Frente al impacto del COVID-19 en los mercados, la financiación participativa se presenta como una alternativa de inversión para aquellos ahorradores particulares que ven cómo sus inversiones directas en acciones o a través de fondos menguan ante las caídas generalizadas. De acuerdo con Housers, las diferentes alternativas que ofrece la financiación participativa permiten limitar los efectos negativos en las rentabilidades actuales.
Teniendo en cuenta que la volatilidad se convertirá en la protagonista de los mercados en los próximos meses y que los inversores tendrán que estar sujetos a cambios bruscos en los índices, por el clima de inestabilidad propiciado por la crisis sanitaria a nivel global, la plataforma de financiación participativa señala seis claves que convierten esta alternativa en una herramienta contra la volatilidad.
1. Inversiones descorrelacionadas del comportamiento de los mercados
“Las rentabilidades de los proyectos de financiación participativa no están directamente relacionadas con los vaivenes en los mercados, lo que protege a los inversores en momentos como el actual, donde las bolsas están experimentando caídas pronunciadas”, aseguran desde Housers. El Ibex 35 se ha dejado en las dos últimas semanas un 30% de su capitalización.
Además, los analistas aseguran que la volatilidad se convertirá en la verdadera protagonista de los mercados en los próximos meses. Estas caídas pueden provocar pérdidas sustanciales en aquellos inversores con una alta exposición a renta variable, hasta ahora refugio para los que buscaban rentabilidades aceptables, en un entorno de tipos bajos y con los vehículos de renta fija ofreciendo escaso rendimiento. Se trata de una inversión que, por su tipología, está más cercana a la economía real.
2. Permite diversificar inversiones
Desde Housers subrayan que la financiación participativa se configura como una de las alternativas de inversión óptima. Esta alternativa permite diversificar las inversiones en diferentes proyectos, desde cantidades reducidas y con rendimientos que no están ligados a los vaivenes de los mercados.
En consecuencia, se trata de una alternativa para diversificar al máximo la inversión, de forma que las posibles pérdidas por impago de un proyecto se cubran con las ganancias de otros. “El inversor en esta modalidad puede simular una estrategia similar a la de una cartera de fondos, pero eligiendo proyectos de financiación participativa con diferentes niveles de riesgos en función del perfil de cada uno”, aseguran desde la plataforma.
3. Scoring para proteger al inversor
Por otro lado, las probabilidades de impago en estos proyectos están cubiertas en la medida en que se realice un correcto scoring de cada proyecto. En el caso de Housers, “todos los proyectos son cuidadosamente seleccionados atendiendo a unos severos criterios a través de una empresa externa especializada que analiza el riesgo de cada operación gracias a un sistema específico y exigente de scoring”, subrayan.
4. Inmediatez en las inversiones
Además, por su tipología, este tipo de inversiones se pueden realizar de manera prácticamente instantánea, con un acceso rápido a la plataforma y un procedimiento fácil y sencillo, donde el inversor elige cuándo quiere invertir y en qué proyectos.
5. Supervisado por el regulador
Asimismo, las plataformas registradas y sujetas a supervisión de la CNMV deben garantizar que los pequeños inversores, aquellos a los que la ley se refiere como no acreditados, no puedan acumular más de 10.000 euros.
6. Una opción interesante de rentabilidad y riesgo
Por último, la descorrelación con los mercados tradicionales la convierten en una opción intermedia entre rentabilidad y riesgo. “Una alternativa que capea la alta volatilidad de la Bolsa, la escasa rentabilidad de los depósitos bancarios y una renta fija en mínimos históricos, en la que el retorno de la inversión ronda el 0%, por lo que los beneficios son casi inexistentes para el inversor, que incluso puede perder dinero con el pago de comisiones”, aseguran desde Housers.