El presidente de Banco Santander, Emilio Botín, fallecía anoche en Madrid de un infarto de miocardio en su domicilio a los 79 años de edad, tal y como lo ha comunicado el banco en un hecho relevante remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en el que la entidad que presidía desde 1986 explica que de acuerdo con lo previsto en sus reglamentos, durante este miércoles se reunirán la comisión de nombramientos y retribuciones, y el consejo de administración para designar al nuevo presidente del banco.
Según destaca la prensa española, antes de su fallecimiento, Botín estaba trabajando en dejar al frente de la presidencia a su hija Ana Patricia, un hecho que ya da por sentado el diario online El Confidencial, que sostiene que de acuerdo a fuentes próximas a la entidad, la familia elaboró un protocolo para traspasar los poderes a un miembro de la familia en el caso de fallecimiento, como así ha sido. Todo parece indicar que la que le sucederá será Ana Patricia Botín.
La noticia de la muerte de Emilio Botín, que ha tomado por sorpresa, está siendo recogida por la mayoría de los principales diarios financieros del mundo en sus ediciones online, que destacan su labor al frente de la entidad cántabra y como durante sus casi 30 años al frente, el miembro de toda una saga de banqueros supo alzar a Banco Santander entre las primeras entidades del mundo. Botín, figura clave de la configuración de la banca española en las últimas décadas, será enterrado mañana en la localidad cántabra de Puente de San Miguel, en la finca familiar de los Botín, en el panteón donde descasan los restos de su padre, Emilio Botín-Sanz de Sautuola López.
Emilio Botín – Sanz de Sautuola y García de los Ríos, nació en Santander el 1 de octubre de 1934 y era hijo de Emilio Botín-Sanz de Sautuola y López y Ana García de los Ríos, una familia muy vinculada al Banco de Santander, su padre y su abuelo ya habían presidido la entidad financiera. El mismo año en que nació, su padre fue nombrado director general del Banco de Santander y empieza una nueva vida en la entidad. Los 67 años de historia que acumulaba para entonces no habían sido suficientes para colocarse como primera entidad financiera cántabra, pero en los 64 siguientes su padre lo colocó entre los seis grandes de la banca española y él lo auparía a primer banco de la zona Euro y uno de los más grandes del mundo.
Su carrera universitaria la desarrolló en Bilbao, donde obtuvo la licenciatura en Derecho y Economía por la Universidad de Deusto. Casado con Paloma O’Shea Artiñano desde 1958, tenía seis hijos.
Emilio Botín entró en el entonces llamado Banco de Santander en 1958 y, tras ocupar diversos cargos en los servicios centrales del Paseo de Pereda de la ciudad cántabra, dos años después fue nombrado consejero. En 1964, con 30 años, ya era director general y miembro de la comisión ejecutiva del consejo. Seguiría tomando mayores responsabilidades progresivamente. En 1971 fue elegido vicepresidente segundo; en 1977 asumió el cargo de consejero delegado, y el 19 de noviembre de 1986, la presidencia. Paralelamente, su padre dejó también la presidencia de Bankinter, asumida en aquel momento por Jaime Botín.
Cuando el tercer Emilio Botín asumió la presidencia del Santander, el banco ya había entrado a formar parte del selecto club de los “siete grandes” de la banca española, pero era uno de los más pequeños, muy lejos del tamaño de los grandes bancos madrileños, el Banco Central, Banesto y el Hispano Americano, algo menor que el Bilbao y muy similar al Vizcaya.
Dos años después, en 1988, Botín firmó una de las alianzas de mayor alcance de la banca europea, tanto por su desarrollo efectivo como por su duración, con The Royal Bank of Scotland, por entonces un banco escocés de tamaño medio dentro de la banca británica, que luego entraría en el siglo XXI como el quinto banco del mundo por capitalización bursátil.
Esta alianza formó parte de todo un fuerte desarrollo internacional que se producía justo después de que, en junio de 1985, España se incorporará a la Comunidad Económica Europea (CEE). En 1987, el Banco Santander adquiría Bankhaus Centrale Credit, que pasará a denominarse CC Bank, con lo que puso un pie en Alemania. Dos años después entraría en Italia, con la compra de una participación del Instituto Bancario Italiano y poco más tarde en Estados Unidos, al adquirir el 13,5% de First Fidelity (1991), participación que más tarde incrementaría hasta un 23,4%. A la vez, empezó a desarrollar con mayor fuerza su incursión en Iberoamérica, con filiales en Chile, Argentina, Panamá y Puerto Rico.
Expansión en Latinoamérica
Emilio Botín puso en marcha el redimensionamiento de las posiciones del banco en el extranjero e inició un proceso de fuerte expansión en Iberoamérica, con la compra de bancos en Chile, Argentina, Colombia, Perú, Venezuela, México y Brasil.
El gran salto se produjo en enero de 1999, cuando el 15 de enero anunciaba por sorpresa la fusión del Banco Santander con el Banco Central Hispano. Era la primera gran operación europea desde que el euro se implantaba en los mercados, justo con el inicio de ese año.
En los primeros años tras la fusión, se completó la expansión en Iberoamérica, con la compra de grandes bancos en México (Grupo Serfin) y Brasil (Banespa), además de otras entidades de menor tamaño en Argentina, Chile o Venezuela. Estas adquisiciones elevaron la inversión total del Grupo Santander en la región a algo más de 17.000 millones de euros.
En 2004, Santander adquirió el banco Abbey, sexta entidad financiera británica y segunda en el mercado hipotecario, mediante el canje de acciones de Santander por acciones de Abbey, para lo que se realizó una ampliación de capital por valor de 12.500 millones de euros. Tras esta adquisición, Santander y The Royal Bank of Scotland (RBS) deshicieron el cruce de Consejeros y Santander vendió su participación accionarial en RBS.
Emilio Botín supo aprovechar los años de la crisis económica mundial de finales de la primera década del siglo XXI para realizar operaciones que permitieron redondear la expansión del Banco Santander en Reino Unido y Brasil, poner un pie en Estados Unidos y tomar una fuerte posición en Polonia, entre otras operaciones.
Este proceso de expansión ha dado lugar a un Banco Santander que cuenta con 3,3 millones de accionistas, presta servicios a 107 millones de clientes, atendidos a través de más de 13.000 oficinas y 185.000 empleados.
Emilio Botín ha sido también presidente de la Fundación Marcelino Botín, una de las primeras instituciones privadas españolas dedicadas al fomento de la investigación científica, conservación del patrimonio histórico y desarrollo de las ciencias sociales. Tanto a través del Banco como de la Fundación, Emilio Botín ha desarrollado una intensa actividad en los ámbitos universitario y científico españoles e iberoamericanos.