El volumen de negocio de las aplicaciones de inteligencia artificial en el entorno empresarial, que facilita la automatización de procesos y aumenta los niveles de eficiencia de una amplia variedad de procesos productivos, cuenta en la actualidad con previsiones de crecimiento anual del 27% entre 2020-2025, según datos manejados por la consultora especializada IDC.
El informe, para el cual fueron entrevistadas más de 150 empresas, prevé un aumento del 19,6% interanual en el gasto mundial de inteligencia artificial, que se situaría en torno a los 432.000 millones de dólares. La consultora, además, va más allá y proyecta un futuro en el que el mercado podría superar los 500.000 millones en inversión en 2022 y alcanzar los 1.400 millones a cinco años vista.
El ámbito jurídico no se queda atrás en cuanto a la inversión en inteligencia artificial. Según detalla Miquel Montero de Quadras, CEO y fundador de Atomian, “el objetivo principal de la implementación de estas tecnologías es exprimir al máximo la eficiencia de los recursos, de modo que se puedan aumentar ingresos al mismo ritmo que se reducen los costes”.
“El pragmatismo del sector legal, acostumbrado a la estabilidad, le ha llevado a observar el auge de la inteligencia artificial desde la distancia. Dicho pragmatismo se ha acrecentado con las primeras experiencias de aplicación, que no siempre han dado los frutos deseados. Pero esto está cambiando, existen casos de aplicación reales, integrados en el día a día de la práctica legal en todos sus extremos, que están produciendo beneficios medibles. Para los profesionales de la práctica legal esperar y ver no es ya una opción”, afirma Montero de Quadras.
El futuro pasa por una apuesta por el talento digital
En un periodo como el actual de cambio constante, uno de los grandes retos a los que se enfrentan los despachos de abogados y otras empresas del sector es la necesidad de conocer el funcionamiento del nuevo entorno digital para poder trabajar en él y aprovechar todas sus posibilidades.
“Muchos despachos parten de una definición de sus procesos muy estricta e incluso han hecho gala de ese rigor para ofrecer servicios de máxima calidad. Pero este enfoque tiene que compatibilizarse con una gestión constante del cambio, y sobre todo con la adecuada formación digital de sus activos más valiosos, las personas. Ya no es raro ver trabajar codo con codo a abogados e ingenieros en la implementación de las operaciones legales soportada por herramientas digitales”, detalla el CEO de Atomian.
Si la digitalización y la gestión del cambio son la clave para mantener la competitividad, la inteligencia artificial es el gran paso de transformación que los despachos afrontan. “En este contexto la inteligencia artificial supone ampliar el reto, por la tradicional dificultad para operar las herramientas disponibles, pero también es la tecnología que brinda posibilidades más disruptivas tanto a nivel de ahorro de costes como de aparición de nuevas oportunidades de negocio”.
El objetivo siempre debe ser que los abogados puedan concentrar todos sus esfuerzos en todos aquellos aspectos estratégicos o aquellos en los que el factor humano sea clave, dejando las tareas rutinarias a la IA, y disponiendo de mejores herramientas de soporte a la toma de decisiones, pudiendo además convertir procesos manuales en operativas prácticamente automáticas.
“¿Por dónde empieza el camino? Sin duda alguna por la una automatización de procesos documentales, a través de la cual el profesional podrá democratizar el acceso a los datos y tomar decisiones basadas en los mismos para, en última instancia, aplicar recetas de ciencia de datos en la toma de decisiones”, concluye.