La infraestructura en Estados Unidos está experimentando una transformación sin precedentes, impulsada por varios factores innovadores y estratégicos, según un informe de Fynsa. Pero antes de profundizar en estos cambios, es importante entender qué es la infraestructura privada y por qué invertir en ella.
La infraestructura privada se refiere a las inversiones realizadas por entidades no gubernamentales en instalaciones, servicios y estructuras esenciales para el funcionamiento y la productividad económica de una sociedad. Este mercado abarca una amplia variedad de industrias y sectores, clasificados en infraestructura económica (como transporte, energía y telecomunicaciones) e infraestructura social (como hospitales y escuelas).
La infraestructura privada ofrece numerosos beneficios, incluyendo la diversificación de la cartera, la reducción de la volatilidad, flujos de caja estabilizados y protección contra la inflación (Gráfico N°1).
Ahora, comprendiendo mejor este asset class, podemos abordar la siguiente pregunta: ¿Cuáles son los cambios regulatorios y tecnológicos que están beneficiando a la infraestructura privada en EE.UU. hoy en día?
1. Nearshoring: el nearshoring promueve la inversión en la modernización y expansión de la infraestructura existente, mejorando carreteras, puertos, ferrocarriles y aeropuertos para facilitar el movimiento eficiente de bienes dentro del país y entre vecinos como México y Canadá. Según datos del Departamento de Transporte de EE.UU., se estima que se necesitan más de 2,6 billones (trillions en inglés) de dólares en inversiones en infraestructura para abordar las necesidades de mantenimiento y modernización en todo el país durante la próxima década.
Además, el nearshoring fomenta la construcción de nuevas instalaciones industriales y centros logísticos en áreas estratégicas, impulsando la creación de empleo y el crecimiento económico local. Estas nuevas instalaciones requieren infraestructura adicional, como redes eléctricas, sistemas de tratamiento de aguas residuales y telecomunicaciones, generando así más oportunidades de inversión en infraestructura. Al promover la regionalización de las cadenas de suministro, el nearshoring fortalece la resiliencia y seguridad de la infraestructura al reducir la dependencia de fuentes de suministro distantes y vulnerables a interrupciones. Esto es especialmente importante en un mundo donde los riesgos geopolíticos y eventos como la pandemia de COVID-19 pueden afectar significativamente el flujo de mercancías.
2. Inteligencia Artificial (IA): otro cambio relevante es la IA, que está surgiendo como una herramienta transformadora para fortalecer la infraestructura del país. La IA puede mejorar la eficiencia y la gestión de la infraestructura existente mediante el análisis de grandes volúmenes de datos en tiempo real. Esto permite identificar patrones y tendencias que ayudan a predecir y prevenir fallos en infraestructuras críticas como puentes, carreteras, redes eléctricas y sistemas de suministro de agua. Este enfoque no solo reduce los costos de mantenimiento y reparación, sino que también aumenta la seguridad y la fiabilidad de la infraestructura.
Además, la IA puede optimizar la planificación y el diseño de nuevas infraestructuras. Utilizando algoritmos avanzados de optimización y simulación, la IA ayuda a los ingenieros y urbanistas a tomar decisiones más informadas sobre la ubicación, el diseño y la gestión de proyectos de infraestructura. Un informe de la Asociación Americana de Ingenieros Civiles (ASCE) indica que el uso de IA en la planificación y diseño de infraestructura reduce los costos de construcción y acelera los plazos de entrega.
3. Independencia Energética: finalmente, es importante destacar la independencia energética que Estados Unidos ha logrado en los últimos años, donde el país produce más energía de la que consume y exporta más de lo que importa (Gráfico N°2).Esta independencia, reduce la vulnerabilidad del país a los movimientos en los precios y la disponibilidad de energía en el mercado global. Al depender menos de las importaciones de energía, Estados Unidos puede mitigar los impactos negativos de los shocks en los mercados internacionales y protegerse contra posibles interrupciones en el suministro.
Además, la independencia energética fomenta la inversión en la modernización y diversificación de la infraestructura energética del país. Esto incluye la expansión de la capacidad de generación de energía renovable, la mejora de la eficiencia energética en edificios e industrias, y la construcción de nuevas infraestructuras de almacenamiento y distribución de energía.
Estas inversiones no solo promueven la seguridad energética, sino que también crean empleo y estimulan el crecimiento económico en todo el país. Según el informe “Renewables 2021” de la Agencia Internacional de Energía (AIE), Estados Unidos fue el segundo país que más invirtió en energía renovable en 2020, con una inversión total de más de 55.000 millones de dólares. En conclusión, los cambios regulatorios y tecnológicos como el nearshoring, la inteligencia artificial y la independencia energética están transformando la infraestructura en EE. UU. Estos cambios ofrecen una mayor eficiencia, seguridad, resiliencia y oportunidades de crecimiento económico. Adaptarse y adoptar estas tendencias permitirá a los inversores aprovechar al máximo las oportunidades emergentes en la infraestructura estadounidense, construyendo una cartera robusta y sostenible para el futuro.
Nota escrita por Felipe De Soliminihac, estratega de Inversiones Fynsa