En un contexto tan marcado por la política y con tanta incertidumbre, ¿cómo proteger las carteras de la volatilidad? Este es quizá uno de los quebraderos de cabeza de muchos gestores, por los que cada firma ha ido desarrollando diferentes estrategias que les permiten contener los riesgos. Emma Duhaney, especialista senior en productos de Insight, gestora que pertenece a BNY Mellon, explica en esta entrevista cuál es su fórmula…. la que aplica en la gestión del BNY Mellon Global Short-Dated High Yield Bond.
“Centramos nuestra inversión en bonos con un vencimiento a muy a corto plazo, lo que nos permite reducir al máximo la volatilidad. La clave está en los activos que elegimos y en la forma que construimos la cartera para garantizar que no hay ningún default”, explica Duhaney. En su opinión, la clave está en reducir la volatilidad al comprar el bono cuando está a punto de materializarse porque “el riesgo de default es mínimo y es poco probable que se me mueva el precio”.
Esta es la estrategia aplicada al BNY Mellon Global Short-Dated High Yield Bond Fund, un producto de renta fija gestionado de forma activa que trata de proporcionar rentabilidades superiores al Libor. Para ello invierte principalmente en una cartera de bonos high yield, es decir con calificación inferior al grado de inversión, a corto plazo, pero también en convertibles, préstamos y bonos de titularización de activos. Además, vende de forma selectiva protección en derivados de crédito.
Ahora bien, para que este principio funcione es muy importante cómo se compone la cartera y qué compañías forman parte de ella. “Tenemos un equipo de analistas que analizan las empresas. Cuando tu estrategia son bonos a corto hay una serie de cosas que tienes que chequear, entre ellas: que sean compañías que vayan a poder pagar, cuál es la estructura de su capital, cuándo vencen sus bonos, si es una empresa flexible o si aumentan sus beneficios. En definitiva, todos los aspectos que entran en juego para valorar si podrá pagar o cuál es su capacidad para refinanciarse”, afirma la experta.
El sector retail no le gusta porque es extremadamente cambiante, pero no deshecha ningún otro porque, insiste, se centran más en la duración y calidad de bono que en un área concreta de actividad económica. “Tenemos un sistema que se llama ‘the main check list’ en que buscamos identificar cualquier riesgo que se pueda generar en las compañías y afectar a las rentabilidades. Por ejemplo, si hay posibilidades de que sea comprada o posibles riesgos regulatorios. Tratamos de detectar cualquier aspecto que pueda perjudicar al pago de sus bonos”, recuerda.
Para entornos inciertos
En opinión de Duhaney, esta estrategia es perfecta para momentos tan inciertos como el actual porque está diseñada para entornos con diferenciales crecientes y cambios en los tipos de interés. “Nos encontramos con que muchos gestores tradicionales de high yield están vendiendo bonos a corto plazo porque bonos con menos de un año de madurez no están dentro de su índice, lo cual nos está permite comprar el tipo de activo que queremos a precios más baratos. Y dado que nos movemos a corto, es fácil tener liquidez para seguir adquiriendo nuevos bonos”, señala esta experta.
Entre los riesgos que identifica ahora mismo en el mercado, Duhaney coincide con las opiniones generalizadas del sector: la política. Según explica, “ésta siempre despierta incertidumbre y ahora mismo tenemos por delante elecciones en Holanda, Francia y Alemania. Esto siempre supone volatilidad porque los inversores han visto grandes cambios en las últimas elecciones de Reino Unido y Estados Unidos, por lo tanto están preocupados sobre qué ocurrirá en Europa este año”.
Al riesgo político hay que sumar las decisiones que tomen los bancos centrales como el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal (Fed) ya que, obviamente, una subida de tipos de interés impactará sobre el mercado de bonos. “Creemos que la Fed va a subir los tipos dos veces este año, quizá si el crecimiento de la economía norteamericana es muy fuerte, será algo más; pero por el momento pensamos que serán dos veces en 2017”, apunta.
Respecto a Trump se muestra cauta y a la espera de ver cuáles son las primeras medidas económicas que toma la nueva administración y recuerda que las políticas comerciales y fiscales son las más importantes por el impacto que tendrían sus promesas electorales al respecto. Eso sí, pone el foco en la parte comercial y avisa de que sería muy negativo si Trump “se mete en una guerra comercial porque provocaría restricciones importantes en el comercio mundial”.