El domingo 25 de septiembre se cumplieron siete años desde la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la hoja de ruta de Naciones Unidas con la que todos los líderes mundiales se comprometieron a contribuir a alcanzar las metas globales para hacer frente a los grandes desafíos de la humanidad.
La pandemia ha frenado, en cierta manera, el desarrollo del cumplimiento de la Agenda 2030, como recoge el SDG Report 2022. Según el informe, las crisis en cascada e interconectadas están poniendo en grave peligro la Agenda 2030, junto con la propia supervivencia de la humanidad.
El informe pone de manifiesto la gravedad y la magnitud de los retos que tenemos ante nosotros. La confluencia de las crisis, dominada por la COVID-19, el cambio climático y los conflictos, está creando efectos derivados en la alimentación y la nutrición, la salud, la educación, el medio ambiente y la paz y la seguridad, y afecta a todos los ODS. El documento detalla, además, el retroceso de años de progreso en la erradicación de la pobreza y el hambre, la mejora de la salud y la educación, la prestación de servicios básicos, y mucho más.
El papel del inversor
Pero el éxito de los ODS no está solo en manos de los gobiernos, sino también del sector privado y de todos los agentes de la sociedad civil. Una vía potente para contribuir a su consecución es la inversión, ya que, según calculan los expertos, la financiación de los ODS requiere de entre 5 y 7 billones de dólares anuales, casi el doble de lo estipulado en prepandemia. Sin embargo, según apuntan desde Fonditel, actualmente solo se está invirtiendo un máximo de tres billones, lo que demuestra que hay una gran necesidad de impulsar y promover esta financiación.
Según reflexiona Miguel Camiña, ceo y cofundador de Micappital: “Aunque a nivel institucional está muy presente, creo que es fundamental darle herramientas al ciudadano de a pie para que puedan ayudar, entre todos, a mejorar el planeta. Los discursos de concienciación son importantes, hacer un seguimiento de las labores también, pero si queremos que la gente arrime el hombro por esta causa tenemos que darle herramientas reales y eficaces que puedan llevar a cabo en el día a día”.
Ese es el caso de lo que hacen desde Micappital con Micappital ECO, el servicio de inversión con el que buscan generar rentabilidad creando impacto positivo. “Por una parte, ponemos a disposición del inversor minorista un servicio que le ayuda a tomar conciencia por el desarrollo sostenible y, por otra parte, le damos un servicio para poder poner su granito de arena en esa mejora de nuestro planeta, a través de la inversión de impacto”, explica Camiña.
Un plan para financiar los ODS
Desde Spainsif también tienen como foco las finanzas sostenibles, por lo que entienden que la contribución se materializa desde el encaje de los ODS en la Estrategia de las Finanzas Sostenibles de la UE, que se aprobó en 2018, como vector de cambio del tejido productivo europeo, conectando igualmente con los compromisos medioambientales asumidos en el Acuerdo de París con la COP21 y refrendados en la COP26 de Glasgow.
En este sentido, Francisco Javier Garayoa, director general de Spainsif, destaca el incremento de la oferta de productos financieros referenciados a indicadores de objetivos específicos de los ODS. “En este sentido, podría considerarse como una megatendencia, con diversidad de modalidades (renta fija, variable, mixtos, temáticos, fondos de impacto, etc.)”, explica.
En cuanto a cómo se podrían impulsar los ODS, el director comparte la visión de los resultados del Informe sobre Desarrollo Sostenible 2022 de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (REDS), en lo que se refiere a la necesidad de consensuar y elaborar un plan global para financiar los ODS. “Para ello es necesario y urgente el compromiso general del máximo de actores (públicos y privados) a nivel global con el impulso coordinador de Naciones Unidas”, insiste.
¿Estamos a tiempo de cumplir las metas?
Los ODS marcaron unos objetivos ambiciosos pero necesarios. Sin embargo, con menos de 8 años para que llegue la fecha límite, parece complicado que cumplamos las metas acordadas. Camiña sostiene que el reto es complicado, aunque señala que es cierto que estos desafíos se llevan mejor a cabo cuando la sociedad está en una situación de bienestar alto, cuando además de su vida, sus ahorros y su familia se preocupa de mejorar su entorno.
Por el contrario, considera que es muy difícil que empresas y familias en situación delicada gasten recursos por mejorar la sostenibilidad. “Por eso creo que hay que llevar a la sociedad a un bienestar a largo plazo que les permita dedicar esfuerzos, ideas y recursos a mejorar su entorno. En un año complejo como el que estamos pasando y después de la situación vivida con el COVID-19 me parece que va a suponer un gran parón en esta lucha por impulsar la sostenibilidad del planeta, pero nos quedan ocho años para reducir muchas brechas sociales y medioambientales”, añade esperanzado.
Por su parte, Garayoa señala que las situaciones sufridas estos últimos años, comenzando con la pandemia, sin duda están dificultando el cumplimento de las previsiones, según se aprecia al analizar los 17 objetivos y las 169 metas, atendiendo a los 232 indicadores que pueden medirse. “Creo que aún estamos a tiempo de cumplir en gran medida con la Agenda 2030, pero para ello será indispensable centrar la atención en el ODS 17 y en potenciar las alianzas para lograrlos, en un clima de compromiso renovado. Nos va mucho en ello”, concluye.
Como reflexión de este aniversario, Camiña señala que se ha hecho una gran labor de concienciación a la sociedad. “Se ha trasladado el mensaje y el objetivo de la Agenda 2030 por el mundo y la gente se ha concienciado de que tenemos un problema que debemos solucionar nosotros, y esto es muy importante”, apunta.
“Nos encontramos en un momento en el que le estamos empezando a coger el pulso a la sostenibilidad del planeta. Los mensajes radicales tienen el objetivo de despertar a la gente ante un problema tan grave, pero se necesitan iniciativas que promuevan un crecimiento sostenible y la protección del planeta que sean reales y alcanzables, y tener mucho cuidado con las posturas políticas radicales”, apunta.
Por eso, considera que, para seguir impulsando los ODS, necesitamos analizar y comunicar el impacto que generan las iniciativas sostenibles en el largo plazo. “Además, es fundamental darle métricas del impacto positivo que genera cada persona, herramientas como la emisión de huella de carbono o el impacto de las inversiones son importantes para mantener la motivación diaria de las personas que tratan de cuidar su entorno y el mejorar el planeta”, añade.