En opinión de BlackRock, los inversores se enfrentan a una nueva era también a la hora de invertir en los mercados privados. “Hay pocas razones para amar 2022. Fue un año que trajo consigo convulsiones en los mercados, inestabilidad geopolítica y condiciones económicas que pocos podrían haber previsto. Aunque se espera que 2023 traiga consigo algunas turbulencias, en BlackRock Alternatives las perspectivas para el nuevo año son de un cauto optimismo”, afirma Edwin Conway, Global Head de BlackRock Alternatives, en el último informe presentado por la gestora.
Según reconoce el experto, “la incertidumbre a corto plazo presenta una oportunidad para que los inversores alcancen sus objetivos a largo plazo, al seguir invirtiendo en tendencias mundiales duraderas como la transición a una economía con bajas emisiones de carbono, la adopción cada vez mayor de tecnología y los cambios demográficos emergentes”.
En este sentido, destaca que cada vez son más las empresas que acuden a los mercados privados para cubrir sus necesidades de capital y financiación, lo que amplía el campo de inversiones potenciales. “La historia nos dice que, incluso en periodos de turbulencias, los activos privados pueden obtener buenos resultados en términos absolutos y relativos. Aunque somos conscientes de los retos que pueden surgir, somos optimistas y creemos que una red mundial de relaciones, un riguroso proceso de selección y un sofisticado análisis de riesgos pueden ofrecer a los clientes lo mejor de los mercados privados, independientemente del ciclo del mercado”, añade Conway.
Según el último informe de la gestora, las oportunidades de este año vendrán justamente al calor de este nuevo entorno de mercado con inflación, tipos y volatilidad más elevados. A esto hay que sumar que, en su opinión, el papel de los activos privados en una cartera es más importante que nunca, ya que muchos están en una posición única para aprovechar las importantes tendencias mundiales.
“Vemos la incertidumbre a corto plazo como una oportunidad para seguir invirtiendo en megatendencias a largo plazo, como la transición neta a cero: los inversores desempeñarán un papel fundamental en la reorientación de los flujos de capital para financiar la transición a una economía con bajas emisiones de carbono. También observamos una aceleración de la adopción de tecnología a escala mundial, un crecimiento de la atención sanitaria y cambios demográficos impulsados por la evolución de los estilos de vida y las preferencias”, señala el documento.
Entre las conclusiones que presenta, apunta que justamente esa mayor recurrencia de las empresas a los mercados privados en busca de capital está creando oportunidades para adquirir activos de alta calidad a múltiplos atractivos. “Aunque el efecto denominador ha provocado un aumento de las asignaciones a los mercados privados en relación con las participaciones públicas, animamos a los clientes a contemplar sus carteras desde una perspectiva de futuro. Creemos que las próximas añadas de fondos están bien posicionadas para aprovechar la nueva dinámica del mercado”, argumentan.
Sobre las perspectivas que la gestora tiene para los diferentes activos de los mercados privados, destaca que en renta variable privada ve la oportunidad de invertir en flujos de caja persistentes a múltiplos atractivos: los sectores resistentes, como la sanidad y la tecnología de lucha contra la inflación, ofrecen distintas formas de jugar en ciclos múltiples”,
En el caso de las infraestructuras, tan populares en estos dos últimos años, BlackRock explica en su informe que la crisis energética, combinada con la transición a una economía con bajas emisiones de carbono, pone de relieve la necesidad de invertir en tecnologías asequibles, viables y limpias. “La estructura de estas inversiones será esencial para mitigar los riesgos relacionados con la innovación tecnológica, los impuestos extraordinarios, la volatilidad de los precios y las políticas regionales”, matiza.
Sobre el real estate el informe señala que las exigencias de los cambios demográficos, la desglobalización y los edificios energéticamente eficientes no han desaparecido, aunque la inversión se haya ralentizado. Y reconocen: “Esperamos una nueva revalorización de los activos en 2023, pero creemos que los inversores que sepan identificar los puntos dulces regionales y temáticos encontrarán un conjunto de oportunidades atractivas”.
Por último, señala que los diferenciales del crédito privado, junto con la subida de los tipos de interés, han aumentado la rentabilidad potencial. Pero matizan que existen dudas sobre la capacidad de las empresas para hacer frente a los costes más elevados. Una conclusión relevante es que la gestora considera que las normas y las estructuras sólidas de suscripción que existen para este tipo de activo hace que sea más sencillo para los inversores entender la inversión.
En este sentido el informe indica: “Consideramos que el apoyo de los patrocinadores de capital privado y la flexibilidad de los proveedores de deuda privada son fundamentales para garantizar que las estructuras de capital de las empresas estén optimizadas para la proporción adecuada de capital y deuda. Cuando no sea así, puede volver a surgir una oportunidad para situaciones especiales y distressed. Nuestro flujo de operaciones en los mercados privados ha sido constante, con el tercer trimestre a un nivel similar al del mismo periodo de 2021, en parte como resultado de un mayor uso del crédito privado, así como de la aceleración de la inversión en infraestructuras”.
Por último, sostienen que empiezan a ver oportunidades de mayor calidad en el mercado secundario, ya que algunos inversores se ven obligados a vender carteras. “Dado el largo periodo de tiempo que transcurre entre la decisión de vender un activo de capital riesgo y la venta, esperamos más oportunidades de este tipo en 2023”, señala el informe.
Ventajas para las carteras
De cara a este año, BlackRock considera que los activos privados ofrecen potencialmente una mayor relación riesgo-recompensa. “Teniendo en cuenta que el periodo de inversión de una nueva añada de un fondo puede extenderse de uno a tres años, la perspectiva de valoraciones de entrada más bajas es una cualidad atractiva en estos momentos”, sostienen.
El informe explica que la naturaleza focalizada de las carteras de mercados privados, que tienen relativamente pocas inversiones, contribuye a una mayor dispersión de la rentabilidad y prima la selección de gestores. Según su experiencia, los activos privados pueden utilizarse para diversos fines en una cartera, y de forma complementaria a las participaciones públicas. “La mera amplitud de las inversiones en el mercado privado permite la búsqueda de rentas defensivas o el crecimiento a largo plazo, con un número diverso de motores fundamentales de rentabilidad”, defiende el documento.