La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advierte que cada vez son más frecuentes situaciones en las que los consumidores ven como los productos que compran dejan de funcionar o tienen problemas al poco tiempo de su adquisición, en muchas ocasiones justo después de que acabe el periodo de garantía.
Frente a tiempos pasados donde los electrodomésticos duraban mucho más, actualmente el mercado de productos de alta tecnología y electrodomésticos ya no se centra en la durabilidad, sino en incitar al consumidor a hacer lo antes posible su próxima compra. La realidad nos dice que familias compran lavadoras, teléfonos móviles o televisores que duran menos que el dispositivo al que reemplazan.
Bien sea porque se usen materiales de inferior calidad, se ensamblen sin pensar en el desmontaje, porque la reparación se convierte en una opción imposible, el software esté programado para hacer que los dispositivos sean inutilizables o no haya recambio de los accesorios, el efecto directo es el incremento del coste para para las familias porque los dispositivos electrónicos se producen con menos calidad y duración de lo que se hacían con anterioridad, además de la generación de residuos innecesarios que tienen un difícil tratamiento.
La Comisión Europea, consciente de este problema ha aprobado de forma reciente diferentes normativas que tienen como objetivo combatir la obsolescencia prematura que tienen un importante coste para los consumidores y un fuerte impacto en el medio ambiente y la economía europea.
Para combatir ese problema, el pasado 1 de mayo de 2019, un consorcio de grupos de consumidores, investigadores y empresas de reparación comenzó su colaboración en un nuevo proyecto Horizonte 2020 llamado PROMPT “PRemature Obsolescence Multi-stakeholder Product Testin Programme».
El objetivo principal del proyecto es desarrollar un programa de pruebas para apoyar la evaluación de la durabilidad de los productos de consumo que están en el mercado a disposición de los consumidores. Para documentar el problema, varias organizaciones de consumidores europeas como (Test-Achats de Bélgica, Altroconsumo de Italia y Deco de Portugal), ponen en marcha este “Barómetro de Obsolescencia Prematura” una herramienta que recogerá datos reales de los consumidores relacionadas con los productos electrónicos y electrodomésticos que de forma prematura dejan de funcionar.
OCU pide la colaboración de los consumidores que han sufrido fallos y averías en sus productos para que a través de la herramienta puedan aportar casos que sirvan para evaluar la durabilidad y la reparabilidad de los productos. «Cuantas más quejas recibamos mejor podremos documentar el fenómeno haciendo visible un problema que nos afecta a todos, pero que es difícil de probar de manera individual», ha señalado la OCU.
Además de la recopilación de casos, el proyecto se dedicará a estudiar fórmulas para incentivar a los consumidores a no cambiar antes de tiempo sus productos, a reparar los productos y también promover el uso de productos de segunda mano.