Ángel Ron, el presidente del conocido como “banco tranquilo”, abandona la entidad tras más de una década al frente. Lo hace cuando el banco atraviesa uno de sus peores momentos y, ejemplo de ello, son los silencios incómodos con que los gestores de fondos de inversión (nacionales e internacionales) responden cuando se les pregunta por él.
En un hecho relevante remitido a la CNMV, la entidad explica que «a propuesta unánime de la Comisión de Nombramientos, Gobierno y Responsabilidad Corporativa, se prevé que el Consejo apruebe por unanimidad proponer a la Junta General de Accionistas la designación de don Emilio Saracho Rodríguez de Torres como consejero y presidente del Consejo de Administración». Según la nota, se estima que el proceso que conducirá a Saracho a la presidencia, «una vez aceptada su designación y adoptado el correspondiente acuerdo», concluya en el primer trimestre de 2017.
La pérdida de confianza de los principales accionistas, sobre todo la familia mexicana Del Valle, está detrás de esta salida que pone fin a una larga trayectoria que comenzó cuando Ron apenas tenía 21 años. En 1998 fue nombrado director general de la red comercial y en marzo de 2002, antes de cumplir los 40, ya era el consejero delegado del Banco Popular. Fue en 2004 cuando Ron asumió la presidencia compartida con Javier Valls Taberner, hermano del anterior presidente. Desde 2006, Ron ocupa la presidencia única de un banco que, hasta ese momento, era una de las entidades más rentables y eficientes de España.
Su exposición al ladrillo ha acabado por colocarle entre la espada y la pared, no sólo al crédito hipotecario sino fundamentalmente a muchas pymes promotoras inmobiliarias. En 2007, justo antes del estallido de la crisis “subprime”, el Popular se lanzaba al mercado estadounidense con la compra de Totalbank en Florida y absorbía en España al Banco Pastor. Ron se ha esforzado siempre por defender la fortaleza del banco y su independencia frente a posibles OPAs hostiles.
La última gran operación que protagonizó la entidad para hacer frente a los bajos tipos de interés y su exposición al ladrillo fue la macroampliación de capital de 2.500 millones de euros. Un movimiento que el mercado vio como un intento desesperado por mantenerse a flote y que le ha hecho perder más del 65% de su valor en bolsa en lo que va de año.
Ahora, todavía sin finalizar el saneamiento de la entidad, Ron se retira y toma el relevo Emilio Saracho, hasta ahora vicepresidente de JP Morgan. De hecho, ya estaba en todas las quinielas y parecía el candidato más probable. De 61 años, Saracho se incorporó a JP Morgan en 1998 procedente del Banco Santander, y fue nombrado director de banca corporativa y de inversión para Europa.