando o ya están ejecutando mejoras en tecnologías que faciliten el trabajo en remoto”, concluyen ambos socios.