Los fondos de inversión apuestan por Latinoamérica debido a su incalculable potencial en infraestructura, y en especial en el desarrollo del sector inmobiliario, dado que la región avanza hacia la urbanización a un ritmo acelerado, pero aún existe un déficit que debe ser resuelto con un enfoque de competitividad, innovación y sostenibilidad partiendo desde la financiación.
Hoy la región presenta un abanico de opciones para los fondos de inversión por el tamaño de su mercado y las crecientes necesidades en materia de infraestructura, si se tiene en cuenta que la urbanización de Latinoamérica y el Caribe ya alcanza el 81% y en África es de apenas el 43%. Cerrar las brechas de financiación y generar oportunidades de crédito le permitirían a este continente desarrollar su industria inmobiliaria de forma sostenible y equitativa, dado que “nueve de cada 10 viviendas de América Latina y el Caribe son de baja calidad”.
La tasa de cambio favorable para los inversores que negocian en dólares, sumado a un progreso general en las condiciones para hacer negocios y la estabilización del índice de inflación en países como Panamá (0,8 % al cierre de 2018), Perú (2,19 %), Chile (2,6 %) o Colombia (3,18 %), son algunos de los aspectos que ponen de nuevo a la región en el radar de los fondos de inversión.
Además, Latinoamérica se ha mostrado resiliente frente a las dificultades y se espera que la economía crezca un 2 % este año gracias a una mejor dinámica del sector externo y el fortalecimiento de la inversión. De hecho, con el cambio de Gobierno en varios países se prevé un giro hacia políticas de mayor apertura y protección al sector corporativo, lo que conducirá a que la inversión extranjera directa (IED) se incremente 2,9% este año.
La respuesta es la financiación
Latinoamérica tiene en la actualidad carencias en infraestructuras de primera necesidad como vivienda, lo cual ha sido atendido en varios de los países con subsidios y otros programas estatales.
En un artículo firmado por el especialista en urbanismo Robert Muggah y replicado en el portal web del Foro Económico Mundial (WEF, en inglés), se explica que superar esta brecha de infraestructuras básicas requerirá aumentar la inversión del 3 al 5 % del producto interno bruto (PIB), lo que representaría un gasto de unos 180.000 millones de dólares al año para Latinoamérica.
Sin embargo, además de esas obras consideradas prioritarias existe un mercado paralelo creciente que también está demandando infraestructuras para un sector inmobiliario de más alto nivel con hoteles de lujo o complejos de oficinas de trabajo colaborativo que están en la mira de los fondos de inversión.
Una oportunidad latente
La empresa de educación inmobiliaria FortuneBuilders explica que Latinoamérica se encuentra en “las etapas iniciales del ciclo inmobiliario”. De hecho, “el mercado (inmobiliario) estadounidense tiene una capitalización de alrededor de 1 billón de dólares, mientras que Latinoamérica alcanza los 75.000 millones de dólares”. “Desde un punto de vista de crecimiento y desarrollo, su perfil puede compararse con el de los Estados Unidos desde principios hasta mediados de los años ochenta”, señala FortuneBuilders.
Según argumenta Muggah, las ciudades latinoamericanas “tienen una verdadera oportunidad de despegar en el siglo XXI”, por lo que será “fundamental” la planificación y el liderazgo.
“Las ciudades latinoamericanas están luchando para atraer financiamiento para el desarrollo de la ciudad, pero esto no se debe a la escasez de dinero en el sistema global. De hecho, hay una gran cantidad de capital internacional disponible: al menos 7,4 billones de dólares son mantenidos solo por fondos soberanos”, afirma.
Solo por citar unos ejemplos, en el negocio de las oficinas se puede mencionar un estudio de la firma estadounidense JLL en el que estimó que para 2018 en México se iban a sumar 818.000 metros cuadrados adicionales a la oferta existe, en Sao Paulo 251.000, en Bogotá 246.000, en Lima 191.000 y en Chile 178.000.
Latinoamérica vive hoy un “boom” del emprendimiento que ha provocado que más empresas jóvenes demanden no solo nuevos espacios de trabajo innovadores sino también diversas fuentes de financiación. BBVA cita diversas fuentes para afirmar que “en 2017 aterrizaron en la zona más de 1.100 millones de dólares de capital riesgo” y “se espera que al cierre de 2018 la suma” llegase a los “2.500 millones de dólares”.
Esta creciente demanda de infraestructuras y su financiación es capitalizada por FlexFunds, que además de tener varios casos de éxito en el negocio de la securitización de activos, crowdfunding inmobiliario, fideicomisos de inversión, entre otros, ha servido de plataforma para la financiación de grandes proyectos de infraestructura soportándose de herramientas tecnológicas y explotando el potencial de negocios de nicho en varios territorios de América.
Con todo este portafolio de servicios enfocado en la industria inmobiliaria, FlexFunds es un puente entre los desarrolladores de la industria inmobiliaria y los inversionistas, ayudando a resolver los desafíos que enfrentan ambos los desarrolladores para levantar capital, como los inversores y para invertir eficientemente en desarrollos inmobiliarios en Latinoamérica.
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