En los últimos años, el vino de alta gama ha pasado de ser un deseado objeto de colección o placer personal a convertirse en un activo rentable dentro de las estrategias de inversión. Este cambio no es casualidad: la naturaleza limitada de las botellas de vino premium, unida a una demanda creciente por parte de conocedores e inversores globales, ha generado un aumento significativo en los precios y en la rentabilidad de este tipo de inversiones.
Al igual que el arte o los relojes de lujo, el vino ha demostrado ser una inversión que puede resistir a las fluctuaciones del mercado financiero tradicional. Según comenta Jordi Martret, director de inversiones de NORZ Patrimonia, referente en asesoramiento patrimonial en España que actualmente gestiona un patrimonio superior a los 600 millones de euros, “la diversificación permite mitigar riesgos al distribuir el capital en diferentes tipos de activos, lo cual es esencial para construir un portafolio sólido”. El vino, en particular, ha ganado terreno como una opción atractiva para quienes buscan equilibrar su portafolio y protegerse de los vaivenes del mercado.
Invertir en vino puede ser muy rentable, pero requiere precaución e información. La calidad, longevidad y rareza del vino son factores fundamentales al tomar decisiones de inversión. Tampoco podemos olvidarnos de la calidad de una cosecha, que varía de un año a otro, y el clima junto a las características topográficas de los viñedos. Hay que tener muy en cuenta a las cuatro guías de puntuaciones más respetadas del sector: Guía Parker, Guía Peñín, Guía James Suckling y Guía Tim Atkin.
Sin embargo, también hay otros elementos clave que influyen en su potencial de revalorización, como la oferta y la demanda del mercado. “Como cualquier activo viene dado por la oferta y la demanda, si combinas un buen vino de prestigio con una gran añada y además existe un número de botellas limitadas, ese vino tenderá a tener un precio elevado”, comenta Martret sobre los principales factores que determinan el valor de una botella de vino en el mercado de inversiones.
Riesgos y recompensas de invertir en vino
NORZ Patrimonia destaca que una inversión exitosa en vino, o en cualquier activo alternativo, requiere una planificación cuidadosa. Las inversiones en vinos de alta gama suelen ser de largo plazo y requieren un nivel significativo de capital, lo que las hace más accesibles para grandes patrimonios. Además, la falta de liquidez inmediata en este tipo de inversiones significa que los inversores deben estar preparados para mantenerlas a largo plazo. “Cuanto mayor sea el patrimonio, más peso puede dedicarse a inversiones en activos alternativos”, asegurar Martret.
Si lo comparamos con otros activos como acciones, bonos o bienes inmuebles, el vino no depende en tanta medida de factores macroeconómicos sensibles al nivel de tipos de interés. “El producto de lujo y los vinos de alta calidad tienen una clientela poco sensible a la economía porque la oferta suele ser muy limitada y la demanda supera a la oferta incluso en épocas de crisis. Pero es muy importante ser muy selectivo e ir de la mano de un enólogo porque un vino muy exclusivo aguantará muy bien las crisis, pero otro de menor calidad y con una oferta de botellas más eleva en circulación puede caer en valor”, comenta Martret.
El director de inversiones de Norz Patrimonia comenta que “según el índice Liv-Ex Fine Wine Index, que recoge los precios de las añadas de 2011 a 2020 de Lafite Rothschild, Margaux, Mouton Rothschild y Haut Brion y de las añadas 2006-2015 de Latour, se destaca que en los últimos 22 años sus vinos se han revalorizado un 300%”.
El futuro de la inversión en vino
A nivel global, el interés por las inversiones alternativas está en auge, y el vino se posiciona como un activo atractivo dentro de este nicho. NORZ Patrimonia anticipa que, con el tiempo, el vino podría dejar de ser una opción exclusiva para grandes patrimonios y volverse más accesible para inversores tradicionales. “A medida que más personas buscan diversificar sus carteras, las inversiones alternativas, incluyendo el vino, jugarán un rol cada vez más importante en las estrategias de inversión”, asegura Jordi Martret.
En definitiva, invertir en vino no sólo es una forma de diversificar el portafolio, sino también de preservar el valor a largo plazo en un mercado cada vez más globalizado y con una demanda constante. Para aquellos que buscan rendimientos estables y un activo con atractivo intrínseco, el vino es una opción que no debe subestimarse, defienden los expertos.