El sector del private equity mundial seguirá experimentando un fuerte crecimiento a largo plazo, a pesar del retroceso experimentado en 2022 debido a la inestabilidad económica y a la incertidumbre generada por el aumento de la inflación y de los tipos de interés, según apuntan las conclusiones de la última edición del informe anual Global Private Equity elaborado por Bain & Company, consultora estratégica a nivel mundial.
El informe subraya que el año pasado siguió siendo el segundo más fuerte de la historia del private equity, pese a que a mediados de año se produjo una fuerte caída en el número de operaciones, en las desinversiones y en la captación de fondos, provocado por las subidas de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal de EE.UU. en respuesta al fuerte aumento de la inflación.
El descenso de junio, provocado por una serie de sacudidas macroeconómicas sin precedentes, contribuyó a ralentizar drásticamente lo que había sido una década de éxitos constantes y atractivos para el sector del capital privado. El estudio afirma además que los fundamentales del sector siguen siendo sólidos y resistentes. De hecho, se plantea ahora la posibilidad de que el sector de capital riesgo resulte aún más atractivo para los inversores que no ven con buenos ojos las limitaciones de los mercados públicos, a pesar de los cambios en la coyuntura económica.
Bain & Company concluye que, a diferencia del periodo 2007-08, cuando el sistema bancario mundial estuvo al borde del colapso, no hay nada que se haya visto radicalmente afectado en los pilares de la expansión futura de los fondos de capital riesgo, y las condiciones actuales no son distintas a otras que el sector ya ha afrontado con éxito con anterioridad.
Hugh MacArthur, presidente de la práctica global de Capital Riesgo de Bain & Company asegura que en lo que va de año se ha producido una ralentización continuada de la actividad, pero que el atractivo a largo plazo del capital riesgo para los inversores está asegurado: “Dado que la actividad de operaciones comienza a repuntar en 2023, el sector sigue estando bien posicionado para el crecimiento a largo plazo. A pesar de la caída en el número de operaciones, desinversiones y captación de fondos, 2022 fue el segundo mejor año de la historia. Existe una innegable incertidumbre en el mercado mundial, pero esto es algo a lo que el capital riesgo ya se ha enfrentado y ha superado en el pasado”.
Por su parte, Cira Cuberes, socia de Bain & Company en Madrid, comenta que “la ralentización de las operaciones de capital riesgo se observó también en España, especialmente a partir del mes de septiembre. Durante el resto del 2022 y comienzo del 2023, se observó un fuerte descenso de las operaciones, especialmente las de gran tamaño. De hecho, varios procesos que comenzaron en la segunda mitad del 2022 quedaron desiertos o no llegaron a arrancar ante la incertidumbre económica y contracción del acceso a mercados de deuda”.
Además, añade que este 2023 se ha empezado a ver algunos movimientos que ponen de manifiesto ese crecimiento del atractivo del private equity: «Entre las operaciones a destacar está la adquisición de X-ELIO por parte de Brookfield. El mid-market se ha mantenido algo más activo con adquisiciones como la compra de Fermax por parte de MCH, o la de Bollo por parte de Freeman Capital. Igual que en el resto de Europa, el apetito inversor continúa siendo alto y hay mucho capital disponible para invertir, por lo que esperamos que vuelva poco a poco la actividad a medida que se recupere el acceso a la financiación y empiezan a activarse más operaciones de venta”.
El estudio, que examina los retos presentes y futuros del sector, subraya que son las ‘líneas de visión’ estratégicas claras, y no las condiciones económicas, las que devolverán la energía a las operaciones, incluso si los tipos de interés se mantienen altos durante más tiempo.
El sector cerró el año pasado con una cifra récord de 3,7 billones de dólares en capital disponible, y destaca lo aprendido en la última recesión, en la que los inversores no se dejaron llevar por el pánico, sino que se centraron en la gestión y mitigación de riesgos para salir del periodo de crisis con mayor rapidez. Según el análisis, los principales actores, seguirán encontrando operaciones rentables teniendo en cuenta las condiciones macroeconómicas y mantendrán su actividad.
Rebecca Burack, responsable de la práctica global de Capital Privado de Bain & Company garantiza que, aunque existe una evidente disrupción en los mercados, los ‘dealmakers’ pueden adaptarse para realizar operaciones que funcionen en diversas circunstancias y, aquellos que estén más preparados, lo podrán hacer incluso si los niveles de actividad son inferiores en líneas generales: “Los líderes del sector se mantendrán con sus puntos fuertes. La clave de su éxito estará en llevar a cabo operaciones en las que su experiencia y confianza sean mayores. Hemos visto en anteriores periodos de inestabilidad que los inversores que siguen esta estrategia han generado rendimientos muy positivos, por lo que mantenerse en el juego es importante para todas las partes interesadas del sector”.
