Cuando Stuart Gulliver tomó las riendas de HSBC, en 2011, la banca privada del banco asiático con sede en Londres contaba con presencia en 150 países, hoy, en aproximadamente 50, pero el grueso de la reestructuración ya terminó.
Luego de que en 2015 el banco fuera involucrado en un escandalo de evasión fiscal, con los llamados Papeles de Panamá, Gulliver empezó una reestructuración para la cual contrató a especialistas de Rothschild y KPMG, quienes centraron sus esfuerzos en eliminar o reducir las bancas privadas de, principalmente Europa, pero incluyendo las de países como Japón, Panamá, Israel, Bermudas, Brasil y México.
En su más reciente publicación de resultados, en la que se observa una caída de 62% en sus ganancias-afectadas por ingresos menores luego del cierre de diversas unidades-, Gulliver escribió que da por zanjada la reestructuración y que “a pesar de que la Banca Privada Global es mucho más pequeña de lo que era hace tres años, está posicionada deliberadamente para un crecimiento sustentable y enfocado en servir las necesidades de banca privada de los directivos y dueños de los corporativos clientes del grupo”.
El directivo también se notó optimista mencionado que «2016 fue un buen año en el que logramos un sólido desempeño de todos nuestros negocios globales,» a pesar de que recoge una provisión de aproximadamente 700 millones de dólares por gastos legales relacionados con demandas por lavado de dinero y por no prevenir la evasión de impuestos en países como EE.UU., Argentina, Francia, Bélgica y la India.