“Asegurar el futuro a los socios presentes y a las generaciones futuras que aún están por llegar”, desde esta óptica aborda Paul Smith, presidente y CEO de CFA Institute, los retos globales del sector. Las menores tasas de retorno, el crecimiento más lento tras la Gran Recesión y la tendencia a favor de la gestión pasiva son los principales temas que, en su opinión, están presionando al sector de los profesionales de la gestión de inversiones.
Smith, durante su discurso en la 70ª Conferencia Anual de CFA Institute, celebrada en Filadelfia, quiso trasladar una clara reflexión: hay que elevar la profesionalidad de esta industria a un nivel superior. “Mientras que estamos en una era de bajo crecimiento y bajos retornos, nuestros clientes parecen preocupados con el resultado de nuestro trabajo. Nos enfrentamos a un creciente escepticismo público acerca del valor que realmente aporta la industria de inversiones, y me pregunto de cuántos dignos de confianza somos. El futuro de la industria es vital para el funcionamiento de la economía mundial, para los millones de trabajadores que emplea a nivel mundial y para los millones de clientes y inversores finales que dependen de él para gestionar alrededor de 100 billones de dólares de activos hoy día”, apunta.
Con esta lectura del entorno actual, quiso azuzar a sus compañeros de profesión para recordar dónde está realmente el valor de su profesión. “A todos nos gusta decir que ponemos a nuestros clientes en primer lugar. Pero no basta con proclamarles un compromiso fiduciario formal; tenemos que estar a la altura de ese estándar fiduciario todos los días y nuestros clientes e inversionistas tienen que creer que lo hacemos”, enfatiza.
En su opinión son varios los deberes que tienen pendientes los profesionales de la gestión de las inversiones como por ejemplo promover la alfabetización financiera –en especial de cara los vehículos de ahorro y productos para la jubilación–, llegar al conjunto de la sociedad, aumentar la base de las personas que acumulan la riqueza –en detrimento de la pobreza– y mejorar la confianza de la población en su sector.
Para afrontar estos desafíos y tareas pendientes Smith apunta cuatro pasos: revisar el modelo de negocio, reforzar la confianza en este sector, contar con profesionales con una profunda ética y transparencia, y mejorar la inclusión de la tecnología para que no sea un factor disrruptivo.
En concreto, defiende que la industria y los profesionales no se aíslen. “La imagen del profesional de la inversión que siempre prospera, si el cliente se hunde, tiene que cambiar. Y cambiarlo depende de nosotros. Vivimos en una burbuja de honorarios, un poco como una burbuja inmobiliaria. Debemos hacerlo mejor si queremos justificar nuestros honorarios y debemos vincularlos más con el valor que creamos para la sociedad”, afirma.
En este contexto, Smith defiende que CFA Institute tiene que tener un papel de liderazgo y de apoyo a todos los profesionales. “Liderar con franqueza significa ser realista acerca de las perspectivas reales de nuestros clientes, incluso cuando nos duele ser tan honesto. Significa tomar posiciones claras contra productos y prácticas que ponen a los inversionistas en desventaja. Liderar con transparencia y poner los intereses de nuestros clientes por encima de todo significa que debemos involucrarnos con los reguladores en todas partes para proteger a los inversores sin atar indebidamente las manos de las empresas. Nosotros, como profesión, debemos ganar el derecho de impulsar la agenda reguladora”, argumentó durante su intervención.