En 2022 se produjo un descenso radical desde los máximos históricos, pero el sector está listo para resurgir
El informe hace un seguimiento de la crisis económica y geopolítica que tuvo lugar en 2022, así como de su impacto en el sector de los fondos de capital riesgo, que sufrió las peores consecuencias.
En 2021 se alcanzaron nuevos máximos históricos, con operaciones por valor de 1 billón de dólares, cerrando un impresionante ciclo alcista de 12 años para el sector. En 2022, la repentina interrupción de la actividad de PE a mediados de año hizo que el valor global de las adquisiciones – buy-outs (excluidas las adquisiciones para las empresas en cartera – add-ons) cayera un 35%, hasta los 654.000 millones de dólares el año pasado. El número total de operaciones realizadas cayó un 10%, con unas 2.318.
Aunque el valor de las operaciones de 2022 siguió siendo el segundo mejor resultado histórico del mercado, esto se debió sobre todo al extraordinario impulso del primer semestre. El fuerte descenso de la actividad y el valor de las operaciones en el segundo semestre afectó a todas las regiones y a la mayoría de los sectores, acentuándose en Asia-Pacífico por los cierres del mercado motivados por las restricciones por el Covid.
La reticencia de los bancos a conceder préstamos para grandes operaciones apalancadas a partir de mediados de año, con la subida de los tipos de interés y la intensificación de la crisis económica, condicionó el curso de las operaciones en 2022. Concretamente, en Estados Unidos y Europa, los préstamos apalancados cayeron un 50%, hasta 203.000 millones de dólares.
El resultado fue un descenso en el tipo de transacciones de gran tamaño y de alto apalancamiento que durante años han impulsado el valor de las operaciones, de modo que el tamaño medio de las operaciones cayó un 23% en 2022, hasta los 964 millones de dólares, tras haber aumentado cada año desde 2014 hasta alcanzar un máximo histórico en 2021, de 1.200 millones de dólares.
Esto se refleja en el auge de las operaciones más pequeñas, que representaron una mayor proporción del total de las transacciones, y de las add-ons, que representaron el 72% de todas las adquisiciones norteamericanas el año pasado, ya que los inversores y los fondos siguieron estrategias de ‘buy-and-build‘.
El informe de Bain & Company concluye que el retroceso de la inversión en PE en 2022 afectó también a la inversión en capital de crecimiento y a las inversiones venture en fases avanzadas, segmentos que anteriormente estaban en auge. El valor total de las operaciones en estos segmentos cayó un 28%, hasta los 644.000 millones de dólares. La actividad se vio mermada por el impacto de la subida de los tipos de interés en los tipos de descuento de las operaciones para los beneficios futuros, a lo que se sumó la reorientación del interés de los inversores por el riesgo y las medidas conservadoras de las empresas de capital privado (GPs) para preservar sus reservas de efectivo.
Las desinversiones cayeron incluso más que la inversión
Con todos los canales habituales en declive, las desinversiones respaldadas por adquisiciones (buyout-backed exits) cayeron un 42%, hasta 565.000 millones de dólares, mientras que las desinversiones de crecimiento cayeron un 64%, hasta 312.000 millones de dólares. Esta caída responde al cierre total del mercado de OPVs en un contexto de fuertes caídas de la renta variable, así como a un descenso del 58% en las operaciones entre empresas de capital privado (sponsor-to sponsor). Las ventas a compradores estratégicos fueron superiores a la media quinquenal, en gran parte debido a la solidez de los beneficios empresariales, pero, aun así, en 2022 se redujeron un 21% en comparación con el año anterior.
Bain & Company concluye que las perspectivas de captación de fondos de capital privado siguen siendo muy prometedoras, pero la captación de nuevos fondos el año pasado también se vio afectada por el deterioro de las condiciones y la confianza, cayendo un 10% desde los niveles de 2021 hasta los 1,3 billones de dólares, que sigue siendo la segunda cifra más alta de la historia.
A pesar de la recesión del año pasado en la realización de operaciones, desinversiones y captación de fondos, las perspectivas a largo plazo para el capital riesgo siguen siendo resilientes y se espera un nuevo auge, aunque no se pueda predecir con exactitud que las condiciones macroeconómicas vayan a cambiar. El estudio explora algunas de las tendencias y claves del sector que serán importantes para un mayor crecimiento de la industria del PE.
Los inversores particulares, que representan la mitad del patrimonio mundial, serán el próximo gran motor de crecimiento de los fondos de capital privado
Según Bain & Company, se espera que el patrimonio de los inversores particulares sea el nuevo gran motor de crecimiento de las empresas de capital privado. Los inversores particulares poseen aproximadamente el 50% de todos los activos gestionados en el mundo (se calcula que suman entre 275 y 295 billones de dólares), pero sólo el 16% del capital está en manos de fondos de inversión alternativos, por lo que este segmento representa un vasto mercado sin explotar para los gestores de capital riesgo que aspiran a mantener un crecimiento de dos dígitos según vaya madurando el sector.
