La industria no niega que “hay muy buenos gestores en España”, y capaces de aportar alfa, en palabras de Joaquín Casasús, director general de Abante Asesores Gestión. Pero resulta difícil que el talento al margen de los grandes grupos financieros se refleje en las carteras de los inversores y en el mercado. “Resulta sorprendente la ausencia de un mayor número de proyectos de gestión españoles con impronta y tamaño razonables, al margen de los grandes grupos financieros. En países como Francia, Alemania e Italia, los proyectos de gestión independientes son mucho más numerosos”, afirma Álgel Olea, director de Inversiones de Abante Asesores, entidad que lleva más de dos años reivindicando estas ideas.
Tras una apuesta firme por la gestión activa en España, con entidades como Bestinver, Cartesio o Belgravia, en la entidad vieron una tendencia clara: cada vez más profesionales se desvinculan de los grandes bancos -por voluntad propia o por la necesidad de reinventarse ante la consolidación del sector-, para construir sus propios proyectos vitales de gestión. De ahí que hace algo más de dos años Abante se decidiera a crear un universo que identificara y aglutinara estos proyectos de gestión activa y de valor, con el objetivo de darles visibilidad, y diera también forma a un fondo de inversión que se posiciona en más de una decena de estas ideas, para ayudar en su crecimiento y servir “de incubadora a nuevos proyectos” que en el momento inicial de inversión tengan menos de 40 millones de euros bajo gestión y con el límite de comprar el 20% de su capital. De hecho, el fondo deja de invertir cuando alcanzan un cierto tamaño, y son otros fondos de fondos de la casa, sin ese carácter de incubadora, los que toman el relevo –algo que ha pasado en dos casos hasta ahora-.
Unos años después del nacimiento del proyecto Smart-ISH, y aunque Olea habla de “un mayor interés, tanto en la gestión como en la banca privada, por la selección de fondos de autor y la figura del fondos de fondos que los agrupa”, el balance es agridulce: no porque los fondos no se hayan comportado bien (las rentabilidades del universo el año pasado batieron de media al Ibex) sino porque el universo no crece en la medida de lo esperado (solo se han unido entre 10 y 15 entidades en los últimos años, hasta situarse en torno a 100 actualmente) y porque les cuesta mucho trabajo ganar tracción en tamaño. “Hay historias de éxito pero en general a los productos le cuesta mucho crecer y superar un volumen de 15 millones de euros”, explica.
Entre las razones, según Santiago Satrústegui, presidente de Abante Asesores, está la falta de visibilidad y la falta de cultura financiera, reflejada en el apetito de los inversores por fondos muy poco sofisticados, como los de renta fija con vencimiento. «Aunque las gestoras de autor están haciendo grandes esfuerzos a través de las redes sociales, su crecimiento sigue sin corresponder con el de la industria”, advierte, sin mostrar demasiado optimismo por la oportunidad que supone la aprobación, desde este año, de las cuentas ómnibus. “Su puesta en práctica costará por temas operativos y las entidades ya han movido ficha hacia Luxemburgo ante su tardanza en llegar. Es un avance positivo que facilitará la distribución pero es triste que hayamos tenido que esperar 20 años y perdido la batalla de convertir a España en un centro de distribución”. Satrústegui tampoco cree que el surgimiento del asesoramiento independiente ayude en gran medida a impulsar a estas firmas debido a que los asesores de tamaño más moderado buscarán reducir la incertidumbre del cliente con marcas reconocidas. Y, paradójicamente, serán los asesores con más tamaño y renombre los que normalmente las incluirán en las carteras.
La estela de Paramés
Por eso solo queda dar visibilidad… y esperar que confluyan factores positivos para estos proyectos, algo que Olea cree que se está dando, como la vuelta al crecimiento la industria de fondos, la mejoría de los mercados, los bajos tipos de los depósitos y también de los activos de renta fija, lo que lleva a los inversores hacia productos de mayor valor añadido y personalidad. “Tenemos la suerte de tener en España a genios internacionales como Paramés y en la gestión ocurre como en todo: hasta que Manolo Santana no obtuvo triunfos, nadie jugaba al tenis; hasta que Severiano Ballesteros no fue reconocido, tampoco estaba extendido el golf… ahora, con el ejemplo de Bestinver, pueden desarrollarse otros proyectos interesantes, lo que resulta muy positivo para los inversores”.
Incrementar la inversión
Y también quedan iniciativas como otras en esta línea llevadas a cabo por Inversis (con el fondo Gesconsult Talento), Banco Madrid (con el Banco Madrid sicav Selección), o Smart-ISH, que fue pionero en el concepto. Para seguir apoyando estas historias, el fondo Smart-ISH de Abante, con 14 productos en la actualidad (entre los que se encuentran gestoras como Bestinver, Mutuactivos, Gesconsult, Cynus, Belgravia, Cartesio, BPA, o las sicavs Koala, El Cano, Attitude y Angulo Verde), ampliará sus posiciones hasta en torno a 18 próximamente, con la incorporación de nuevos productos en los que se encuentra realizando labores de due dilligence. El fondo suele mantener posiciones una media de tres años para dejar madurar los proyectos y tiene una rotación muy baja, aunque eso no significa que no se hayan hecho cambios (por ejemplo, la salida de la sicav Toro y su sustitución por Cynus Value). En 2013, logró una rentabilidad del 13% con una volatilidad del 5%.
Además, el universo ha incorporado también fondos o sicav de gestores que han registrado sus productos en Luxemburgo, ante el retraso de las ómnibus, como vía para distribuirse en España y en el ámbito internacional. Por ejemplo, fondos de Alberto Espelosín, Josep Prats (de Abante), Álvaro Sanmartín y Carlos Fernández (Alinea Global) o Ricardo Vidal (EDM). Según Satrústegui, normalmente reciben muchos proyectos de gestión para incorporar a su universo, muchos de los cuales no retroceden comisiones y juegan con la baza de sus buenas rentabilidades para que los inversores se animen a la inversión.