El Research Institute de Aberdeen Standard Investments (ASIRI) ha anunciado la creación de un índice de igualdad de género que evalúa a 29 países desarrollados en base a factores económicos, políticos y de empoderamiento. El índice identifica las economías con una mejor situación de las mujeres para invertir ya que » tendrán mejores resultados económicos y podrían ofrecer mejores oportunidades de inversión», según afirma Stephanie Kelly, subdirectora del ASIRI.
Para la construcción del índice se tienen en cuenta tres áreas concretas en la puntuación, sobre 100: los fundamentales macroeconómicos de cada país, las políticas de igualdad de género y un sistema de puntuación de empoderamiento. Los fundamentales macro son seis indicadores que incluyen: la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo, la educación femenina, las diferencias en el trabajo a tiempo parcial, el desempleo y el empleo por cuenta propia.
Para medir las políticas, fijan siete áreas: los permisos de maternidad y paternidad, la carga fiscal de los padres, tanto solteros como casados, la protección del empleo y los costes del cuidado de los niños tanto para los padres solteros como casados. Y, en cuanto al empoderamiento, que es más bien una medida cultural, hay cuatro indicadores: la participación y la representación en la política, el acceso a los puestos de trabajo estatales y las oportunidades empresariales, además de la protección existente para la igualdad salarial y laboral.
«Las medidas tan específicas que hemos utilizado facilitan a los inversores ver qué se puede mejorar y dónde. Esto también facilitará el seguimiento de las mejoras, o de los pasos atrás que se den en los años siguientes. La información macroeconómica nos dice en qué punto se encuentra un país en este momento. La información sobre políticas y capacitación nos da pistas sobre la trayectoria futura de un país», concluye la subdirectora de ASIRI», añade Kelly.
Por último, el índice además de poner de relieve las diferentes razones de la desigualdad entre países, señala cómo se puede mejorar la igualdad de forma adecuada en cada región. Tras analizar los resultados del índice, la gestora ha llegado a una serie de conclusiones. En primer lugar que el COVID-19 está teniendo un efecto negativo medible en la igualdad de género. Durante la pandemia, las mujeres han perdido terreno en igualdad salarial y laboral. La representación de las mujeres en los puestos estatales y políticos ha disminuido y el acceso a las oportunidades de negocio ha bajado.
En segundo lugar, se muestra que la igualdad de género depende de la región y el país en que estemos. Después de los países nórdicos, Alemania y Estonia son los países con mayor igualdad de género. En el caso de estos tres países, todos obtienen una buena puntuación en los indicadores económicos, políticos y de empoderamiento. Algunos ejemplos concretos de políticas igualitarias las encontramos en Japón, donde los hombres cuentan con uno de los permisos de paternidad más generosos del mundo, pero la cultura hace que los hombres rara vez lo utilicen, o Reino Unido,que ocupa el puesto 23 de 29, por debajo de la República Eslovaca, Grecia, Portugal, Irlanda y muchos otros. Al igual que en Japón, la baja puntuación en el empoderamiento femenino, que se traduce en la falta de puestos de trabajo estatales, de representación política y de oportunidades empresariales, dificulta la progresión de las mujeres británicas.
Por último, el índice destaca que Estados Unidos podría revertir la «fuga de cerebros» de su mano de obra femenina, extremadamente bien formada, aprobando políticas a favor de la igualdad. A pesar de contar con una de las poblaciones femeninas mejor formadas del mundo, las mujeres siguen sin estar suficientemente representadas en la población activa estadounidense. El país ocupa el puesto 27 de 29, y el sistema de puntuación muestra que la falta de políticas de igualdad de género es la principal responsable. «La falta de permisos de maternidad y paternidad, los costosos servicios de guardería y la fuerte carga fiscal que soportan los padres y las familias monoparentales podrían mejorarse con la legislación. También se resalta que las leyes de discriminación por razón de sexo y de igualdad salarial están atrasadas en EE.UU. en comparación con la mayor parte del mundo desarrollado», explican desde la gestora.
Desde Research Institute de Aberdeen Standard Investments defienden que un objetivo común a todos los países, en particular a las economías de la OCDE, sería impulsar la participación femenina en la mano obra, ya que podría mejorar la productividad. Entre las formas más cruciales de impulsar la igualdad señalan: conceder a los hombres un permiso de paternidad, reformar la presión fiscal sobre los segundos salarios y las familias monoparentales, tener en cuenta la calidad y no sólo la cantidad del trabajo femenino -para que el trabajo flexible no suponga una falta de progresión en la carrera profesional- y disponer de más datos sobre la igualdad.