Según un nuevo estudio de BlackRock, los altos directivos de aseguradoras a escala mundial prevén un cambio considerable en el sector a raíz de un año que ha llevado a estas empresas a adentrarse en territorio desconocido. El estudio recoge las opiniones de 360 altos directivos en 25 grandes mercados de seguros. En total, las empresas participantes representan activos aptos para la inversión por valor de más de 24 billones de dólares estadounidenses y abarcan dos tercios del sector.
El estudio, que este año celebra su novena edición, identifica cuatro temáticas destacadas que se sitúan en el punto de mira de las aseguradoras tras la crisis provocada por la pandemia: sostenibilidad, resiliencia de la cartera, revisión del modelo de negocio y transformación tecnológica. Estas tendencias también están repercutiendo en la predisposición al riesgo y la asignación de activos de las compañías de seguros: a más del 60% le preocupa que las carteras registren una rentabilidad negativa y los posibles desembolsos relacionados con el COVID-19 que tengan que efectuar. No obstante, casi la mitad de las aseguradoras sostienen que están buscando incrementar su exposición al riesgo durante los próximos 12-24 meses y citan las inversiones alternativas y la renta variable como sus clases de activos predilectas. Al mismo tiempo, el estudio revela que las firmas de seguros buscan incrementar sus posiciones en efectivo, y muchas de ellas se encuentran a la espera de las oportunidades de inversión adecuadas.
Priorizar los objetivos de sostenibilidad
El estudio muestra que el 78% de las aseguradoras considera que la pandemia del COVID-19 las está llevando a intensificar su énfasis en las cuestiones ESG y a hacer mayor hincapié en los aspectos sociales y de buen gobierno. Más del 50% de los participantes en el estudio ha invertido en estrategias ESG concretas en el último año. Un 52% ha hecho de los factores ESG un componente fundamental de su evaluación del riesgo de inversión en el marco del análisis de nuevas inversiones y casi un tercio (32%) ha rechazado una oportunidad de inversión en los últimos 12 meses por albergar preocupaciones en materia de ESG. La implementación de estos criterios en la cartera puede tomar muchas formas: reducir la intensidad de carbono de las carteras existentes, estructurar carteras alineadas con los objetivos del Acuerdo de París o realizar inversiones temáticas y de impacto. En efecto, las aseguradoras buscan integrar la sostenibilidad en las dos columnas del balance.
Mejorar la flexibilidad de la cartera en pro de la resiliencia
Ante la actual coyuntura de incertidumbre y de tipos de interés en cotas reducidas durante un periodo prolongado, cerca del 60% de las compañías de seguros busca reposicionar sus carteras para combinar el énfasis en activos de calidad superior con una mayor diversificación, así como incrementar la flexibilidad de la cartera con un sólido gobierno corporativo.
La predisposición al riesgo es sorprendentemente marcada: un 47% busca incrementar el riesgo. Los riesgos macroeconómicos y de mercado que más preocupan a las aseguradoras incluyen los geopolíticos (57%), la volatilidad del precio de los activos (64 %) y la liquidez (58%). El entorno de tipos de interés persistentemente reducidos en los mercados desarrollados está llevando a las firmas de seguros a efectuar asignaciones considerables a productos alternativos no líquidos y a activos de mercados emergentes que ofrecen rentabilidades más elevadas.
Anna Khazen, responsable del equipo de Instituciones Financieras para la región EMEA de BlackRock, destacó: «La resiliencia y la diversificación se sitúan en el epicentro del enfoque de inversión de las aseguradoras, y el contexto reciente acentúa la importancia de ambas. Si bien observamos una voluntad continuada de diversificar, en especial mediante la inversión en activos privados, casi dos tercios de las compañías se centran en la calidad y la resiliencia de sus carteras de crédito, en combinación con un proceso de toma de decisiones más ágil».
Rediseñar los modelos de negocio
En vista de que la pandemia está acentuando la presión sobre un sector que ya se encuentra inmerso en un proceso de cambio, el futuro a corto plazo exigirá que los equipos directivos se centren en cómo rediseñarán sus modelos de negocio y dónde invertirán para generar beneficios. Más de un 60% prevé una oferta de producto más flexible y personalizada que contemple una interacción más estrecha con los suscriptores de pólizas en una coyuntura de tipos reducidos. Las aseguradoras de vida y multilínea planean priorizar la cobertura especializada del riesgo de pandemia (62%) y los seguros de vida con un componente de inversión (57%) durante los próximos dos años. Los modelos de negocio también están siendo objeto de un replanteamiento para reflejar la acentuación del énfasis en la sostenibilidad.
Patrick Liedtke, responsable de Clientes Estratégicos para la región EMEA en el Equipo de Instituciones Financieras, explicó: «Cuando nuestro estudio global sobre seguros identificó los criterios ESG como una temática clave hace dos años, muchas empresas seguían teniendo dificultades con este concepto y las implicaciones que tenía para sus estrategias de inversión. Hoy día, el sector de seguros a escala global en su conjunto está liderando los esfuerzos en materia de sostenibilidad en los mercados públicos y, de forma creciente, en los privados, lo que está transformando las formas de invertir y gestionar el riesgo».
Transformación tecnológica
Cerca del 70% de las aseguradoras planean priorizar la tecnología, puesto que consideran que transformará el sector en todas sus vertientes al cambiar la manera en la que se evalúa el riesgo en el marco de las pólizas, la forma en la que se logra optimizar las rentabilidades de inversiones tanto en los mercados públicos como en los privados, cómo se distribuye el producto a los asegurados, y lo que es más importante: de qué manera se gestionan las empresas cuando una proporción considerable de su plantilla trabaja desde casa. El sector ha logrado un éxito notable a la hora de operar en remoto. En efecto, tan solo un 24% de los participantes mencionó brechas tecnológicas.