La crisis económica que atraviesa España desde 2008 ha puesto de manifiesto que sus relaciones financieras con Latinoamérica no son una vía de sentido único. Muy al contrario, y frente a años en los que el movimiento predominante era el de empresas españolas invirtiendo en la región, ahora se busca potenciar el interés del inversor latino por España y Europa. “La situación ha cambiado mucho: hace años el inversor español iba a Latinoamérica pero ahora las grandes empresas han ralentizado el ritmo de sus inversiones e incluso se están viendo obligadas a vender activos en la región por necesidades de capital”, explica Pablo Díaz-Lladó, socio de GBS Finanzas Investment Bankers a Funds Society.
Ahora la situación se ha dado la vuelta y los expertos de la compañía observan interés por parte de grupos latinoamericanos por tomar las riendas de las inversiones locales que los españoles están dejando más de lado, y, al mismo tiempo, por invertir en España. Según Díaz-Lladó, se acercan también al país como puente o primer punto de contacto para ir más allá, hacia el continente europeo. Es decir, la inversión en compañías españolas les ofrece tres elementos: acceso al propio mercado latinoamericano, y también al español y al europeo.
Este cambio, que no supone un giro de 180 grados porque una cosa es el interés y otra la firma de operaciones -que va más lenta según advierten los expertos-, se ha producido una vez se han calmado los mayores temores sobre la ruptura del euro y ha mejorado el sentimiento. Lo que está claro es que las miradas están puestas en España y poco a poco, el dinero va entrando también. Como prueba, las recientes compras de las divisiones inmobiliarias, o parte de ellas, de Bankia, la Caixa, Sabadell o CatalunyaCaixa por grupos americanos como Cerberus o TPG, en los dos primeros casos; la venta de Evo Banco a Apollo, así como la entrada de inversores latinos en la última ampliación de capital de Sabadell.
Y es que, por sectores, el primer punto de mira es el inmobiliario, y el financiero. “En Latinoamérica los precios no están precisamente ajustados: unas oficinas en Bogotá pueden ser mucho más caras que en Madrid. En algunos mercados existen ciertas burbujas porque están en una situación contraria del ciclo inmobiliario”, explica el experto. En España, encuentran en el ladrillo un activo fácil que no hay que gestionar y que ofrece plusvalías inmediatas. Ese interés tiene consecuencias positivas para España en un doble sentido: por un lado, ayuda a valorar y a ajustar los precios del activo (al comprar a ciertos niveles, los inversores institucionales piensan que existe un suelo), y por otro, otorga liquidez al sector financiero español. “Hace dos o tres años, los bancos no tenían mercado para sus paquetes de viviendas pero ahora sí”.
Además del inmobiliario o financiero, los inversores apuntan también a otros sectores como el de infraestructuras, el de servicios, construcción, farmacéutico, hotelero, de medios de comunicación o de hospitales. “Los grupos latinoamericanos también quieren una parte de la tarta de sus negocios locales, controlados a veces por extranjeros, y para ello contratan talento de fuera o compran unidades de negocio a grupos españoles que les ayude a ganar mercado en Latinoamérica”, afirma Díaz-Lladó. Por ejemplo, en el segmento de infraestructuras o agua, o también en el hotelero, donde buscan comprar infraestructuras de grupos españoles en Latinoamérica. Con respecto a la compra de negocios por su exposición a España, destaca la reciente entrada de inversores mexicanos en el grupo de autobuses Avanza o el interés mostrado ante la externalización de la gestión de algunos hospitales de Madrid (por ejemplo, por un grupo portorriqueño).
Grupos familiares
Normalmente, y frente al interés de grupos de capital riesgo cuyo desarrollo en la región es incipiente o el de grandes fondos de pensiones que no invierten de forma directa, “el interés comprador está en grupos familiares, conglomerados potentes, que quieren diversificar sus negocios normalmente industriales, con inversiones en otras industrias como la energética, la financiera o la de distribución”, explica Díaz-Lladó.
Back to basics
Sin embargo, y aparte de este interés creciente desde Latinoamérica hacia España, el interés inverso no se ha agotado. Aunque algunas grandes empresas han ralentizado sus inversiones, desde GBS explican que algunas más pequeñas y medianas están mirando hacia la región buscando la internalización de sus negocios en mercados “amigos”. Los expertos hablan de cuatro fases de inversiones españolas en el exterior: una primera, en los años 90, en la que se descubre Latinoamérica, sobre todo en el sector hotelero; una segunda, a principios de siglo, en la que se dirigen al este de Europa; una tercera, hacia China, India y otros lugares de Asia; y la actual, en la que se vuelve a lo básico, y se vuelve a mirar a Latinoamérica, sobre todo hacia Chile –economía estable y modélica para las inversiones, dicen-, Perú –con crecimiento fuerte y estabilidad- y Colombia –que empieza a controlar el problema de las drogas, que ahora afronta México-. U otros mercados como Panamá o Brasil, en este último donde hay mucho por hacer en materia de infraestructras y transportes aunque hay mayores dificultades. Países también con dificultades, por temas políticos principalmente, son Argentina, Bolivia, Venezuela o Cuba.