Los fondos que ya están explorando los mercados de inversión minorista se están moviendo con rapidez, obligando al resto del sector a tomar decisiones sobre su posicionamiento. Al mismo tiempo, los particulares con grandes patrimonios y sus asesores se sienten cada vez más atraídos por las inversiones alternativas, ya que buscan opciones de diversificación y mejores rendimientos que los que ofrecen los mercados tradicionales de renta variable y deuda pública.
Los principales gestores de activos alternativos están lanzando fondos que permiten a los particulares con patrimonios elevados acceder a clases de activos alternativos, mientras que los bancos y asesores están estudiando opciones para sus clientes. Además, las empresas de tecnología financiera están trabajando para adaptar herramientas y soluciones que agilicen el proceso. Sin embargo, Bain & Company también advierte que esta nueva área de crecimiento también viene acompañada de curvas de aprendizaje difíciles para los agentes que buscan hacer funcionar sus canales a gran escala.
Los fondos de capital privado deben centrarse en el crecimiento orgánico y la expansión de los márgenes ya que continuarán los tipos de interés altos
Desde 2022, la combinación emergente de tipos de interés más altos y las presiones inflacionistas suponen una doble amenaza para los fondos de private equity y las compañías de capital privado. Predecir el curso aleatorio de los precios o la inflación es arriesgado pero, según el estudio, hay una serie de factores importantes en juego que siguen siendo determinantes, como el envejecimiento de la población, las tensiones presupuestarias de los gobiernos y el aumento de los costes de los materiales debido a la contracción de la cadena de suministro mundial y la tendencia a la deslocalización. El período sin precedentes de tipos de interés a cero o negativos ha terminado, por lo que los inversores deberían asumir el riesgo con los tipos de interés más altos.
Esto crea un nuevo requisito para que los fondos de capital privado creen valor a través de la mejora de los márgenes y el crecimiento orgánico. En el futuro, los gestores de capital riesgo no podrán permitirse el lujo de depender de múltiplos más elevados y la rentabilidad deberá buscarse a través del crecimiento de los beneficios (EBITDA), aunque la expansión del mercado y las presiones inflacionistas sobre los costes restrinjan los beneficios.
Las empresas de private equity deberán encontrar la forma de adaptarse a estas nuevas presiones macroeconómicas. Por ejemplo, invirtiendo en automatización, en seguridad y capacidad de la cadena de suministro y gestionando los balances para evitar que los tipos de interés sean más altos durante más tiempo. Las compañías de PE también deberían centrarse en grupos de clientes e industrias menos sensibles a los precios. Además, los inversores privados tendrán que prestar más atención al crecimiento orgánico del negocio, ya que las tecnologías emergentes, el menor crecimiento del PIB y la disminución o el estancamiento de la población limitarán la futura expansión del mercado en muchos sectores.
La transición energética mundial y la web3 plantean nuevos retos y oportunidades para el capital privado
La transición energética mundial, que se aleja de los combustibles fósiles para tratar de conseguir cero emisiones netas y el creciente impacto de Web3, por mucho que el mundo de las criptomonedas esté sufriendo altibajos, son otras dos importantes áreas de retos y oportunidades para el private equity que Bain & Company examina en detalle en su informe.
La presión sobre las empresas de capital privado para que descarbonicen sus carteras se intensificó en 2022, ya que los reguladores, los consumidores, los clientes B2B y los inversores exigen cada vez más cambios. Asimismo, el estudio señala que la carrera por desarrollar nuevas fuentes de energía alternativas y otras soluciones con bajas emisiones de carbono son una gran oportunidad para poner el capital en circulación. La transición energética necesitará billones en nuevo capital, subraya el informe. La ambigüedad en torno a la regulación, el ritmo del cambio, la política y otras cuestiones deberán tenerse en cuenta, pero los fondos de capital privado y sus gestores no pueden dejar que esta incertidumbre les frene. Por el contrario, las empresas deben desarrollar su experiencia, perfeccionar sus capacidades y alimentar las redes que les permitirán sacar provecho de los cambios.
El capital privado «también debe estar a la altura de los retos que plantea la web3». A pesar del actual «colapso de las criptomonedas”, las tecnologías que las sustentan, conocidas como web3, han llegado para quedarse y seguirán teniendo un gran impacto en las empresas y en los mercados. El informe concluye que, tanto si el interesado es un inversor en infraestructuras informáticas de nueva generación, un gestor de fondos que realiza la due diligence sobre empresas tradicionales expuestas a la web3, o un estratega de private equity que evalúa nuevos tipos de fondos y canales de distribución, es muy probable que la web3 se convierta en un elemento crucial durante los próximos 10 años, por lo que para muchos fondos ahora es el momento de profundizar y evaluar los medios para explotar las transformaciones tecnológicas.
Puede acceder al informe completo en inglés a través de este link.