Daniel Pingarrón, Sales Manager de Natixis IM en Iberia, asegura que los activos ilíquidos no deben faltar en las carteras de inversión, sea cual sea el contexto de mercado. Fundamentalmente, porque puede suponer un mejor comportamiento para la tradicional cartera 60/40 que empezó a remontar el año pasado. Es partidario de democratizar este tipo de activos, pero también recalca en este sentido que es imprescindible una buena planificación, prudencia y una buena comprensión de las características y condiciones de este tipo de activos por parte del inversor. Deuda privada, infraestructuras relacionadas con la transición energética y algunas estrategias de private equity, como secundarios o coinversiones, presentan mejores perspectivas dentro del amplio universo de los alternativos, a juicio de Pingarrón.
¿Es momento de estar en activos alternativos, en general?
Pensamos que los activos alternativos, tanto líquidos como ilíquidos, deben tener una asignación estratégica y perenne en las carteras, independientemente del entorno de mercado. Tal vez éste pueda definir sobreponderaciones o infraponderaciones, pero no cuestionar su presencia básica. De cara a los próximos meses, con la renta variable marcando máximos históricos en muchos casos, los spreads de crédito en su mayor nivel de compresión desde 2010, un entorno de bajada de tipos de interés y la posibilidad de que la volatilidad -bastante reducida- repunte al alza, al igual que la dispersión de activos, nos parece que podría tener sentido la sobreponderación de este tipo de activos.
Además, y como destacamos en la última edición del Barómetro de Carteras Españolas, elaborado por Natixis IM Solutions, los niveles de inflación de los últimos años han dado lugar a un aumento de la correlación entre la renta variable y la renta fija, dificultando así la diversificación y dando más razones a los inversores para incluir activos alternativos en sus carteras. En el actual entorno de tipos de interés más altos e incertidumbre acerca del crecimiento y la inflación, las estrategias alternativas líquidas pueden aportar gran diversificación a las carteras.
¿Qué porcentaje de la cartera debe estar posicionado en alternativos para que sea una cartera verdaderamente descorrelacionada?
Debemos distinguir entre activos alternativos líquidos e ilíquidos. Además, ambos tienen tendencias dispares en cuanto a su presencia en las carteras. El peso en alternativos líquidos se ha venido reduciendo en los últimos años. Por ejemplo, a comienzos de 2018, la cartera conservadora media española tenía más de un 9% de asignación a fondos alternativos líquidos. A finales de 2023, esta cifra había caído al 3,5%. Los alternativos ilíquidos, por el contrario, han venido aumentando, si bien, existe bastante potencial por recorrer para que las carteras de inversores particulares españoles igualen su exposición a la de los inversores profesionales o institucionales o a las de otros inversores particulares en otros países europeos -por encima del 10%-.
Aunque es cierto que la construcción de carteras 60/40 parece haber recuperado la confianza de algunos inversores tras su buen comportamiento en 2023, los niveles de inflación de los últimos años han dado lugar a un aumento de la correlación entre acciones y bonos, dificultando así la diversificación de la cartera 60/40 y dando más razones a los inversores para incluir también activos alternativos en sus carteras. Es por esto por lo que el 65% de los inversores institucionales encuestados por Natixis IM a cierre de 2023 creía que, a pesar de las oportunidades que ahora presentan los mayores rendimientos de la renta fija, una cartera compuesta por 60% de renta variable, 20% de renta fija y 20% de alternativos obtendría un mejor comportamiento que la cartera 60/40 tradicional en 2024.
¿Cómo valora el apetito del inversor español por este tipo de activos? ¿Qué segmentos del mercado de alternativos resultan más atractivos para los inversores españoles?
En estrategias alternativas líquidas, destacaríamos estrategias de baja volatilidad o volatilidad moderada de retorno absoluto de renta fija (long/short), o renta variable. En estrategias ilíquidas, pensamos que el entorno actual puede favorecer mucho a la deuda privada -dado su componente flotante y la predictibilidad en sus flujos-, especialmente senior. También vemos espacio para las infraestructuras relacionadas con la transición energética y para algunas estrategias de private equity, como secundarios o coinversiones.
¿Qué segmento presenta más reticencias?
Sobre los activos que ahora mismo parecen más alejados del foco de los inversores, destacaría las estrategias inmobiliarias o el venture capital.
¿Qué pasa con el private equity? ¿Por qué no termina de despegar? ¿Qué necesita, además de que se confirmen las bajadas de tipos de la Fed, para que remonte el vuelo?
El private equity es con mucha diferencia el activo alternativo más maduro en España. En 2022 y 2023, el mercado ha estado muy parado, y el apetito que ha sobrevivido se ha centrado mucho en estrategias secundarias. La fuerte subida de tipos, caídas en las valoraciones, el colapso del mercado de fusiones y adquisiciones y el corporate finance, el efecto denominador, el retraso en las distribuciones, la extensión en la vida de los fondos, la subida del atractivo relativa de la renta fija tradicional están entre las principales razones que explican el menor apetito en estos últimos años. Sin embargo, esto es algo que probablemente ya ha comenzado a revertirse.
¿Hay signos de iliquidez en algún segmento de la inversión alternativa?
Al hilo de esta pregunta, debemos hablar también de la nueva tendencia de inversión alternativa semi líquida o evergreen, consistente en la mezcla de activos ilíquidos con otros líquidos, teniendo el inversor la posibilidad de usar ventanas de liquidez para salirse de la inversión. El riesgo o problema aquí reside en que dichas ventanas de liquidez suelen estar condicionadas, tanto a las circunstancias de liquidez del mercado, como al deseo del resto de inversores del fondo para salirse en el mismo momento. Por eso, deben ser consideradas como estrategias con “una posibilidad de liquidez limitada y condicionada”.
¿Está de acuerdo con la democratización de los activos alternativos? ¿Por qué?
Sin duda, si bien no perdiendo nunca la perspectiva. Parece justo que los inversores de a pie, más humildes, puedan beneficiarse del acceso a activos atractivos que históricamente han estado limitados a inversores institucionales y profesionales, y que les pueden ayudar a aumentar la rentabilidad, reducir la correlación e incluso el riesgo de su cartera. Pero sin olvidar el precio a pagar: la falta de liquidez, que debe ser bien estudiada en el contexto de toda una cartera, y cruzada con las posibles necesidades de disponibilidad del capital por parte de los inversores. Una buena planificación, la prudencia y la buena compresión de las características y condiciones de este tipo de activos, son esenciales.
¿Cómo valora la educación financiera relacionada con la inversión en activos alternativos? ¿Es un factor de máxima relevancia o un mero complemento? ¿Por qué?
Creo que resulta un factor de máxima relevancia, por las razones antes mencionadas: la inversión alternativa ilíquida cuenta con enormes ventajas, pero con un inconveniente nuclear que es imprescindible comprender bien y tener muy en cuenta. La industria está cambiando, nuevas generaciones de productos de inversión están llegando a los inversores minoristas, y es muy importante que todas las entidades que formamos esta industria hagamos la máxima pedagogía en explicar bien las oportunidades y los riesgos.