Los family offices miran hacia las inversiones alternativas, mientras que la planificación de la sucesión y la ciberseguridad siguen siendo riesgos clave para la industria. Estas son las principales conclusiones del informe «2024 Global Family Office Report» de JP Morgan.
En definitiva, el estudio desvela que los family offices están ampliando el conjunto de oportunidades de sus carteras de inversión, puesto que la cartera media cuenta actualmente con una asignación del 45,7% en activos alternativos. Además, constata que muchos family offices asumen una mayor proporción de riesgo de liquidez en sus carteras de lo que solían, a pesar de que la renta variable y la renta fija siguen presentes de forma consistente: la primera supone, de media, un 26% de las posiciones y la segunda, el 20%.
Según el informe, los family offices más grandes tienden a contar con las mayores asignaciones a activos alternativos. Sin embargo, este porcentaje sólo oscila entre el 43,9% de las que tienen entre 50 y 500 millones de dólares de activos bajo supervisión y el 47,3% de las que tienen 1.000 millones de dólares o más.
Asimismo, el estudio muestra que los objetivos de rentabilidad se sitúan en torno al 11% de media. Aunque los family offices estadounidenses, que constituyen una gran parte de los inversores encuestados, son menos propensos a tener un objetivo de rentabilidad que sus homólogos del resto del mundo. Según la firma, esto puede reflejar el cambio de los family offices hacia los alternativos, en un intento de lograr mayores rendimientos a largo plazo, así como los antecedentes de muchas familias en el sector de la construcción y su capacidad para invertir en consonancia con esta experiencia.
Según la encuesta de JP Morgan, los costes operativos medios de las family offices ascienden a 3,2 millones de dólares anuales (aunque la mediana es de 1,3 millones), y se observa una creciente profesionalización en todo el sector. Las family offices más pequeñas y medianas son más propensas a externalizar la gestión de inversiones, mientras que sólo el 20% de los family offices con 1.000 millones de dólares o más en activos bajo supervisión lo hacen.
Los principales retos a los que se enfrentan las family offices son los relacionadas con la ciberseguridad (40%), la gobernanza familiar y la planificación de la sucesión (31%) y la educación sobre el patrimonio familiar (31%). Una cuarta parte de los encuestados declaró haber sufrido una brecha de ciberseguridad o un fraude financiero, pero el 20% no cuenta con medidas de ciberseguridad.
Asimismo, las familias siguen controlando firmemente la toma de decisiones de inversión. Casi el 90% de los encuestados reconoce que los miembros de la familia están estrechamente implicados en las decisiones de inversión, y casi la mitad afirma que las toma el director de la familia. Esto es aún más cierto en Estados Unidos, con un 56% frente a un 26% a escala internacional.
Más allá de los balances financieros, «muchas familias están empleando estratégicamente sus family offices para construir una unidad familiar más fuerte y garantizar el éxito a través de las generaciones», según recoge el informe. Casi el 70% menciona la planificación de la sucesión y la preparación de la nueva generación como un objetivo de la family office, y casi dos tercios de las mismas han implantado algún tipo de estructura de gobierno.
«Una conclusión constante es que las family offices siguen presentándose en todas las formas y tamaños. Aunque este fenómeno siempre ha sido cierto, lo es aún más hoy en día, con un número creciente de familias más jóvenes y pequeñas que emplean marcos de family office», según recoge el informe en su carta de presentación.