La gestora de activos del Grupo BBVA trabaja en una estrategia de integración global de la sostenibilidad, que va a afectar a todos los vehículos de inversión que gestiona. A partir de ahora, los parámetros de sostenibilidad ESG (siglas en inglés de medioambientales, sociales y de gobierno corporativo) se tendrán en cuenta tanto para analizar el potencial de las inversiones y los riesgos que implican, como para tener en cuenta el impacto que estas inversiones tienen en los factores de sostenibilidad.
“Estas nuevas capacidades y conocimientos que estamos desarrollando nos permitirán además crecer en nuestra oferta de productos con foco en la sostenibilidad o que buscan impactar en determinadas métricas sostenibles y que, estamos convencidos, van a ser de interés creciente por parte de nuestros clientes en los próximos años”, explica Lara Marín, directora global de Producto de BBVA Asset Management. El plan está alineado, además, con los nuevos requerimientos regulatorios a nivel europeo en materia de inversión sostenible.
La sostenibilidad no es nueva en BBVA AM: cuenta con productos solidarios desde 1999, y actualmente comercializa una gama de soluciones sostenibles, que se compone de tres fondos de inversión y un plan de pensiones. En 2008, GPP, la gestora de pensiones de empleo del Grupo BBVA, se adhirió a los Principios para la Inversión Responsable de Naciones Unidas (UNPRI).
El nuevo plan de sostenibilidad está alineado con una de las prioridades estratégicas del Grupo BBVA, “acompañar a sus clientes en la transición hacia un futuro sostenible”, y tiene como objetivo incorporar los criterios de sostenibilidad al proceso de inversión de todos los vehículos de BBVA AM.
Para ello la gestora trabaja con cuatro pilares dentro de los cuales se enmarcan las diferentes líneas de acción: compromiso, exclusión, integración y estrategia de impacto.
Compromiso
“Cuando hablamos de compromiso, fundamentalmente nos referimos a las maneras que tenemos de interactuar con las compañías en las que estamos invertidos, con organismos internacionales y reguladores, con otros inversores y otros ‘stakeholders’ o partes interesadas”, explica Alberto Gómez-Reino, responsable de Inversión Socialmente Responsable en BBVA Asset Management. En la práctica, el compromiso se expresa de dos maneras: voto en las juntas de accionistas e implicación o ‘engagement’.
BBVA AM lleva años votando en las juntas de accionistas de las empresas europeas en que invierte. Pero en 2020 se amplió este voto a las empresas norteamericanas, utilizando la información de asesores externos. El objetivo para 2021 es diseñar una política de voto propia, alineada con los valores de la gestora y con las mejores prácticas internacionales.
La implicación o ‘engagement’ consiste en acometer acciones proactivas para influir e implicar a empresas y fondos objeto de inversión para que adopten prácticas de sostenibilidad. Incluye acciones como la interacción con compañías y gestoras de terceros, la participación en foros regulatorios o sostenibles o la adhesión a normas o principios sostenibles, como los UNPRI. “En todos ellos, de una manera directa o indirecta, expresamos como gestora los aspectos destacables de nuestras creencias y posicionamientos en la materia”, añade Gómez-Reino. Para 2021, el objetivo principal es que BBVA Asset Management firme UNPRI, como hizo GPP.
Exclusión
Desde la gestora matizan que la integración de la sostenibilidad en BBVA AM no se basa en la exclusión de compañías en cartera. Sin embargo, como marcan las mejores prácticas e incluso la regulación en algunas jurisdicciones como Luxemburgo, sí que es necesario establecer la exclusión de determinados tipos de entidades.
En la actualidad, BBVA AM aplica políticas de exclusión en función de unos criterios comunes a todo el Grupo BBVA. En esta política queda fuera las inversiones en armamento controvertido.
Integración
El modelo de integración de los factores ESG en el proceso de inversión se centra en el desarrollo de un modelo de calificación o rating interno para los activos en cartera. Integrar significa utilizar información extra financiera en el proceso de toma de decisiones de inversión. “La forma más habitual de hacerlo es a través de un rating, que no es más que una sintetización de información en una escala acotada. Esto es muy útil para medir, transparentar y reportar nuestras carteras en términos sostenibles”, explica Lara Marín.
Para construir el rating, la gestora se apoya en fuentes de datos externas. El análisis de estas fuentes ha permitido comprobar que existe una correlación positiva y creciente entre alta puntuación sostenible (o escasas controversias) y mejores rentabilidades frente al mercado. El rating tiene una escala muy acotada, A, B y C, siendo A la mejor puntuación y C, la peor, reservada para aquellos activos o compañías con peores características sostenibles y que se deberían evitar en las carteras o bien para los que se deberían establecer estrategias de implicación. Este ‘rating’ estará disponible para acciones, bonos corporativos y gobiernos, y aplicará a un porcentaje significativo del universo inversor de la gestora.
Asimismo, el equipo de selección de Quality Funds, el selector de fondos de BBVA, ha desarrollado una metodología propia para la asignación de un ‘rating’ ESG a todos los fondos de terceros.
Estrategia de impacto
El Pacto Mundial de las Naciones Unidas define las inversiones de impacto como “la colocación de capital en empresas sociales y otras estructuras con la intención de crear beneficios sociales y medioambientales más allá del rendimiento financiero”. Algunos ejemplos de estrategias de impacto habituales son el fomento de la inversión verde a través de bonos específicos, fondos de impacto, inversiones en compañías alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas o fondos con impacto indirecto.
Este último es el caso de BBVA Futuro Sostenible, que reparte parte de sus comisiones en diferentes proyectos sociales y medioambientales. En 2020, este fondo repartió más de un millón de euros entre 28 proyectos solidarios. El objetivo para los próximos años es desarrollar un catálogo de implementación de estrategias de impacto a varios niveles: desde ideas hasta activos o productos concretos.
“En los últimos años hemos podido comprobar que la consideración de criterios sostenibles en la gestión de las inversiones tiene un efecto positivo en la rentabilidad de las carteras. También ha permitido reducir el riesgo de las mismas y, por último, y creo que es el punto más importante, nos permite tomar decisiones más formadas y completas”, explica Alberto Gómez-Reino.
“Estamos convencidos que la incorporación de la sostenibilidad en nuestro negocio, además de reflejar nuestro compromiso con la sociedad, contribuyendo a su crecimiento y desarrollo de forma que sea sostenible tanto a corto como a largo plazo, también supone una mejora de la calidad de las soluciones de inversión que ofrecemos a nuestros clientes”, concluye Lara Marín. “Con este plan vamos a mejorar la calidad de nuestras soluciones de inversión, nos alineamos con las prácticas de nuestros competidores más relevantes a nivel internacional, con los requisitos de los reguladores y con las nuevas demandas de nuestros clientes”.