La tecnología es ya una herramienta fundamental de nuestra vida diaria y su crecimiento es imparable. En la actualidad, existen numerosos desarrollos en marcha que van a transformar las sociedades a nivel mundial, como la inteligencia artificial, el 5G o la impresión 3D. Por ello, según Ramón Esteruelas, de BNP Paribas AM, invertir en empresas que apuestan por estas infraestructuras está cada vez más extendido y “debería de ser rentable en el largo plazo”.
En una entrevista con Funds Society, Esteruelas, Investment Specialist del Parvest Disruptive Technology Fund de la gestora, destaca especialmente el desarrollo de la quinta generación de tecnologías de telefonía móvil: la 5G. “Esta tecnología va a acelerar la transmisión de datos de manera importante” y su paso “podría ser fuente de creación de empresas y de empleos”, ya que firmas como Instagram o SnapChat se crearon con la transición de la 3G a la 4G actual.
“Sin embargo, para ofrecer la tecnología 5G es necesario invertir fuertemente en infraestructuras”, señala antes de apuntar que invertir a través de fondos en empresas que están desarrollándolas debería de ser “rentable en el largo plazo”. Esto, a su juicio, es muy común porque muchas gestoras de fondos, como BNP Paribas AM, están desarrollando carteras sobre la base de esta temática.
Además, advierte de que las fronteras entre los sectores se están empezando a difuminar gracias a la relevancia de empresas innovadoras como Apple o Amazon. “La innovación está cambiando con mucha rapidez la forma de hacer las cosas en algunos sectores, como el de la distribución minorista o el del automóvil”, agrega.
Un fondo multi-sectorial
El fondo Parvest Disruptive Technology tiene 20 años de historia como fondo sectorial de tecnología, pero no fue hasta noviembre del 2017 cuando se transformó en un fondo multisectorial bajo la temática de la tecnología disruptiva. Este enfoque multisectorial, consiste en seleccionar compañías de varias áreas “que han logrado cambiar radicalmente la forma de hacer negocios en uno o varios sectores de actividad”.
Esteruelas revela que la cartera está compuesta por compañías de tecnología, salud, finanzas, industriales y bienes de consumo “que han sabido usar o crear tecnologías innovadoras para generar flujos de caja, ingresos y beneficios de manera consistente”.
Con ello en mente, el sector de la tecnología tiene el peso más relevante (entre 50% y 75% de la cartera), seguido del industrial (10%-15%) y de servicios de comunicación, financieras y salud (entre un 5% y un 10% cada uno). En concreto, a finales de abril, el fondo tenía un 62% en tecnología, un 8% en industriales, un 7% en servicios de comunicaciones y un 7% en bienes de consumo discrecional, entre otros.
Mientras, la selección de países es el resultado de la selección de compañías. “Desde que empezamos a gestionar este fondo como temático en noviembre de 2017, hemos encontrado más oportunidades en Estados Unidos (75% de la cartera), Japón (6%) y China (5%)”, asegura.
El año pasado, el fondo registró un rendimiento del 10,01%, frente a la caída del 4,11% que sufrió el MSCI World, y, en los dos primeros meses de este año, la cifra fue del 18,67%.
Los riesgos a tener en cuenta
En cuanto a los riesgos que afronta esta estrategia, Esteruelas apunta que el más importante es el regulatorio. “Seguridad, privacidad y credibilidad son tres variables muy importantes para el buen funcionamiento de la transmisión de nuevas tecnologías; y la regulación podría suponer un aumento de los costes ligados a la seguridad y a la protección de datos”, advierte. Este aumento de costes, en su opinión, podría afectar a las cuentas de resultados de algunas empresas y, por ende, perjudicar su valoración.
Consultado por el impacto que puede tener el conflicto comercial entre Estados Unidos y China en ese tipo de fondos, Esteruelas considera que, en el corto plazo y, hasta que no se llegue a un acuerdo definitivo, la volatilidad debería afectar negativamente a la renta variable en general.
Asimismo, muchas empresas del sector de la tecnología utilizan a empresas chinas en su cadena de producción y, “aunque ya hay algunas que han cambiado sus proveedores hacia empresas en otros países del sudeste asiático, la subida de aranceles podría tener un impacto negativo en sus resultados de cara al futuro”, asevera.
Esteruelas considera que la incertidumbre política y social “no es buena para ningún activo con un poco de riesgo”. Sin embargo, a su juicio, también puede ofrecer interesantes oportunidades de inversión.
“Por ejemplo, si la incertidumbre política genera un aumento de las necesidades de empresas y gobiernos en torno a aumentar la seguridad y la protección de datos, ¿por qué no invertir en una empresa que ofrece una solución innovadora en el área de ciberseguridad?”, sentencia.