El relanzamiento de Aibo, el perro robot que Sony creó por primera vez en 1999 para entretener a toda la familia, ha vuelto a abrir el debate sobre la idoneidad de las mascotas robot respecto a las de carne y hueso. La compañía ha detallado las características de Aibo y entre ellas destaca su apariencia adorable, sus movimientos vibrantes y rica expresividad. » Aibo muestra su amor por sus propietarios a través de expresiones realistas y una serie dinámica de movimientos. Su lenguaje corporal se expresa a través de una combinación de movimientos de ojos, oído y cola, así como de diferentes sonidos de voz. Este adorable comportamiento trae calidez y deleite a la vida cotidiana de sus dueños», explica Sony en un comunicado.
Para darle vida a Aibo y permitirle expresar sus emociones, Sony desarrolló actuadores ultracompactos de 1 y 2 ejes que le permiten la libertad de moverse a lo largo de un total de 22 ejes y hacen posible sus movimientos suaves y naturales. Además, sus ojos utilizan dos OLED para permitir diversas expresiones matizadas.
Uno de los aspectos que, a juicio de Sony, es más innovador en el robot es la capacidad de vincularse con sus propietarios, lo que «lleva a la diversión constante y el descubrimiento». «No contento con simplemente esperar para ser llamado, el pequeño y curioso Aibo buscará activamente a sus dueños. Además, puede detectar palabras de elogio, sonrisas, arañazos en la cabeza y la espalda y caricias, lo que le permite aprender y recordar qué acciones hacen felices a sus dueños», afirma Sony. Este comportamiento adaptable es posible gracias a la tecnología de aprendizaje profundo de Sony, en forma de sensores incorporados que pueden detectar y analizar sonidos e imágenes. Aibo también viene con cámaras de ojo de pez que utilizan tecnología de ubicación y mapeo simultáneos (SLAM), lo que le permite llevar su vida en estrecha relación con sus dueños.
A medida que interactúa con las personas a lo largo del tiempo, el comportamiento de Aibo cambia y se adapta lentamente en respuesta a su entorno único. Con el tiempo se vuelve capaz de responder al afecto de los dueños en especie, y cuando se siente amado, mostrará aún más amor y afecto a cambio, alimentando un vínculo que solo se profundiza a medida que pasa el tiempo. Estos cambios perpetuos se logran a través de la exclusiva tecnología de inteligencia artificial de Sony, que permite que Aibo interactúe con la nube.
Mascostas tan buenas como las de verdad
Una de las funciones para las que se han creado las mascotas robot es para acompañar a las personas mayores. Un nuevo estudio científico de la Universidad de Sant Louis, ha revelado, en este sentido, que un perrito robot funciona tan bien como un perro de verdad para hacer que los mayores que viven en residencias de ancianos se sientan menos solos. Los investigadores compararon cómo los residentes de tres residencias interactuaron con Sparky, un perro callejero de mediana estatura, y Aibo, el robot de Sony. «Lo más sorprendente es que funcionaron casi igual de bien en términos de aliviar la soledad y fomentar que establezcan vínculos emocionales», afirma William A. Banks, profesor de medicina geriátrica de la Universidad de Saint Louis. «Para aquellas personas que no pueden tener una mascota viva porque no pueden cuidar de ellas, pero que les gustaría tenerla, la robótica podría abordar este tema», dice Banks.
Durante la investigación, los residentes que recibieron visitas de perros reales y artificiales se sentían menos solos y más apegados a sus cuidadores caninos que aquellos que no recibían visitas de ninguno de los dos. Sin embargo, no hubo diferencias estadísticas sobre si el perro real o el robótico habían realizado un mejor trabajo aliviando la soledad y fomentando el apego. «Hay una gran cantidad de soledad en los hogares de ancianos y la terapia asistida por animales, ya sea de un perro o un robot, es una respuesta para hacer frente a eso», afirma el investigador.
Empoderar a los robots para desarollar su comportamiento ético
Los robots se están volviendo cada vez más comunes en nuestros hogares y lugares de trabajo, y todo indica que irá a más. Muchos robots tendrán que interactuar con los humanos en situaciones impredecibles. Por ejemplo, los automóviles sin conductor necesitarán mantener a sus ocupantes seguros, a la vez que protegen el propio automóvil.
Científicos de la Universidad de Hertfordshire en Reino Unido han desarrollado el concepto de «empoderamiento» para ayudar a los robots a proteger y servir a los humanos, mientras se protegen a sí mismos. «La opinión pública parece oscilar entre el entusiasmo por el progreso minimizando cualquier riesgo, hasta el miedo total», dice Daniel Polani, científico involucrado en la investigación que se publicó recientemente en Frontiers in Robotics and AI.
Sin embargo, el concepto de máquinas «inteligentes» que se vuelven locas y se vuelven contra sus creadores humanos no es nuevo. En 1942, el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov propuso sus tres leyes de la robótica, que rigen cómo los robots deberían interactuar con los humanos. En pocas palabras, estas leyes establecen que un robot no debe dañar a un humano, ni permitir que un ser humano sea dañado.
El problema es que el concepto de «daño» es complejo, específico del contexto y es difícil de explicar claramente a un robot. Si un robot no entiende el «daño», ¿cómo pueden evitar causarlo? «Nos dimos cuenta de que podíamos usar diferentes perspectivas para crear un comportamiento de robot ‘bueno’, en general de acuerdo con las leyes de Asimov», dice Christoph Salge, otro científico involucrado en el estudio.
El concepto que desarrolló el equipo se llama «empoderamiento» y se trata de hacer que una máquina comprenda preguntas éticas complejas. El equipo codificó matemáticamente este concepto para que pudiera ser adoptado por un robot. «Queríamos que el robot viera el mundo a través de los ojos del humano con el que interactúa», explica Polani. «Mantener a salvo a los humanos consiste en que el robot actúe para aumentar el propio empoderamiento del humano. No queremos ser protegidos opresivamente por robots para minimizar cualquier posibilidad de daño, queremos vivir en un mundo donde los robots mantienen nuestro empoderamiento».
Este concepto de empoderamiento altruista podría impulsar a los robots que se adhieren al espíritu de las tres leyes de Asimov, desde los automóviles sin conductor hasta los mayordomos robóticos. «En última instancia, creo que el empoderamiento podría formar una parte importante del comportamiento ético general de los robots», dice Salge.
Referencias:
-Saint Louis University. «Doggie Robot Eases Loneliness In Nursing Home Residents As Well As Real Dog, Study Finds.» ScienceDaily. ScienceDaily, 26 February 2008
-Christoph Salge, Daniel Polani. Empowerment As Replacement for the Three Laws of Robotics. Frontiers in Robotics and AI, 2017