Las criptodivisas no solo están ganando relevancia entre los inversores particulares, sino también entre los institucionales. Según una encuesta Evertas, de cara a los próximos cinco años, el 26% de los fondos de pensiones, aseguradoras, family offices y fondos afirman que aumentarán “drásticamente” su exposición a esta clase de activos.
“Nuestra última encuesta muestra que los inversores institucionales están entusiasmados con el aumento de su exposición a las criptomonedas y, en general, a los criptoactivos, pero es evidente que hay muchas cuestiones relativas a la infraestructura, operativa y regulación que sustenta estos mercados que todavía les preocupan. Está claro que hay que son aspectos que se deben abordar si esperamos que los inversores institucionales quieran aprovechar el potencial que esta clase de activos puede tener”, señala J. Gdanski, director general y fundador de Evertas, compañía especializada en seguros de criptoactivos.
Según su encuesta, hay otro 64% de inversores institucionales que prevén un ligero aumento en la exposición a criptoactivos, en general, y, en particular al bitcoin. Tal y como explicamos hace algunas semanas, esta clase de inversor estaría viendo en el bitcoin un activo para protegerse de la inflación y de la devaluación de las divisas. Incluso los hedge funds reconocen que su interés por este tipo de activos ha aumentado, o al menos así lo reconoce el 32% de los encuestados por Evertas.
Un interés que también han detectado en Lyxor. En su informe Lyxor Weekly explica que si bien la trayectoria alcista del bitcoin en 2017 se vio impulsada principalmente por los inversores minoristas, parece que el repunte de 2020 se vio propulsado por un conjunto más amplio de inversores, incluidos los institucionales.
“Además de los inversores minoristas, los family offices y los particulares con un elevado patrimonio siguen siendo los inversores predominantes y las fuentes de nuevos monederos y direcciones IP de bitcoin. El bitcoin se benefició de un entorno favorable, y se utilizó cada vez más como cobertura frente al descenso de los rendimientos reales y los ingentes programas de expansión cuantitativa de los bancos centrales, pues se temía que esto acabara depreciando las divisas mundiales e impulsara la inflación. También representa una alternativa ante los decrecientes rendimientos por dividendo de la renta variable. Como cabía esperar, la correlación entre el bitcoin y el oro y la inflación (y, en cierta medida, la renta variable) resulta ahora bastante estable”, recoge el informe.
Sobre los hedge funds señala que se han convertido en importantes actores en el segmento bitcoin, a través de vehículos de inversión especializados o la incorporación de bitcoin en sus asignaciones. “Aunque todavía se halla en sus albores, el mercado sigue adquiriendo profundidad, por lo que respecta a tipos de inversores y gama de productos. En los primeros días, los gestores se centraron principalmente en posiciones largas directas en criptoactivos, como bitcoin, ethereum o ripple. Desde entonces, el abanico más amplio de productos ligados a activos digitales permite a los gestores aplicar estrategias más flexibles y sofisticadas. Los gestores pueden utilizar ahora permutas, opciones y futuros indexados a criptomonedas; también pueden centrarse en los ingresos generados por la tecnología subyacente. Además, pueden invertir en valores emitidos por compañías dedicadas a los criptoactivos y su infraestructura, aunque la mayoría de ellas solo siguen siendo accesibles a través de estrategias de capital riesgo y capital inversión”, añade.
Un ejemplo de este avance es la decisión anunciada por BlackRock, que permitirá a dos de sus fondos invertir en bitcoins a través de futuros. A finales de enero, la gestora comunica a la SEC que incluirá el bitcoin dentro del universo elegible de inversión de dos de sus fondos: BlackRock Funds V (incluye BlackRock Strategic Income y BlackRock Emerging Markets Flexible Dynamic Bond Portfolio) y BlackRock Global Allocation Fund.
“Cada fondo puede utilizar instrumentos denominados derivados, que son instrumentos financieros que obtienen su valor de uno o más valores, productos básicos (como el oro o el petróleo), divisas (incluido el bitcoin), tipos de interés, acontecimientos crediticios o índices (una medida del valor o de los tipos, como el índice S&P 500 o el tipo de interés preferencial para préstamos). Los derivados pueden permitir que un Fondo aumente o disminuya el nivel de riesgo al que está expuesto de manera más rápida y eficiente que con otras transacciones”, explica BlackRock a la SEC en su comunicado.
