En su junta general de Accionistas, esta mañana Douglas Flint, presidente de HSBC, ha reconocido que el banco está considerando mover su sede fuera de Reino Unido. El comunicado, un duro golpe para David Cameron en plena campaña electoral, ha sido aplaudido por los mercados, que recompensaban al banco con subidas en bolsa. Las elecciones en Reino Unido se celebran el próximo 7 de mayo.
«Como parte de la revisión estratégica que se está realizando, el consejo de administración ha pedido al equipo directivo que comience el trabajo para analizar cual es el mejor sitio para que HSBC tenga su sede en el nuevo entorno del sector financiero», reza el comunicado.
Las razones son regulatorias y fiscales. Aunque sobre la decisión también pesa la posible salida de Reino Unido de la Unión Europea. El Gobierno británico impone desde hace cinco años una tasa a la banca en función del volumen de activos domiciliados en el país. Ese impuesto podría suponer en 2015 un coste de unos mil millones de libras para HSBC.
HSBC tiene su sede en Londres, pero la mayor parte de sus activos en Asia, que según explica el diario Expansión, también son gravados por esa tasa. Si trasladara su sede social a Hong Kong el impuesto pasaría a afectar sólo a los activos de HSBC en Reino Unido. Pasaría a tener un modelo similar al de Santander, que sólo paga unos 80 millones de libras en esa tasa al grabar sólo los activos de su filial británica.
“El pasado reciente ha sido muy difícil para HSBC”, comentaba Flint.
De quedarse en Reino Unido, el futuro podría ser aún más duro, aseguran varios analistas bancarios, puesto que prácticamente todos los partidos que concurren a las elecciones incluyen en su programa mayores tasas impositivas para la banca para financiar el déficit presupuestario británico.