Los estudios demuestran que un banco típico en Europa usa hasta el 80% de su presupuesto del departamento de IT solo para mantener sistemas antiguos, es decir, conseguir que el mismo motor antiguo vuelva a arrancar todos los días. Con una parte tan grande de los recursos dedicados al mantenimiento, hay poco espacio para desarrollar nuevas soluciones para los clientes.
Y es que históricamente, las instituciones financieras han tratado de desarrollar tecnología para cubrir toda su cadena de valor. Según Saxo Bank, esto tenía sentido cuando los bancos operaban en un marco regulatorio denso y una tecnología inflexible. Ahora, para mantenerse al día con las nuevas tecnologías y las crecientes expectativas de los clientes, los bancos deben comenzar a operar a través de asociaciones y externalizaciones de servicios que les permita centrarse en el core business y la atención al cliente.
Con el ritmo de la innovación tecnológica y de productos más rápido que nunca, según la entidad, el mayor desafío que enfrenta la industria financiera es cómo trabajar de manera eficiente con las nuevas tecnologías para ofrecer mejores soluciones para los clientes y al mismo tiempo dirigir un negocio más eficiente. Puede parecer sencillo, pero con demasiada frecuencia se ven implementaciones a medias y bancos que luchan con tecnologías heredadas.
«Los problemas heredados no necesariamente significan que un banco no puede ofrecer una experiencia digital decente a sus clientes hoy en día, pero la situación es insostenible y a largo plazo provocará que el banco sea ineficiente, inflexible y carezca de escalabilidad. Esto además, conlleva el riesgo de ser superado por sus competidores y, en última instancia, perderá ante aquellos capaces de ofrecer una experiencia digital mejor y más completa», explica Søren Kyhl, director de operaciones de Saxo Bank.
En esa misma encrucijada se hallaba la entidad danesa cuando decidió dar un giro a su estrategia de negocio. “En cierto momento tuvimos que ser muy claros en qué partes de la cadena de valor debíamos centrarnos y en qué partes deberíamos colaborar con otros para lograrlo”, apunta Kim Fournais, co-fundador y CEO de Saxo Bank.
Acuerdos de marca blanca
Durante la última década, más o menos, los acuerdos de marca blanca se han profundizado y ampliado, y ahora cubren muchos más servicios y capacidades que los que tradicionalmente se han asociado con el término. Esta evolución se ha producido a medida que los requisitos de los clientes se han vuelto más sofisticados, como pasar rápidamente a un nuevo segmento de mercado, garantizar el cumplimiento normativo o implementar una estrategia de transformación digital.
Incluso los bancos más grandes están reevaluando sus infraestructuras y los servicios que brindan a través de los recursos internos, mostrando una mayor apertura para implementar capacidades de terceros. Una combinación de mayores expectativas de los clientes y la competencia de las fintech, en un contexto de bajos rendimientos, márgenes reducidos y presiones regulatorias, significa que es inevitable que se produzcan más cambios en el modelo de negocio.