Diez años de tipos de interés reales y nominales abismalmente bajos, combinados con el «miedo a perderse algo», llevaron, en opinión de los expertos de Allianz Global Investors, a los inversores a elevar las valoraciones en los mercados públicos y a aceptar la prima de iliquidez ofrecida en algunos mercados privados. Además, 2022 fue un año crucial, en el que el aumento de los costes ha perjudicado a las empresas de todo el mundo y los intentos de los bancos centrales por controlar la inflación han hecho surgir el fantasma de una recesión mundial.
Según Emmanuel Deblanc, director mundial de Mercados Privados de Allianz GI, los mercados privados han tenido una década estelar de crecimiento. “La dislocación observada en los mercados públicos en 2022 y la demanda de capital en el sector energético debería dar a los inversores otra oportunidad para entrar en algunos mercados privados en condiciones atractivas. La experiencia y el conocimiento de estos mercados serán más importantes que nunca mientras la incertidumbre siga siendo elevada”, afirma.
En su opinión, el repentino aumento de los tipos y los diferenciales que provocó los rendimientos negativos en los mercados públicos observados en 2022 también ha reducido, y en algunos casos eliminado, la prima de los mercados privados, dado que éstos suelen ir por detrás de sus homólogos públicos. “El despliegue en los mercados privados se ha ralentizado y hemos llegado a una encrucijada: se necesita más tiempo para acordar el valor en este nuevo contexto. Sin embargo, los mercados privados se han convertido en un universo global, muy diversificado y heterogéneo en el que creemos algunos subsectores ofrecen a los inversores valor relativo y absoluto en un contexto macroeconómico complejo”, explica. En este sentido, Deblanc considera que las condiciones se están reajustando, pero a un ritmo incoherente.
Pese a este proceso, la gestora considera que los mercados privados presentan oportunidades interesantes. En concreto, consideran que los principales temas de inversión para 2023 en este clase de activos tienen que ver con el crédito privado, las coinversiones y secundarias dirigidas por GP, y las infraestructuras en todo su estructura de capital.
Las oportunidades
En deuda privada, Deblanc destaca tres áreas: préstamos europeos de mediana capitalización; financiación comercial y deuda de infraestructuras. “Vemos que los bancos buscan soluciones para reducir sus balances al tiempo que tratan de conservar los negocios generadores de comisiones vinculados al crédito bancario. Sin embargo, algunas entidades pueden tener dificultades para reducir simultáneamente sus balances y mantener al mismo tiempo estos negocios generadores de comisiones relacionados. 2023 podría ser otro año para los mercados de crédito europeos en el que los bancos se retiren aún más de la concesión de préstamos en el espacio sin grado de inversión, impulsados por el aumento del coste de capital de los propios bancos y las oportunidades para los bancos de ganar dinero más fácilmente en segmentos más seguros en un entorno de tipos más altos”, explica.
Además, destaca que en el segmento de deuda comercial, hasta la fecha, el rendimiento de estas estrategias ha sido sólido y estable en mercados volátiles. “Aunque la importancia de los gestores capaces de minimizar las pérdidas relacionadas con el fraude y evitar contrapartes de alto riesgo y manchadas se ha visto ilustrada por algunos escándalos de gran repercusión en el subsegmento de financiación de la cadena de suministro de la financiación del comercio”.
Sobre su segunda apuesta, las coinversiones y los fondos secundarios, liderados por GP, los expertos de Allianz consideran que que el mercado está en un momento difícil para la captación de fondos y los ajustes de cartera por parte de los inversores, en lugar de un colapso del mercado con dislocaciones masivas. “Por lo tanto, esperamos que los GP alarguen sus periodos de inversión a través de co-inversiones y, por lo tanto, se vuelvan más dependientes de socios grandes y de confianza para realizar transacciones, en lugar de confiar únicamente en la amplia distribución posible en mercados más blandos”, comenta Deblanc.
Por último, su visión sobre las oportunidades que hay en infraestructuras es clara: “Son muchos los factores que respaldan nuestra convicción de que este es un sector al que conviene exponerse más”. En primer lugar, señala las enormes necesidades de capital del sector energético, tanto para la transición energética como para la seguridad, que antes podían considerarse a lo largo de varias décadas, ahora se cuentan en años.
“Los activos de infraestructuras suelen tener características y protecciones contractuales que permiten sortear periodos de alta inflación. Próximamente podría haber más transacciones que ofrezcan cierta diversificación de un mundo corporativo que podría verse sometido a presiones como resultado de la inflación que comprime los márgenes y de un contexto de bajo crecimiento. Los inversores tienen muchas formas de entrar en esta clase de activos: renta variable, alto rendimiento o crédito con grado de inversión, por lo que pueden elegir su lugar en la estructura de capital, la región o la duración”, apunta.
En su opinión, el crédito para infraestructuras en Asia tiene potencial para seguir ofreciendo valor. “La región sigue creciendo y construyendo energías renovables; el mercado es complejo y, por tanto, propenso a soluciones crediticias a medida; la reorganización de las cadenas de suministro ha generado oportunidades en todo el Sudeste Asiático. El sector de las infraestructuras ha seguido ofreciendo oleadas de oportunidades, pero es la magnitud de esta última oleada lo que la hace única”, concluye Deblanc.