Otra forma en que las gestoras se están acercando a este universo de criptoactivos es invirtiendo en tecnología blockchain, que comienza a ser un ámbito cada vez más popular en las carteras temáticas que invierten en tecnología o en aquellas que siguen megatendencias tecnológicas. Por ejemplo, el fondo BNY Mellon Blockchain Innovation Fund, de Mellon, que es uno de los pocos productos blockchain de gestión activa en Europa.
«Las criptomonedas forman parte del ecosistema digital. Han madurado rápidamente en la misma medida que la evolución del mundo digital, con una validez cada vez mayor respaldada por el creciente número de componentes globales. El progreso de los organismos reguladores, el aumento en el uso de la tecnología blockchain en las empresas y un ecosistema de pagos ayudan a satisfacer las necesidades bancarias de toda una nueva generación que está floreciendo. Prácticamente todas estas tendencias se han acelerado como consecuencia de los esfuerzos realizados en favor de la digitalización global para ayudar a resolver los desafíos creados por COVID-19. En nuestra opinión, estos desarrollos validan aún más a blockchain como un componente integral de la futura infraestructura tecnológica», explican Erik A. Swords y Justin R. Summer, gestores de Mellon.
En opinión de estos gestores, «las características clave del bitcoin -descentralizado, limitación de la oferta, seguro y cada vez más aceptado- representan una atractiva oportunidad riesgo/recompensa frente a los importantes obligaciones fiscales que los bancos centrales se verán tentados a inflar mientras se desarrolla toda esta transformación digital en el sector financiero».
Un debate abierto
En el caso de la decisión tomada por BlackRock, parece algo anecdótico, pero no lo es, ya que por primera vez una de las grandes gestoras del mercado toma esta decisión. Algo que contrasta mucho con la posición que mantienen las firmas de inversión sobre esta clase de activos, ya que son pocas las que se pronuncian sobre ellos. Por ejemplo, Chris Iggo, CIO Core Investments de la gestora de fondos AXA Investment Managers, sí está dispuesto a dar su visión sobre el bitcoin.
“No creo que sea una moneda, porque no tiene ningún respaldo fundamental legal o soberano. Para que los activos se consideren en una cartera de inversión a largo plazo, uno debería ser capaz de atribuirles algún valor intrínseco fundamental: el crecimiento de las ganancias a largo plazo en la renta variable, la prima de riesgo crediticio en relación con las tasas libres de riesgo en los bonos. No hay flujo de caja de bitcoin más que el que es impulsado por el cambio de precio, que puede ser ampliamente negativo o positivo. Ciertamente, esto no se deriva de ningún flujo de efectivo económico fundamental como los beneficios o los ingresos fiscales. Es un instrumento especulativo que en última instancia carece de toda seguridad jurídica, que no puede ser realmente valorado y, por cierto, cuya producción es seriamente intensiva en carbono. Yo consideraría invertir en o comprar bitcoin de la misma manera que consideraría apostar en el Grand National, pero no como un activo serio a largo plazo”, explica Iggo.
Quien también ha mostrado una postura crítica sobre esta clase de activos ha sido el inversor multimillonario Warren Buffett. Entre sus numerosas reflexiones, destaca esta: “Las criptodivisas básicamente no tienen valor y no producen nada. No se reproducen, no pueden enviarte un cheque, no pueden hacer nada, y lo que esperas es que alguien más venga y te pague más dinero por ellas más tarde, pero entonces esa persona tiene el problema. En términos de valor: cero”.
Otra voz crítica, o al menos reflexiva, llega desde el lado de las instituciones financieras. En esta ocasión, hemos podido escuchar al Banco Central Europeo (BCE) reclamar una regulación global para las criptomonedas. Durante la conferencia Reuters Next, a mediados de enero, Christine Lagarde, presidenta de la institución, las calificó como un “activo altamente especulativo”. Y afirmó: «Pienso que es absolutamente necesaria una cooperación global y una acción multilateral como la iniciada en el G7 y luego trasladada al G20, pero es algo que es necesario abordar».
Sea cual sea el futuro de estos activos en las carteras de los inversores y en la composición de los fondos que las gestoras crean, como bien recuerda Carlos Ruiz de Antequera, será necesario entender bien en qué consisten los criptoactivos.