Alexander Roose es jefe de renta variable internacional de Degroof Petercam Asset Management, de cuyo equipo forma parte desde 2006. En su opinión, los fondos temáticos y los criterios ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo (ASG) “deberían ir siempre de la mano”. Esa es la visión que aplica en el fondo DPAM Invest Equities World Sustainable, centrado en empresas de calidad, con una exposición de ingresos a mercados emergentes de alrededor del 40% y con un pilar fundamental: “Todo gira en torno a la sostenibilidad”.
“Cuando seguimos un enfoque temático, para nosotros tiene mucho sentido realizar una gestión global, ya que hay numerosas áreas de las que podemos aprender”, señala en un evento celebrado en la sede de la gestora en Madrid. Con una filosofía de inversión “top down” (temáticas de crecimiento a largo plazo diversificadas) y “bottom up” (“ganadores” demostrados con valoraciones razonables), el principal objetivo del fondo es desempeñarse por encima del MSCI World All Countries Index de forma continuada, independientemente del contexto económico que transiten.
“Se trata del fondo más líquido de la estrategia de DPAM”, destaca Roose, antes de apuntar que, para alcanzar su objetivo, lo fundamental es el proceso de selección de empresas, que deben tener una capitalización mínima de 2.500 millones de euros. Quedan excluidas “aquellas con un alto nivel de controversia a nivel de sostenibilidad, ya que, además, en cierto punto esto puede tener también un impacto financiero”. En total, dejan fuera al 25% con la peor puntuación ASG, entre las que se encuentran compañías como Monsanto, excluida desde hace una década.
Tras ello, la gestora implementa un proceso “cuantitativo”, en el que selecciona unos 2.000 valores, cantidad que, tras realizar un análisis de sostenibilidad, reduce a alrededor de 1.400. Esta cifra, finalmente, cae hasta los 50 nombres, sobre los cuales se construye la cartera y cuyas posiciones varían entre el 1% y el 3%, con Walt Disney y Microsoft como las principales (2,3% ambas).
Por sectores, la mayor exposición es a las tecnologías de la información (25%) y a sanidad (17%) y no están en la cartera ni empresas de servicios ni de petróleo o gas. En el sector sanitario en concreto, su mayor interés reside “en los fundamentales”. “Nos centramos en empresas que son activas en el área ‘medtech’ y que invierten en herramientas que, por ejemplo, pueden ayudar a los médicos a analizar muestras de sangre”, cuenta Roose.
“Capitalizamos las oportunidades ASG para crear alpha”, destaca Roose, quien señala la importancia de prestar atención a las tendencias sociales y no tanto a los sectores. Esa es la manera de descubrir oportunidades de inversión en áreas como la alimentación.
La gente es cada vez más consciente de lo que come y quiere alimentarse de forma sana. “Por ello, desde la perspectiva de la cadena de valor, hay que posicionarse en empresas que sean activas en tecnología alimentaria”, como es el caso de Chr. Hansen, ejemplifica Roose.
“El fondo presenta tres características principales: nos centramos en empresas de calidad con modelos de negocio sostenibles, contamos con una alta exposición a mercados emergentes y todo gira en torno a la sostenibilidad”, asegura Roose.
En cuanto al primer factor, apunta que es importante contar con firmas que sean capaces de crecer a través de un ciclo económico, ya que este, a su juicio, “es el valor más importante a la hora de crear calidad”. Con ello en mente, su mayor exposición es a mercados emergentes (un 40%, en su mayoría de forma indirecta), sobre todo, a China (10%), Brasil (4%) e India (4%). Mientras, su exposición a Estados Unidos es del 34%.
Consultado por el impacto que pueda tener la guerra comercial en la estrategia, Roose asegura que no están basando su forma de gestión “en los tuits de Donald Trump” y considera que el conflicto entre Estados Unidos y China “tomará más tiempo del esperado”. Además, apunta que el mercado “obviamente ya ha valorado” esta problemática.
Por ese motivo, considera que la clave es seguir posicionándose de manera “defensiva” y, por ejemplo, no invertir en aquellas industrias cuyos modelos de negocio no estén generando valor para los accionistas, como es el caso de la automotriz.
La rentabilidad del DPAM Invest Equities World Sustainable este año es superior al 19%. Además, DPAM destaca que la rentabilidad de los recursos propios (ROE) en esta estrategia es del 26%, frente al 12% del índice de referencia.