La gestora austríaca Erste Asset Management ha categorizado la totalidad de su gama de fondos de inversión de impacto dentro del artículo 9 de la normativa europea SFDR. Esta clasificación afecta a las estrategias Erste Green Invest, Erste Responsible Bond Global Impact, Erste Responsible Microfinance, Erste Stock Environment y Erste WWF Stock Enviroment; es decir a aquellos fondos que poseen un objetivo o impacto sostenible.
El reglamento SFDR de la Unión Europea, que entró en vigor a principios de marzo de 2021, establece nuevas normas de transparencia con respecto a los resultados de los riesgos de sostenibilidad en los productos de inversión financiera y sus efectos negativos. El objetivo de los fondos categorizados en el artículo 9 es generar no sólo rendimiento, sino también un efecto positivo, es decir, un impacto positivo en la sociedad.
Desde Erste AM recuerdan que los fondos de impacto son inversiones que buscan generar efectos sociales y medioambientales positivos y medibles, además de un rendimiento financiero. En su opinión, el creciente mercado de las inversiones de impacto está canalizando el capital hacia los retos más acuciantes en ámbitos como las energías renovables, la protección del clima, la microfinanciación y los servicios básicos asequibles y accesibles como la vivienda, la sanidad y la educación.
“Durante mucho tiempo, se dejó a las propias gestoras de fondos que juzgaran ellas mismas si un fondo era de impacto o no. Por una parte, esto facilitó crear productos nuevos e innovadores, aunque, por otro lado, se abrió la posibilidad de realizar inversiones «greenwash”, es decir, un simple lavado de cara”, afirma Walter Hatak, responsable de Inversiones Sostenibles de Erste AM.
Para que el impacto de los fondos bajo el artículo 9 del SFDR sea medible y sostenible, Erste AM encarga a expertos externos un análisis de impacto anual. En dicho análisis, se evalúa el impacto que han tenido los activos invertidos en el fondo a lo largo del año. Estos activos pueden ser las acciones de las compañías que ofrecen soluciones contra el cambio climático o, en el segmento de la renta fija, bonos verdes o bonos de sensibilización climática que cumplan los criterios de sostenibilidad de la gestora. «El impacto no significa necesariamente cuestiones medioambientales; los temas sociales, como la creación de empleo en los países emergentes a través de microcréditos, también desempeñan un papel importante para Erste AM», afirma Hatak.
Por último, Hatak comenta, además, que desde su punto de vista, cada decisión de inversión tiene un impacto que debe medirse independientemente del tipo de producto. “Por esta razón, fuimos la primera gestora de fondos de Austria que se adhirió al Montreal Carbon Pledge y publicamos cada año en nuestra página web la huella de carbono de todos los fondos de inversión».
Por este motivo, continúa, “nos llena de orgullo el hecho de que, desde el inicio de las mediciones, nos hayamos situado sistemáticamente por debajo de la media del mercado en cuanto a emisiones de CO2, entre otras cosas gracias a nuestros estándares mínimos aplicados por toda la compañía. Desde 2017 también publicamos nuestros riesgos hídricos en los fondos de renta variable sostenible, y este año hemos ampliado los cálculos para incluir los fondos de renta fija por primera vez. La neutralidad climática, por tanto, tiene que ser el objetivo prioritario. Con los fondos de impacto podemos invertir en aquellas empresas y proyectos que contribuyan decisivamente a cerrar el grifo del agua de una vez por todas», concluye Hatak.