En el Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra mañana 5 de junio y que este año tiene a Pakistán como país anfitrión, se exigen acciones urgentes para devolverle la vida a los ecosistemas dañados. De hecho, la biodiversidad y la actividad económica están estrechamente relacionadas. Se calcula que la pérdida de naturaleza podría afectar a más de la mitad del PIB mundial, que asciende a 44 billones de dólares.
“La adopción de medidas a favor de la naturaleza puede ayudar a cambiar la situación, generar miles de millones de dólares en oportunidades de negocio y crear millones de puestos de trabajo. La falta de actuación, por el contrario, puede llevar a la aparición de varios riesgos sistémicos: el deterioro y la desestabilización de los ecosistemas provocarían sequías, hambrunas y enfermedades, así como las inevitables migraciones masivas y conflictos que acompañan a estos desastres, inesperados pero previsibles”, advierten desde BNP Paribas AM.
En este contexto, las gestoras defienden el papel catalizador que la inversión sostenible y bajo criterios ESG tiene para preservar la biodiversidad de nuestro planeta. “Las cuestiones medioambientales, que abarcan desde el cambio climático hasta la biodiversidad, pasando por la contaminación local, las cepas microbianas resistentes a los antibióticos y las pandemias mundiales ocupan un lugar destacado en la inversión ESG. Aunque la importancia financiera a corto plazo de las cuestiones medioambientales puede variar de un caso a otro, siempre tenemos la obligación, como inversores responsables, de tenerlas en cuenta. Y, siempre que sea posible, mitigar los riesgos medioambientales que veamos. Una forma de hacerlo es crear coaliciones entre inversores para lograr el cambio”, apunta Eric Pedersen, director de inversiones responsables en Nordea Asset Management.
Un ejemplo de este espíritu de coalición es la iniciativa Finance for Biodiversity Pledge, que implica un compromiso y que ha sido firmado por 55 compañías del sector financiero que representan 9 billones de dólares en activos bajo gestión. “Se trata de una increíble fuerza sobre el progreso que la industria financiera está realizando para combatir el riesgo sistémico que representa la pérdida de biodiversidad a nivel mundial”, destaca Peter van der Werf, director senior de participación y propiedad activa de Robeco, quien considera que este Día Mundial del Medio Ambiente “es un buen momento para hacer un balance de las iniciativas que todas las partes interesadas a nivel global deberían considerar para proteger el medio ambiente”.
En este sentido, Van der Werf añade: “Estamos convencidos de que los esfuerzos concertados de la industria financiera mundial pueden facilitar de forma significativa poder cumplir con los compromisos del Marco Mundial de la Biodiversidad que se negociará en la COP 15 del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) en Kunming a finales de este año. Asuntos como las pérdidas netas para 2030 y la biodiversidad positiva neta para 2050 no estarán sobre la mesa, pero todos los signatarios del Compromiso de Financiación para la Diversidad Biológica trabajarán para cumplir estos compromisos de manera colectiva. Debemos actuar ahora y alentar a todas las instituciones a que desempeñen el papel que les corresponde”.
Desde La Financière de l’Echiquier (LFDE) destacan que participar en esta iniciativa ha ayudado a la formalización de su estrategia climática, lo cual tiene una traducción pragmática. Por ejemplo, para controlar mejor su exposición a los riesgos climáticos, LFDE pretende evaluar los riesgos físicos y de transición de sus fondos ISR de aquí a finales de 2021 y del resto de fondos de aquí a finales de 2022. La medición de la huella de carbono se ampliará al alcance en todos los fondos y la medición de la parte verde será acorde con la taxonomía europea. Según indica la gestora, estas mediciones estarán operativas a finales de 2021.
“La protección de la biodiversidad es una cuestión urgente y de primer orden, al mismo nivel que la lucha contra el cambio climático. La movilización de LFDE en favor de Finance for Biodiversity Foundation y las inversiones de impacto en los mercados cotizados subrayan nuestra voluntad de reforzar nuestro diálogo con las empresas, que son eslabones esenciales de la protección de la biodiversidad”, afirma Bettina Ducat, directora general de La Financière de l’Echiquier.
Según la experiencia de las gestoras, trabajar dentro de estos compromisos internacionales son un paso clave para la orientación de sus negocios, pero es necesario un mayor consenso sobre todo a la hora de medir la biodiversidad. En 2002 se fijaron determinados objetivos para reducir la pérdida de biodiversidad en 2010, ya que se definió un plan estratégico 2011-2020. Ahora, la COP 15 debería revisar un marco posterior a 2020 para la Década de la Biodiversidad de la ONU. En opinión de Ophélie Mortier, estratega de inversión responsable en DPAM, “hay que definir objetivos concretos e indicadores que se puedan captar y medir. Actualmente, los países informan cada cuatro años sobre el tema, pero esta información no se utiliza a nivel internacional. Falta responsabilidad global para una mayor cooperación y transparencia. Es clave implementar una taxonomía sobre lo que es dañino para la biodiversidad y detener los subsidios a estas actividades.»
Con este marco de fondo, el verdadero reto está en que las inversiones estén alineadas con estos compromisos y, en este sentido, una clave importante es la aplicación de criterios ESG en los fondos. Según Bank of America, 4 de cada 10 dólares de las entradas de capital mundial se destinan a ESG. Además, casi el 80% de los encuestados por el banco están interesados en tener en cuenta los aspectos ASG en sus inversiones, mientras que el 29% de los 1.000 inversores en 2020 dijeron que la pandemia les ha hecho creer aún más firmemente que las cuestiones ASG son importantes.
“Los inversores de todo el mundo están incorporando las cuestiones ESG de varias maneras. Una de ellas es a nivel de la empresa de gestión de activos. Otra consiste en excluir las inversiones en función de su puntuación ESG. Otros inversores se dedican a la inversión temática en materia de ESG en empresas con sólidas prácticas de ESG o a la inversión de impacto en empresas que tratan de impulsar un cambio específico en estas materias. Y lo que es más importante, algunos inversores se comprometen directamente con las empresas para instarlas a mejorar sus prácticas ESG”, resumen desde Alger, socio del Grupo La Française.