La inversión socialmente responsable crece en España, aunque sigue representando un grano de arena en el conjunto de Europa, apenas el 1%. En 2015 el patrimonio de los fondos gestionados con criterios ambientales, sociales y de buen gobierno rozó los 170.000 millones de euros, un incremento del 45% desde el año 2009 y del 16,3% respecto a la anterior medición en 2013. Pero hay que tener en cuenta, como explicó Francisco Javier Garayoa, director general de Spainsif, que “las IICs representaron el 12,4% del ahorro en España en 2015 y ahí, dentro de ese pequeño porcentaje, se encuadra la inversión responsable que supone el 47% del total”.
Eso sí, mientras en el resto de Europa la inversión responsable crece en el tramo retail, en España “no nos está pasando esto, está costando mucho que despegue. Es mínima y hablamos fundamentalmente de inversión institucional al 97%”, aseguró Garayoa en la presentación del estudio «La inversión socialmente responsable en España».
El informe añade que el crecimiento de la inversión retail dependerá de factores a largo plazo como la educación financiera y la concienciación, pero también de la voluntad de los operadores del mercado financiero y de un marco regulatorio propicio.
El principal criterio: la exclusión
Las gestoras de fondos, aseguradoras y entidades financieras que optan por introducir criterios de responsabilidad social en sus inversiones utilizan mayoritariamente el criterio más elemental, la exclusión. Según Garayoa, “es la estrategia más fácil de adoptar y España la utiliza por encima de la media europea”. La explicación es sencilla ya que se trata de la puerta de entrada a la inversión socialmente responsable para entrar más tarde en modelos más complejos.
Según el informe de Spainsif, en seis años esta estrategia ha pasado de suponer algo más del 2% del total del patrimonio gestionado bajo estrategias ISR a suponer el 14% del volumen total. Entre los años 2013 y 2015, el crecimiento se consolidó, creciendo un 30%, hasta alcanzar los 24.000 millones de euros.
Tras la exclusión el siguiente criterio más utilizado es el “Best in Class”, o lo que es lo mismo, un screening de empresas positivo en el que se identifican las que obtengan mejores resultados ASG (criterios ambientales, sociales y de gobernanza). Este tipo de estrategia requiere un esfuerzo superior por parte del inversor. A esta estrategia se suman la inversión temática, que se caracteriza por apostar por determinados sectores relacionados con una temática específica como energía o utilities. Por último, está la inversión de impacto, la de más reciente definición, donde se incluyen las microfinanzas, los Green bonds o bonos verdes y la financiación participativa (crowfunding).
España, una isla en Europa
Los datos nacionales contrastan con las cifras de la inversión responsable en Europa. Según Eurosif, este mercado movió 20 billones de euros en 2015, un 18,3% más respecto a 2013, impulsado por países como Reino Unido, Francia y Holanda.
En Reino Unido, el volumen de activos gestionados ascendió a 5,62 billones de euros, un 26,5% más; en Francia fue de 3,69 billones, un 29,3% más; y en Holanda de 3,26 billones de euros, con un aumento del 24,5%. Destaca entre 2013 y 2015 el crecimiento de países como Alemania, donde la inversión responsable subió un 394,5% en dos años, hasta 1,91 millones, y Suiza, donde lo hizo un 389%, con 2,87 millones.