La actual pandemia sanitaria y sus efectos en la economía han centrado gran parte de la carta anual a accionistas de Larry Fink, consejero delegado de BlackRock. “Desde enero, el coronavirus se ha apoderado de nuestras vidas y ha transformado nuestro mundo, presentando un desafío médico, económico y humano sin precedentes”, señalaba en las primeras líneas de su carta.
Sobre la situación actual reconoce que tomará varios años recuperar la normalidad, así como el gran reto que supone para los gobiernos, la sanidad y las finanzas responder a las consecuencias que se derivarán de esta gran crisis del coronavirus. “En mis 44 años de experiencia en las finanzas, nunca he experimentado nada como esto. El brote ha impactado los mercados financieros con una rapidez y ferocidad que normalmente solo se ve en una crisis financiera clásica. En cuestión de semanas, los índices de referencia de la renta variable mundial cayeron de máximos históricos a un mercado bajista. Incluso se activó el mecanismo para interrumpir el trading en la bolsa de Nueva York, una alternativa creada para amortiguar la extrema volatilidad y que ha sido usada hasta en tres ocasiones. Estas condiciones además se han visto exacerbadas por los bajos niveles de liquidez de los bonos el Tesoro de Estados Unidos, que sirve como referencia para los activos de riesgos de todo el mercado”, sostiene como resumen de la situación.
En su opinión, esta crisis no solo ha presionado los mercados y el crecimiento global a corto plazo, también ha provocado una reevaluación de muchos supuestos teóricos sobre la economía global, como la inmediatez del abastecimiento de las cadenas de suministro o la dependencia del transporte aéreo. Incluso, considera que tras esta crisis habrá un cambio en la forma de interpretar cómo trabajamos, consumimos, compramos, viajamos y nos reunimos. “Cuando salgamos de esta crisis, el mundo será diferente. La psicología de los inversores cambiará. Los negocios y el consumo cambiarán. Y dependeremos más profundamente de nuestras familias y de cada uno de nosotros para estar a salvo”, argumenta.
Hacia la recuperación
Aunque Fink reconoce que todo esto suena “dramático” es optimista y considera que “la economía se recuperará ininterrumpidamente». Según explica, la crisis actual “carece de algunos de los obstáculos para la recuperación de una crisis financiera típica. Los bancos centrales se están moviendo rápidamente para abordar los problemas de los mercados de crédito, y los gobiernos están actuando ahora agresivamente para promulgar estímulo fiscal. La velocidad y la forma de estas políticas están profundamente influenciadas por la experiencia durante la crisis financiera mundial en 2008. También creo que es probable que sus acciones sean más eficaces y trabajan más rápidamente, ya que no están luchando contra los mismos retos estructurales que fueron hace una década”.
Su visión optimista y que se posiciona por una rápida recuperación no significa que no considere que hay muchos riesgos. Tampoco niega que el mercado puede haber no tocado su fondo. “Hay desafíos importantes para aquellas empresas que están muy endeudadas y si los gobiernos no son cuidadosos en el diseño de sus programas de estímulo, las consecuencias económicas de este brote caerán de forma desproporcionada sobre las personas que económicamente son más vulnerables”, añade reflexionando sobre los retos que planteará la futura recuperación.
En mitad de esta tempestad, Frink defiende que el papel de BlackRock es ayudar a sus clientes a “navegar en este mercado ambiente y permanecer enfocado en los rendimientos a largo plazo”. Por eso, desde que empezara la crisis sanitaria en febrero, la gestora ha puesto a disposición de los inversores y clientes publicaciones, calls, análisis y videoconferencias, entre otros recursos para responder a las necesidades de información y responder a todas las cuestiones que se les demanden.
“En BlackRock, seguimos manteniendo la visión a largo plazo en los mercados y en la forma de gestionar nuestra compañía. El mundo y la economía se recuperará de esta crisis. Y para aquellos inversores que no limitan su visión al terremoto que hay bajo nuestros pies, vemos un horizonte por delante lleno de oportunidades en los mercados”, afirma en su carta.
Negocio e industria de fondos
De cara a cómo la firma está afrontando la actual situación de mercado, Fink apunta que están ajustando sus carteras y asegurándose que tienen las herramientas y la tecnología necesaria para dar respuesta al mercado cambiante. En este sentido, el CEO de BlackRock destaca el buen funcionamiento que están teniendo la gama de ETFs de su marca iShares, así como su actividad de asesoramiento financiero.
“Hemos prometido a nuestros accionistas que nos proponemos alcanzar un objetivo de crecimiento orgánico del 5% a largo plazo. Nuestra estrategia para lograr este objetivo a largo plazo es invertir en los principales motores que impulsan el crecimiento de BlackRock hoy y en los próximos años: iShares, estrategias ilíquidas, alternativas y con base tecnológica, innovación para crear alfa y, lo más importante, seguir siendo proveedores líderes de soluciones de inversión manteniéndonos a la vanguardia de sus necesidades”, señala como principales aspectos.
Para lograrlo, Fink apunta que el centro de su estrategia será seguir anticipándose al proceso de consolidación, la presión sobre el cobro de comisiones y la innovación tecnológica. Según argumenta en su carta, “el mayor cambio para los gestores de activos será la forma en que usamos la tecnología. En el futuro, los gestores tienen que ser tan buenos usando la tecnología como en el resto de sus actividades. La tecnología tiene que ser parte de ellos e integrar la tecnología para conectar con el cliente, generar conocimiento sobre la inversión y unificar la organización en una sola plataforma. Estos tiempos que estamos viviendo de alta volatilidad da más sentido a lo esencial que es la tecnología para gestionar el riesgo”.
Por último, el CEO de BlackRock recuerda que tras la última crisis financiero se generó un entorno muy positivo para los gestores de activos y para la industria. Sin embargo, considera que han sido pocos los que han aprovechado esa circunstancia para innovar y lograr un negocio más resiliente. “Una de las principales tendencias que detectamos entre nuestros clientes es que demanda un enfoque de cartera global y completa. En la última década, los inversores valoran más una construcción de cartera bajo un único enfoque, que la selección aisladas de estrategias o activos. Este enfoque es aún más importante en el entorno actual, con tipos de interés en mínimos históricos, el precio del petróleo ha bajado más del 50% desde el principio del año y las acciones a nivel mundial cayendo”, matiza.